Mentiras arriesgadas
Cuando estas polémicas se suscitan suele cuestionarse, con gran irresponsabilidad y desde la ausencia de rigor y de fundamentos objetivos, la credibilidad de las víctimas y ésta es tal vez la cuestión más preocupante y grave. Denota, claro está, la persistencia de la misoginia y el empecinamiento interesado en alimentar el tópico de la perversidad femenina, pero su consecuencia inmediata y más preocupante es la probable influencia en la decisión de aquellas mujeres que pueden estar sopesando poner punto y final a una relación violenta por temor a no ser creídas.
Quienes tenemos responsabilidades en la lucha contra la violencia de género debemos actuar con rigor y desmontar las falsedades tejidas para frenar el progreso de nuestra sociedad hacia la equidad y la libertad de las mujeres. Tan sólo en una de las de 530 sentencias analizadas por el Observatorio de Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial se encontraron indicios de falsedad.
Los datos hablan por sí solos y son éstos, con toda su contundencia, los que preocupan y ocupan al Instituto Asturiano de la Mujer: en torno al 80% de las mujeres asesinadas cada año por sus parejas y ex parejas no habían denunciado su situación; a día de hoy, por ejemplo, 16 gijonesas viven en una situación de riesgo extremo y 54 mujeres han sido asesinadas en España a manos de sus parejas.
En este contexto, el concepto de género es clave para abordar y comprender el problema de la desigualdad y la Ley Integral -que, no podemos olvidar, ha sido aprobada por consenso de todos los grupos políticos- es una herramienta fundamental para combatir el maltrato, para proteger a las víctimas y para prevenir el fenómeno, un instrumento basado en la idea de que la violencia contra las mujeres tiene su origen en la desigualdad entre mujeres y hombres.
El cuestionamiento de esta idea, el rechazo a la igualdad entre mujeres y hombres, está en el origen de los argumentos esgrimidos que, a mi juicio, no lo son tanto contra el instrumento, contra la Ley, como contra la idea que la sustenta.
Mi deseo y mi compromiso para 2010 es que sigamos trabajando, si cabe con mayor intensidad, para combatir la violencia de género, para prevenirla y para que cada día más víctimas de la violencia de género decidan acabar con el silencio, para que, como dice la canción de Bebe, rompan el miedo de un portazo y den un paso adelante denunciando al maltratador.
ps :*María Fernández Campomanes es feminista, bloguera y Directora del Instituto Asturiano de la Mujer
ps :*María Fernández Campomanes es feminista, bloguera y Directora del Instituto Asturiano de la Mujer
