Jessica Yee: Desatando la voz y acción de la juventud
La lista de descriptores para Jessica Yee, de 24 años, es extensa pero apta: Dos Espíritus, indígena, feminista hip-hop y activista por la justicia reproductiva. Es de la nación Mohawk, con raíces en la región fronteriza de Canadá y Estados Unidos, y residente de ambos países. Acá conversa con AWID sobre la justicia sexual y reproductiva para la juventud indígena y aborigen.
Como fundadora y Directora Ejecutiva de la Red por la Salud Sexual de Jóvenes Indígenas, Jessica Yee trabaja a favor de una sexualidad saludable,[1] la justicia reproductiva, la competencia cultural y el empoderamiento juvenil en comunidades indígenas y aborígenes.[2] En esta entrevista explica cómo la colonización suprimió las comprensiones indígenas acerca del género, las relaciones sexuales y la sexualidad; por qué la juventud indígena es particularmente susceptible a la violencia y al VIH y sida; y por qué un empoderamiento juvenil culturalmente competente es la vía para avanzar.
AWID: ¿Puedes contarnos más del impacto de la colonización sobre las comprensiones acerca de la sexualidad y cómo te basas en las tradiciones indígenas culturales para recobrar lo que el sexo y la sexualidad significan?
Jessica Yee (JY): Los pueblos indígenas no esperamos a que Cristóbal Colón viniera y nos enseñara sobre el sexo. ¿Por qué no habríamos de suponer que nuestras/os ancestras/os tenían conocimientos y poder sobre sus propios cuerpos en algo tan fundamental? No nos despertamos un día diciéndonos: “Hmmm – ¡Creo que es importante hablar sobre el sexo!” Los pueblos aborígenes hemos creído desde hace mucho tiempo en la sacralidad del sexo.
¿Qué estaban haciendo nuestros pueblos antes de que la medicina clínica y la palabra escrita fueran inventadas? ¿Qué piensa la gente que nuestros pueblos solíamos hacer antes de que hubiera tiendas de juguetes sexuales y pornografía? ¿Que no creíamos en el placer? ¡Como si eso fuera cierto!
A menudo ponemos la cultura y el sexo en dos casillas separadas cuando tratamos de vivir como seres sexuales saludables y llenos de placer en este mundo moderno – y yo me rehúso a hacer eso. Mi cultura me dice tanto sobre mi sexualidad – sobre todo que no debo pedir disculpas por ella.
En nuestro pasado tenemos muchos conocimientos y fortaleza que hoy día podemos recobrar para tener una sexualidad saludable. Sin embargo, hay una gran falta de disponibilidad de recursos culturalmente apropiados que de hecho incluyan nuestras tradiciones. Me siento tan hastiada de ver cómo se presenta a mi propia gente bajo una luz adversa, en especial cuando explotan nuestra sexualidad y se apropian de conceptos y enseñanzas indígenas. Debemos convertirnos en administradores de la información que se difunde sobre nuestros pueblos y no permitir que nadie se adueñe de lo que nuestra gente de hecho inició.
AWID: En lo concerniente a cuestiones de salud sexual y reproductiva, ¿hay impactos diferentes sobre jóvenes indígenas que viven en áreas urbanas en comparación con quienes viven en regiones rurales?
JY: Por supuesto – la geografía determina el acceso a muchísimas cosas. En las áreas urbanas suele haber más servicios debido a que el tamaño de la población es mayor, pero esto no necesariamente significa que los centros urbanos estén del todo mejor que las áreas rurales ni viceversa. Hay muchas cosas que puedes obtener en tu comunidad natal que no están disponibles en la ciudad, como el acceso a tradiciones culturales específicas.
Mucha gente todavía tiene la impresión estereotípica de indígenas que viven en áreas remotas, en reservaciones y carpas. Sin embargo, tanto en Estados Unidos como en Canadá, más de la mitad de las personas indígenas vivimos en centros urbanos – y somos invisibles. En Toronto viven 60,000 indígenas, pero esto nunca lo sabrías al caminar por las calles de la ciudad. Los Ángeles tiene una población indígena[3] identificada de más de 140,000, y allí hay una increíble comunidad indígena urbana. Ahora se habla de crear reservaciones urbanas, donde podrías obtener más servicios de base cultural y comunitaria como los que tendrías en una reservación.
Recientemente participé en una exhibición que examina el significado de ser indígena en la ciudad. Se llamó Indígenas concretos y fue montada por Nadya Kwandibens, fotógrafa de la nación Anishinaabe. En mi fotografía estoy sentada sobre una pila de libros en una librería de mujeres. Cuando vives en la ciudad, a veces la representación que tienes de tu propia nación proviene de libros. Me senté sobre libros feministas regulares con mi bandera de Haudenosaunee [“pueblo de la casa grande”] para decir: “Merezco saber de dónde viene REALMENTE el feminismo. No quiero aprender sobre mi cultura sólo a través de libros”.
AWID: ¿Cómo se ve a las personas LGBTQI dentro de las comunidades indígenas? ¿Hay homofobia en éstas?
JY: Uno de los ejemplos más claros de las maneras en que la sexualidad fue colonizada se evidencia en cómo la homofobia apareció en muchas naciones indígenas y ahora en la sociedad en su conjunto. El inglés es, de por sí, un idioma que confunde y sataniza, y la sociedad dominante acá insiste en que sigamos hablándolo. Este idioma ha creado conceptos binarios como ‘homosexual / heterosexual” y “supremacía / sumisión”, a los que muchas personas en nuestras comunidades sencillamente no se adherían antes de la colonización.
Soy una orgullosa joven Dos Espíritus. “Dos Espíritus” significa tener tanto un espíritu masculino como uno femenino, además de tu propia identidad y preferencias sexuales. Hay quienes afirman que este término fue acuñado a principios de la década de 1990, cuando las personas aborígenes sentimos que el movimiento regular por los derechos LGBTQI no estaba abordando nuestras realidades. Pero el significado de Dos Espíritus ha existido desde tiempos inmemoriales y tiene traducciones directas en numerosos idiomas indígenas. En muchos de estos idiomas ni siquiera hay pronombres de género – las personas simplemente somos personas, y así es como es.
Las personas Dos Espíritus fueron veneradas como líderes, chamanes y sanadores; esencialmente se les respectaba mucho en la comunidad y tenían funciones específicas en las ceremonias espirituales. En el proceso de colonización, los colonizadores iban tras las fuentes de poder dentro de una comunidad – y en muchos casos éstas eran las mujeres y las personas Dos Espíritus.
De modo que aquí va una nota para [Alfred] Kinsey y todos los demás académicos en materia de sexualidad que creen ser revolucionarios en sus teorías: ¡la fluidez del género no es un nuevo concepto en absoluto! Además, no basta con romantizar nuestra historia como pueblos indígenas y pensar que la sexualidad que abarca todo un espectro pudo haber existido hace tantos miles de años y “¡guau, miren cómo lo hacía la gente indígena!” Hasta hace poco tiempo, ésta era la norma y nos la tomábamos en serio. Es hora de hacer un verdadero reconocimiento y tributo. Tal vez nuestras enseñanzas puedan ayudarnos a todas las personas en este mundo extremadamente heteronormativo y patriarcal.
AWID: ¿Cómo está siendo afectada la juventud indígena por las infecciones de transmisión sexual (ITS) y el VIH y sida?
JY: Las ITS y el VIH y sida están teniendo un impacto dramático en la juventud indígena debido a los “factores sociales determinantes de la salud”, que yo prefiero llamar “lo que ya sabemos y hemos vivido por bastante tiempo”. La pobreza, el racismo y un escaso acceso a los servicios influyen en nuestros resultados de salud. Entre la población aborigen de los Territorios Noroccidentales de Canadá vemos tasas de clamidia que son 11 veces más altas que el promedio nacional. Asimismo, más del 25 por ciento de las nuevas infecciones por VIH ocurre en jóvenes aborígenes. En Estados Unidos, los pueblos indígenas representan apenas un poco más del 1 por ciento de la población general, pero tienen la tercera tasa más alta de infección por VIH en el país.
Éstas son precisamente las razones por las cuales necesitamos servicios culturalmente competentes, integrados y pertinentes – no sólo algo que tenga encima una pluma o una rueda de la medicina [4] y se etiquete como ‘nativo’ o ‘indígena’. Lo que me motivó, en parte, a iniciar la Red por la Salud Sexual de Jóvenes Indígenas fue haber visto a mi alrededor y no sentirme representada en la salud sexual y reproductiva fuera del control de enfermedades. La prevención y toma de conciencia no se tratan sólo de controlar enfermedades. Los servicios culturalmente competentes incluirán las cosas que ya tenemos en nuestra cultura a fin de mantenernos saludables, así como examinar lo que solíamos hacer para vivir nuestra sexualidad positivamente.
AWID: Has hablado sobre la importancia de la educación de pares en materia de salud. ¿Puedes decirnos más de esto, incluyendo cuáles son algunos de los mensajes y componentes fundamentales?
JY: Esto significa “¡por nosotras/os para nosotras/os!”.
Las personas adultas y los/as profesionales de la salud ya deberían saber que la educación de pares es importante. Pero hay una diferencia entre expresar apoyo e implementarlo, y mucho de esto se reduce al poder. Con frecuencia le pregunto a la gente: “¿Apoyas a la juventud al punto en que estemos asumiendo poder y espacios? ¿O únicamente la apoyas porque suena bien?” Tenemos mucho que hacer para EMPODERAR a la juventud, no sólo incorporar a una o un joven como gesto simbólico en programas y proyectos dirigidos a jóvenes y pedirle que hable en nombre de toda la juventud.
AWID: El asunto de la violencia contra las mujeres indígenas[5] en Estados Unidos y Canadá ha recibido cada vez más cobertura últimamente. ¿Cómo describirías los niveles de conciencia que hay ahora?
JY: Recientemente he estado reflexionando acerca de por qué los medios de comunicación regulares de repente están prestando atención a la violencia contra las mujeres aborígenes. Pregúntale a cualquiera de una comunidad o nación indígena y te dirá que esto [la violencia] ha estado sucediendo por 500 años y más. Sin duda alguna, yo no creo que la violencia esté reduciéndose o desapareciendo. Esa violencia está profundamente arraigada[6] en muchas de nuestras comunidades, al grado de violencia y opresión laterales e interiorizadas.
Es genial que parezca haber una mayor conciencia respecto al nivel de violencia; sin embargo, esto no significa que yo no deba cuestionar por qué está ocurriendo de repente y por qué, dentro y en medio de la generación de conciencia, en la actualidad siguen siendo tan persistentes el encasillamiento y el racismo patente.
AWID: ¿Son las experiencias de violencia diferentes para jóvenes y personas mayores?
JY: Los pueblos aborígenes tienen una tasa de natalidad muy elevada y ahora las y los jóvenes conforman la mayoría de las poblaciones aborígenes. De modo que hay más casos de violencia contra jóvenes porque somos un segmento más grande la población. Pero también ocurren abusos contra personas mayores, incluyendo violencia y otras realidades que se entrecruzan, como la transmisión del VIH.
AWID: Tú has estado haciendo esfuerzos específicos para trabajar abarcando líneas de género, incluyendo a hombres en tus esfuerzos de organización, gestoría y defensa, además de publicar recientemente ‘Protegiendo el círculo: Hombres aborígenes ponen fin a la violencia contra las mujeres’.[7] ¿Puedes decir más sobre esto?
JY: A menudo, cuando hablamos de “asuntos de género”, en realidad sólo nos estamos refiriendo a las mujeres. Por supuesto, el género abarca un amplio espectro, y el mundo de la salud sexual y reproductiva no tiene que estar dominado únicamente por mujeres.
Si no trabajamos en círculo completo con los hombres para afrontar la desigualdad de género, ¡ésta continuará incluso después del tiempo de mis nietas y nietos! Tenemos la responsabilidad, ante las generaciones actuales y futuras, de hacer todo lo posible por tratar de detener estos ciclos de sexismo pero, aun más importante, de crear espacios donde los hombres puedan hablar francamente sobre las relaciones sexuales, la sexualidad y los estereotipos de género.
Muchos hombres jóvenes se sienten confinados en roles de género fijos y no hay una realidad alternativa en la que puedan crecer. ¿Cuántos cambios podríamos producir si trabajáramos con los hombres jóvenes a fin de que la doble tabla de valores y el machismo no sean las normas aceptadas para ellos?
Lee más sobre las ideas de Jessica Yee en la bitácora Racialicious, la revista Bitch y su libro recientemente publicado Sex Ed and Youth: Colonization, Communities of Color and Sexuality [Educación sexual y jóvenes: La colonización, las comunidades indígenas y la sexualidad].
Nota: Este artículo es parte de la serie semanal Notas de los Viernes de AWID, que analiza asuntos y eventos importantes desde una perspectiva de derechos de las mujeres. Para suscribirte a este boletín, pulsa aquí.
Notas:
Yee, Jessica, ‘The Next Seven Generations: Reclaiming Healthy Sexuality for Native Youth’ [‘Las siete generaciones siguientes: Recobrando una sexualidad saludable para jóvenes indígenas’], On The Issues, 4 de enero de 2010.
“Aborigen” es un término generalmente usado en Canadá, Australia y Nueva Zelanda. En Canadá denota tres grupos de pueblos indígenas marcadamente diferentes: indios (o Primeras Naciones, o Naciones Originarias), métis e inuit. Hay una enorme diversidad entre estos grupos y muchas personas arguyen que de hecho están aglutinados en categorías instituidas y delineadas por el gobierno canadiense.
‘Indio americano’, ‘nativo americano’, ‘nativo hawaiano’ y ‘nativo alasqueño’ son términos que suelen utilizarse en los Estados Unidos de América. No toda la gente está de acuerdo con ellos.
Entre muchos pueblos indígenas de Estados Unidos y Canadá, la rueda de la medicina (“medicine wheel”), o rueda Lakota, es el símbolo del equilibrio que determina el bienestar de la persona y la comunidad. El círculo representa el universo. La cruz en el centro del círculo señala los cuatro puntos cardinales que están ligados en el centro bajo el poder del Gran Espíritu. Las orlas que cuelgan alrededor del círculo representan la naturaleza. (Adaptado de: Salud de los Pueblos Indígenas y Negros de Honduras – Interculturalidad y Procesos de Convergencia Nacional, Organización Panamericana de la Salud, febrero de 2001, pág. 5. Ver también: La rueda de la medicina.)
Amnistía Internacional, ‘Violence against Native American and Alaska Native Women’ [‘Violencia contra mujeres indígenas estadounidenses y alasqueñas’]. Ver también: Proyecto de Ley de Orden Público en las Comunidades Tribales, de 2009, que aborda, entre otros asuntos, “la enorme desprotección de las mujeres indígenas de Alaska y el resto de Estados Unidos frente a la violencia sexual”.
Yee, Jessica, ‘Building a Highway of Hope’ [‘Construyendo una autopista de esperanza’], informe desde Columbia Británica, Section15.ca, 13 de mayo de 2008.
Red por la Salud Sexual de Jóvenes Indígenas y Servicios para Estudiantes Indígenas de la Universidad de Ryerson, Protecting the Circle: Aboriginal Men Ending Violence Against Women [Protegiendo el círculo: Hombres aborígenes ponen fin a la violencia contra las mujeres], una colección de escritos por hombres aborígenes. Toronto, 11 de enero de 2010.
Por Masum Momaya
Fuente:Notas de los Viernes de AWID
Traducción del inglés: Laura E. Asturias
Traducción del inglés: Laura E. Asturias