junio 09, 2010

Dolorosos relatos de mujeres chinas sobre papel

En un país como China, donde periódicamente suelen exorcizarse a los fantasmas del pasado, muy pocas personas comprenden tan bien como la escritora Xinran la importancia de preservar la historia oral.

Como periodista, que en los años 80 trabajó para un canal de televisión reservado que contrarrestaba la infiltración de medios occidentales en China, Xinran conoció historias que los dirigentes del Partido Comunista preferirían leer sólo en boletines internos. Como mujer conoció relatos personales transmitidos de madre a hija en una cultura confuciana machista.

Ahora, conocida en el extranjero como escritora china que reside en Gran Bretaña, Xinran se resiste a ser considerada como una intelectual disidente.

Pero sus libros no pueden publicarse en China porque ahondan en dolorosas historias personales que no aparecen en los medios de comunicación locales. Desafiando tabúes políticos y sociales, ella se atreve a alentar a la gente a oponerse a la poderosa maquinaria estatal.

En el marco de la gira para promover su último libro "Message from an Unknown Mother" ("Mensaje de una madre desconocida"), que reúne historias de mujeres que perdieron a sus hijas por infanticidio o abandono, IPS entrevistó a Xinran.

IPS: Usted parece atribuir la decisión de muchas familias de matar o abandonar a sus hijas a la "preferencia por el varón", característica de la cultura confuciana. ¿Qué incidencia tiene sobre esa situación la política de hijo único impuesta hace 30 años? ¿No es responsable de muchas muertes y de que haya más de 120.000 huérfanos en China, la mayoría de los cuales son niñas que terminan siendo adoptadas por extranjeros?

XINRAN: Mucha gente cree que esa situación es culpa de la política de hijo único, pero es sólo parte del problema. La población rural china tiene una cultura silenciosa en la que se habla poco y hay mucha acción. Es muy difícil comprender lo que ocurre más allá de las acciones superficiales.

Una vez intercedí por una campesina cuyo esposo la trataba casi como esclava sexual y la agredía porque no podía tener un hijo varón. Esa noche, su madre me echó veneno de rata en la comida. Al ser interrogada por la policía, la señora me acusó de ser una "mujer ignorante de la ciudad" y de arruinar las posibilidades de su hija de tener un heredero.

Los campesinos chinos tienen arraigada la creencia de que una "buena" mujer debe parir un varón o no tendrá futuro.

IPS: Cuando se encontraron 21 bebés y fetos en un río de las afueras de Jining, en el este de China, la prensa oficialista lo atribuyó a "prácticas anticuadas" y de otra época. ¿Usted coincide con esa apreciación?

X: Definitivamente no. Hice mi propia investigación sobre lo ocurrido. Todos los bebés muertos tenían una cinta del hospital de Jining en sus pies. Los tiraron porque nacieron con deformidades o porque violaban la política de hijo único. En las ciudades del este de China, la ley se aplica de forma draconiana.

IPS: ¿La política de planificación nacional vigente en China funcionó en todo el país?

X: Nunca dejó de haber oposición. La norma fue adoptada por el Partido Comunista en 1979, pero fue promulgada en 2001. Durante años se impuso la política sin respaldo del parlamento. La implementación fue desigual. Hay mucha corrupción y en los últimos tiempos, quienes pueden se las ingenian para burlar la ley.

IPS: Se habla mucho sobre los desequilibrios de género en China y de que una de las consecuencias de la política de hijo único es que miles de solteros no pueden encontrar novia. ¿Pero qué incidencia ha tenido sobre las personas?

X: Los hijos únicos son demasiado mimados y sobreprotegidos. No tienen sentido de la responsabilidad, son inmaduros y se les moldea la vida desde muy pequeños.

Deben cumplir con las expectativas familiares, ser excelentes estudiantes y aprender a ser muy competitivos. Pero no tienen libertad para reflexionar sobre muchas cosas ni desobedecer. Tampoco saben tomar decisiones ni manejar situaciones difíciles. Me preocupa la juventud de China.

IPS: Al leer sus historias de pérdidas y muertes de seres queridos, uno se pregunta cómo hace usted para soportar ser depositaria de esos relatos orales.

X: Estaba tan deprimida en China que me tuve que ir. Acá tengo pesadillas, pero la escritura me permite compartir esos sentimientos.


Por Antoaneta Becker
Fuente: IPS

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