Capítulo V. Igualdad de género: participación, autonomía y empoderamiento de las mujeres del nuevo informe de las Naciones Unidas sobre la región
América Latina y el Caribe avanza hacia los Objetivos del Milenio, pero persiste incertidumbre sobre su cumplimiento
Este capítulo fue realizado con la colaboración de las instituciones socias del Observatorio de igualdad de género de América Latina y el Caribe, el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM), el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Instituto Internacional de Investigaciones y Capacitación para la Promoción de la Mujer (INSTRAW) e instituciones de cooperación internacional como la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB).
Las mujeres han obtenido logros y algunas brechas con los hombres se han reducido en los últimos 15 años (CEPAL, 2009c). El ritmo ha sido lento y persisten desafíos notables que se ponen de manifiesto en esta revisión de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. De manera general, se puede afirmar que si el progreso sigue al ritmo de los últimos cinco años —período bajo análisis en este documento—, los logros educativos, el ingreso al mercado laboral y el goce de mayores derechos que se documentan no se traducirán en mayor bienestar, reconocimiento e igualdad entre hombres y mujeres. A tan solo cinco años de la fecha fijada para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, en el área de género y empoderamiento de las mujeres, el indicador 3.1 “Relación entre niñas y niños en la educación primaria, secundaria y superior”, calculado para América Latina y el Caribe da cuenta de los avances en el área de educación.
Aunque en estos países la situación de la cual se partía era mejor que en otras regiones, al año 2007 se puede hablar de paridad en el acceso a educación primaria, secundaria y terciaria en la mayoría de los países de la región.
Por el contrario, respecto del indicador 3.2 “Proporción de mujeres entre los empleados asalariados en el sector no agrícola”, los avances acumulados entre 1990 y 2007 no son significativos —el aumento registrado es de solo cuatro puntos porcentuales—, sin cambios entre 2006 y 2007. Esto da la pauta de los problemas que persisten para el acceso al empleo remunerado de las mujeres.
En términos de la participación política de las mujeres y de su acceso a la toma de decisiones se han realizado avances importantes. Los datos que arroja el indicador oficial que mide la participación de las mujeres en las cámaras bajas de los parlamentos son buenos si se comparan con años anteriores. Los resultados de América Latina y el Caribe en este indicador posicionan a la región como una de las más altas en el mundo. No obstante, es preciso ver que si se considera únicamente a la subregión de América Latina, esta solo cuenta con un 16% de parlamentarias, cifra que resulta todavía insuficiente para representar debidamente a la población femenina, y por tanto es un desafío regional y global generar medidas de acción positiva para la inclusión de las mujeres en los parlamentos. Aún de mayor relevancia son los cambios culturales producidos por el acceso de las mujeres a la toma de decisiones al más alto nivel: la presidencia de varios países de la región. En el último quinquenio en la Argentina, Chile, Costa Rica y Jamaica.
Por último, si se mira específicamente la dimensión de género en la pobreza aparece una paradoja reveladora: a pesar de la disminución sustantiva y sostenida de la pobreza en los últimos 15 años —hasta el inicio de la crisis global—, los hogares con jefatura femenina siguen siendo más pobres que aquellos que están encabezados por hombres (CEPAL, 2009c).
Fuente: División de Asuntos de Género Cepal