agosto 25, 2010

Tailandia "Mujeres y camisas rojas"

Entre los días 16 y 23 de mayo de 2010, los diarios El País, ABC y La Vanguardia cubrieron las protestas de los camisas rojas contra el gobierno de Tailandia y su desalojo. La mayoría de los camisas rojas provienen de zonas rurales o urbanas pobres y piden reformas políticas y sociales para conseguir una sociedad más justa. Hay tres aspectos destacados:

En negativo, la naturalización de la división del trabajo en razón del género y la infantilización de las mujeres. En positivo, la visibilización del papel comprometido y políticamente activo de las camisas rojas.


Aspectos negativos


- Naturalización de la división del trabajo y los roles por razón de género


El día 18 de mayo, El País titulaba así un reportaje de José Reinoso “Mujeres tras las barricadas en Bangkok”. Más abajo se podía leer:


“Están por todos lados: delante del escenario del campamento de los camisas rojas aplaudiendo las intervenciones de sus líderes, cocinando en grandes perolas bajo las carpas y los toldos, cuidando de sus hijos traídos desde provincias lejanas, bailando sobre las esterillas en medio de un calor agobiante, trabajando como voluntarias en los puestos de socorro de la zona de protesta. Las mujeres se han convertido en una de las grandes fuerzas del Frente Unido por la Democracia y contra la Dictadura, nombre oficial de los camisas rojas, que desde mediados de marzo ha desplegado a miles de seguidores en las calles de Bangkok para pedir la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones”.


Encontramos otro ejemplo unas líneas más abajo en el mismo artículo:


“Si los maridos, hijos y parientes de estas mujeres salen durante el día a hostigar a los soldados, arrojar cócteles molotov y quemar neumáticos, ellas están ahí, entre las tiendas de campaña, las esterillas, las hamacas y los utensilios que son su hogar desde hace semanas a las puertas de hoteles de lujo cerrados, como el Gran Hyatt Erawan o el Intercontinental”.


El título era alentador ya que hacía pensar en un rol político activo de las camisas rojas, pero la noticia sólo destacaba el papel de las mujeres como cuidadoras en trabajos tradicionalmente adjudicados al sexo femenino a excepción de una breve mención donde se apuntaba que “también hay entre ellas algunas estudiantes, intelectuales y Integrantes de la clase media”. Pero no se especifican las tareas que realizaban estas otras mujeres.


- Infantilización de las mujeres


Un día después, el 19 de mayo, en un artículo de ABC se podía leer lo siguiente: “Tras un intenso tiroteo, los vehículos blindados penetraban en la fortaleza donde no sólo hay hombres sino también mujeres y niños”. Esta idea permite equiparar a mujeres y niños y las desposee de su condición de personas plenamente responsables y capaces. El cliché se repitió también en los otros dos diarios observados. Así, en El País, el día 17 también aparecía la distinción entre protestantes, por un lado, y mujeres y niños, por otro: “Las autoridades dijeron que van a enviar a personal de la Cruz Roja al campamento de los manifestantes para evacuar a quienes quieran irse, en especial mujeres y niños”.


El ejemplo más claro se encuentra en una nota de la agencia EFE de la que se hicieron eco casi todos los medios y que, como en el caso de La Vanguardia del día 16, comunicaba lo siguiente: “Las autoridades sanitarias de Tailandia se preparan hoy para evacuar a miles a los niños, mujeres y personas mayores que se encuentran en el campamento de los manifestantes en el corazón comercial de Bangkok, que está cercado por los soldados”.


Aspecto positivo


- El papel activo de las camisas rojas


De los 3 diarios analizados entre los días 16 y 23 de mayo, sólo el reportaje “Cuatro caras para una derrota” de José Reinoso (El País), del día 23, incluyó entrevistas que daban voz a dos mujeres que participaban en la protesta. Por un lado Lek, una campesina de 42 años afirmaba que si se convocaban nuevas concentraciones y protestas, volvería para seguir reclamando “una sociedad tailandesa más igualitaria”. El otro testimonio, el de Ubal Sanlakorn, una madre de 33 años, pone realmente de manifiesto que las mujeres camisas rojas también luchan por sus convicciones políticas:


“Es la mañana del miércoles, y los soldados han lanzado ya el ataque para desalojar a los manifestantes. Están a menos de un kilómetro, pero Ubal no se ha refugiado en el templo de Pathumwanaram, que fue declarado zona segura -especialmente para niños, mujeres y ancianos- cuando el Gobierno dio el ultimátum para que pusieran fin a la protesta. Afirma que no está asustada. «Si tienes miedo, es mejor que te quedes en casa»”.


“Y cuando se le comenta que el Gobierno ha acusado a los líderes rojos de utilizar a mujeres y niños como escudos humanos, se enoja: «No es verdad»”.


En el conjunto de noticias citadas, excepto la que recoge testimonios, las mujeres quedan al margen de las protestas y sin voz propia: son infantilizadas y protegidas en base a la antigua y obsoleta norma: “Mujeres y niños primero”. Pero primero siempre? La equiparación de la mujer con los niños y su vinculación al papel tradicional de madre y esposa la dejan fuera del activismo político que ocupa la primera línea de la información sobre el conflicto en Tailandia.


Aquí están los enlaces de las diferentes piezas:

Sí a la Diversidad Familiar!
The Blood of Fish, Published in