Todo lo que brilla no es ODM
Los ODM son insuficientes para erradicar las distorsiones del accionar humano en el plano social. La alta tasa de acceso a la educación primaria que orgullosamente han mostrado los gobiernos en Nueva York, no tiene en cuenta otros indicadores como la permanencia en el sistema educativo o las diferencias entre educación urbana y rural. Nuestro Seminario: "Más allá de las Metas, Educación", continuará un trabajo de sistematización de esos otros indicadores en tres continentes.
Desde que se establecieron los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), en el 2000, CLADEM, al igual que la mayoría de las redes feministas de América Latina, consideró que la plataforma era reduccionista de los derechos humanos de la mujer. Desde ese punto de vista, que de todos los ODM sólo en el Objetivo 3 se trate la discriminación de género es no entender una parte del asunto. “La lucha contra la discriminación atraviesa todas las metas. Esta fue nuestra postura en el 2000 y ahora nos ratificamos en ella”, señala Moriana Hernández, responsable de la Campaña por una Educación no Sexista y Antidiscriminatoria.
Cada Objetivo tiene una dirección, la del Objetivo 3 es la no discriminación de género, que se divide en tres sentidos, la educación universal primaria para niños y niñas al 2005, secundaria al 2010 y el nivel terciario al 2015.
“Lo que decimos respecto a las cifras que están esgrimiendo los jefes de Estado es que hay que tener cuidado, porque si las comenzamos a analizar, pueden no ser tan buenas. Hablan de coberturas de 95% o más, pero muestran sólo el acceso a la primaria, pero no la continuidad en el aula, o el término del ciclo de todas las que se matriculan en el primer grado. No muestran tampoco los diferenciales entre la educación urbana y la rural, y ahí a veces hay verdaderos abismos”, indicó Moriana Hernández.
La historia de la educación para las mujeres es la del sacrificio y la de haber superado con mucha paciencia a través de los siglos la falta de oportunidades derivadas de sociedades patriarcales, actitudes que aún hoy reverberan en las aulas y en el plano laboral. ”No estamos dispuestas a dejar de tener en la mira la calidad, los contenidos de la educación, ni de estar vigilantes para acabar con los estereotipos de género en la educación.
Nos dimos cuenta que no basta con entrar a la misma escuela que los varones, la coeducación, el derecho a la igualdad en educación, es mucho más que eso. No queremos seguir siendo generalmente maestras, enfermeras, secretarias. Queremos que las niñas que están y que entran hoy a la escuela piensen en ser ingenieras, constructoras, gerentas, presidentas”, advirtió Hernández.
Fuente: Educación No Sexista.org