No nos engañemos, vivimos malos tiempos para la igualdad y las perspectivas son aún peores. En plena crisis económica, el mensaje está siendo contundente, ya no tocan ‘concesiones’ y ‘buen rollismo’ para avanzar en igualdad; ahora es tiempo de volver a las ‘cosas realmente importantes’ y restablecer el estatus quo a costa de los sacrificios simbólicos necesarios para contentar al rancio conservadurismo mediático, político y financiero. En España, la eliminación del Ministero de Igualdad ha de interpretarse con ese sentido simbólico.
Superado el shock inicial y tras la constatación del
fin del espejismo es momento de analizar qué puede haber tras este cambio de giro, esta minusvaloración y degradación de la igualdad como base de un nuevo modelo social.
Hay quien intenta justificar lo injustificable y alude a motivos económicos y a la necesidad de recortes que nos vuelvan a poner en la senda de crecimiento. Pero sabemos que la apuesta por la igualdad no significa un derroche de recursos, si no todo lo contrario.
No es la economía, sino el patriarcado quien ‘mueve los hilos’ de esta reforma. De la misma manera que sabemos que el ahorro presupuestario que ha conseguido el gobierno de España con esta decisión es una nimiedad ridícula (110 millones, el 0,029% del presupuesto público del Estado en 2010) que daña a la inteligencia y no se sostiene ni ante un análisis comparativo sobre otros tipos de recortes posibles, ni mucho menos ante la constatación de que no se trata de gastar menos sino de hacerlo mejor, de una manera más coherente (¿subvenciones a la FAES, la financiación de la Iglesia católica, los gastos militares, el elevado fraude fiscal, escasa tributación del capital, y un largo etc.?)
Desde la Economía Feminista defendemos que el objetivo prioritario de la actividad económica ha de ser la satisfacción de las necesidades básicas para el desarrollo humano; y siendo conscientes de que este plantemiento ha estado en conflicto con el orden de prioridades de la economía neoliberal, argumentamos que hay que
invertir en igualdad de género, precisamente ahora , justo cuando los gobiernos han sucumbido a la lógica del mercado que defiende la acumulación de riqueza y el crecimiento económico per se.
Hace justo un año (15, 16 de Octubre de 2009) se celebraba en Estocolmo, desde la Presidencia Sueca de la UE, una conferencia sobre
qué significa la igualdad de género para el crecimiento económico y el empleo . Uno de los resultados más impactantes aportados en esta conferencia fue el arrojado por la estimación económica de cómo variaría el PIB si la igualdad entre hombres y mujeres estuviese plenamente integrada en el funcionamiento del mercado de trabajo. Åsa Löfström constataba que el promedio de crecimiento para el conjunto de la UE sería próximo a un 30% y para España el crecimiento podría alcanzar hasta el 32%. Esto es precisamente lo que refleja el gráfico. ¿Relevante, verdad? si los gobiernos de la UE hubieran destinado algo de tiempo a leer y a aprender de estas las evidencias y proyecciones económicas, otras posibilidades se podrían haber abierto.
Sin embargo gran parte de las medidas que se han puesto en marcha para intentar resolver la crisis, han estado más mediatizadas por la obsesión de frenar el déficit antes que crear empleo y sentar las bases de un nuevo modelo de desarrollo. Basta con reflexionar desde una lógica no androcéntrica ¿a quién afecta el recorte del gasto? para entender la ‘gran contrarreacción europea’ al utilizar sus políticas públicas para el recorte de derechos sociales, el adelgazamiento del estado de bienestar y la vuelta al status quo, patriarcal, como siempre.
No hay que buscar la respuesta en la presión de los mercados financieros. Eso es una mera ‘distracción’; es hora ya de centrar la atención en la causa real: la
misoginia existente en la clase política, económica y en las propias instituciones se ha revelado finalmente y, como ha ocurrido en otras épocas de la historia, amenaza con más penalizaciones.
España parecía haber apostado, al menos en el escenario cara a la galería, por consolidar las estrategias acordadas a nivel internacional que desde 1995 se venían repitiendo. Se interpretaba que era necesario dotar de protagonismo propio y posición de poder político a las estructuras gubernamentales que debían conduicir el cambio hacia la igualdad. Eso tendría un efecto pedagógico en la concienciación social para acabar con los mecanismos de desigualdad estructural existentes entre mujeres y hombres y muy específicamente con la violencia machista. Pero el espejismo sólo ha durado 6 años; porque con la eliminación del Ministerio de Igualdad se ha caído toda la coherencia del discurso político y lo que es peor, se han vuelto a colocar los derechos de las mujeres en el mercadeo global pretendiendo contar con el conformismo de las propias interesadas, no vaya a ser que los recortes futuros sea aún peores.
Es época de replantearse estrategias y alianzas para una avance efectivo hacia la igualdad de resultados. Y quizás volver a las acciones de guerrilla, apropiándonos de lo que el status quo pretende negarnos: el poder para cambiar las decisiones que afectan a nuestras vidas.
Para los sueños hay llaves La realidad se abre sola y no se deja cerrar.
Wislawa Szymborska (Poeta polaca, Premio Nobel de Literatura en 1996)