“Un modelo para los reportajes de fondo: Srebrenica”
RECORDATORIO HISTÓRICO:
El mes de julio de 1995, el ejército serbobosnio entró en la ciudad de Srebrenica la cual, después de haber sido declarada “zona segura” por Naciones Unidas, albergaba cerca de 25.000 refugiados bosnios. El 11 de julio, las tropas serbias comandadas por Ratko Mladic separaron las familias para deportar a las mujeres a poblaciones vecinas y ejecutar a los hombres –de entre 12 y 65 años- que debían haber sido protegidos por los Cascos Azules. Hasta el momento, se han contabilizado 8.373 muertos. Pero muchas familias no han localizado todavía los cuerpos de los familiares enterrados en fosas comunes, muchas de las cuales, no están todavía ubicadas o están rodeadas de minas antipersona. Por este motivo, todos los cuerpos que se encuentran y se identifican durante el año se entierran después de una ceremonia común y conmemorativa cada 11 de julio en el Centro Memorial de Potocari.
- El periodista aporta muchos elementos de contexto sobre la guerra, sobre la situación político-económica actual de Bosnia Herzegovina y Serbia, y en particular, de Srebrenica. Se calcula que hasta 15.000 personas pudieron huir de Srebrenica y aledaños, casi todos se dieron por desaparecidos. Varias emboscadas masivas acabaron con la vida de [otros] miles de los que decidieron partir. Un número indeterminado llegó a Tuzla y a otras poblaciones musulmanas. Gran parte de los hombres que hoy quedan en Srebrenica son aquellos que consiguieron salvar la vida huyendo; los varones que se quedaron en Potocari fueron eliminados.
La situación, explica [Nura Begovic de Mujeres de Srebrenica], no es buena para nadie, ni bosnios ni serbios, pero si hay un puesto de trabajo, siempre tendrán prioridad los segundos.
Una parte de la población serbia no reconoce el genocidio bosnio y aprovecha los días anteriores y posteriores al acto conmemorativo del 11 de julio para sabotear la ceremonia y reivindicar la masacre de la población serbia (3.287 víctimas contabilizadas) a manos del general Nasser Oric, comandante del ejército bosnio.
El 12 de julio, y como cada año desde hace 14, en el cementerio y en la plaza del Ayuntamiento de Bratunac, los nacionalistas y las autoridades de la República Srspska se manifiestan abiertamente con consignas de ultraderecha. Banderas, insignias nazis y águilas bicéfalas idénticas a las que tuve delante de mis narices en Belgrado hace apenas una semana.
- El reportaje mantiene un tono alineado al lado de las víctimas de la masacre de Srebrenica, pero tiene el acierto de mostrar los testimonios de mujeres bosnias y de mujeres serbias unidas en la misma causa.
El mérito de las Mujeres de Negro es que son serbias y que ya protestaron contra la guerra y los crímenes sobre los bosnios durante la contienda, con el riesgo que aquella actitud supuso. (…) “Nosotras, las Mujeres de Negro y las mujeres de Srebrenica estamos fuertemente unidas”, asevera con vehemencia Stasa. “Las madres y esposas de Srebrenica, como bosnias, se sienten culpables por sobrevivir a tanto dolor y muerte, y nosotras, como serbias, estamos avergonzadas por los crímenes de nuestro Gobierno.”
- Las mujeres son, en la mayoría de casos, las protagonistas y las fuentes de información del reportaje.
Ramiza Delic nació en Srebrenica hace 63 años y su cara ha perdido casi toda la expresión, buena o mala, que pudiera tener. Su hijo de 17 años, Ermin Delic, le fue arrancado de las manos hace 15. Con él se llevaron, a la vez, la vida de su madre.
- El periodista comienza el retrato de las mujeres bosnias como víctimas sin esperanza ya que el reportaje comienza en el delicado y doloroso momento de conmemoración, pero después del tercer testimonio el victimismo se convierte en fortaleza.
El dolor se refleja en el rostro de Hajra Catic, de 66 años. (…) Ahí está la lucha de Hajra y el precio que paga por resistir; ojos hundidos y corazón destrozado. (…) “Estoy enferma, cansada y vieja…Otras mujeres jóvenes deberán seguir con esta guerra.” Ese ánimo de perpetuar la lucha la llevó a fundar, en mayo de 1996, y a presidir desde entonces, la organización Mujeres de Srebrenica, de la que se ha erigido como alma y estandarte.
- Después de relatar los problemas que gotean desde el final de la guerra y del resurgimiento de los nacionalismos, el periodista pone punto y final al reportaje con un excelente cierre que muestra la fortaleza de las mujeres bosnias y serbias, pasa por encima de las diferencias de nacionalidad o de religión y señala la humanidad de todas ellas como personas que han sobrevivido a una experiencia tan violenta y traumática como la que dio lugar la guerra de los Balcanes.