Cuando se trata de traspasar el "techo de cristal" que limita el desarrollo profesional de las mujeres, las astrónomas son unas de las más combativas. Y es que aspiran alto. "Mi laboratorio es el cielo", explicó a IPS la astrofísica argentina Gloria Dubner.
"Me maravilla mirar el cielo", reconoció Dubner, directora del Instituto de Astronomía y Física del Espacio de la Universidad de Buenos Aires e integrante del comité de mujeres de la Unión Astronómica Internacional (UAI), donde 85 por ciento de sus miembros son hombres.
El comité nació para visibilizar a las astrónomas dentro de la UAI, lograr un trato igualitario y desterrar estereotipos que alejan a niñas y mujeres de carreras científicas. En 2009 lanzaron el programa "Ella es astrónoma", que recomienda visitas de estas expertas a las escuelas y otras actividades de estímulo.
Desde su oficina, Dubner, de 60 años, aseguró que la participación de mujeres en esta actividad no está relacionada necesariamente con el nivel de desarrollo de los países.
En Japón apenas 5,5 por ciento de los miembros de la UAI son mujeres, en Alemania nueve por ciento, en Canadá 12 por ciento y en Estados Unidos 14 por ciento. Mientras, Argentina tiene 36 por ciento de astrónomas, Venezuela 26, Brasil 22, México 17 y Chile 16 por ciento.
IPS: ¿Cómo surgió el comité?
GLORIA DUBNER: La UAI hacía tiempo consideraba el tema de la mujer. Las precursoras fuimos las que en 1982 formamos la Asociación Latinoamericana de Mujeres Astrónomas. Pero las norteamericanas tenían su grupo y las europeas su intranet.
Empezamos a trabajar en asambleas de la UAI. El programa científico de las asambleas es muy intenso y nadie se pierde una conferencia por un tema paralelo, así que hacíamos almuerzos. Finalmente, en 2006 se formalizó el grupo de trabajo.
IPS: ¿Cuál era el diagnóstico?
GD: Queríamos visibilizar la deficiencia de números, mostrar que a medida que se avanza en el escalafón disminuye el número de mujeres. Hacía falta un trato igualitario.
En los congresos hay muchísimas mujeres en el comité organizador local. Pero en el comité científico que evalúa los trabajos que se aceptarán se reduce notablemente el número de mujeres. Después están los expositores destacados y los que conducen las sesiones y la proporción se reduce aún más.
IPS: ¿Y qué propusieron para romper ese esquema?
GD: Ahora, para que la UAI apoye financiera y científicamente un simposio, debe tener una participación balanceada. Cuando los organizadores entregan las cuentas informan cuantas mujeres participaron en cada comité y si hubo o no facilidades, como guarderías o espacios de juego para niños.
IPS: ¿Y para aumentar la visibilidad?
GD: En cada institución se hacen listas de lo que están investigando las mujeres para que cuando se busquen especialistas se sepa qué hacemos. Porque por los hijos o por falta de apoyo económico, las mujeres no frecuentan tantos congresos y no son caras visibles. Entonces armamos como una vidriera.
IPS: ¿La participación de astrónomas es mayor en países industrializados?
GD: No. Los países latinos son los que tienen más alto porcentaje. Argentina, Brasil, México tienen una alta participación y también Francia, Italia y España. En cambio hay pocas en Japón o Alemania. Las latinas tenemos más apoyo de abuelas y tías que colaboran. En Japón o Canadá no cuentan con esas redes.
IPS: ¿Qué trabas enfrentan en su carrera?
GD: Hay algo que ahora se esta modificando parcialmente. Los astrónomos se trasladan por varios días a telescopios en lugares aislados, en la montaña o en desiertos. Muchos observatorios no están preparados para recibir mujeres.
Hay casos notables como el de Monte Wilson, en Estados Unidos, donde hasta 1963 no se aceptaban mujeres. No podían quedarse en el lugar para huéspedes sino en una cabaña donde hacían fuego para calentarse.
IPS: ¿Cuándo surge la mirada de género en la carrera de una científica?
GD: Cuando se empieza una carrera hay muchas dudas acerca de si una lo va a poder hacer. Y ante las dificultades, una piensa ‘no soy bastante buena’, ‘tengo que aprender más’, ‘no puedo estudiar más porque tengo que ir a buscar a la nena a la escuela’. Pensaba que tenía que aceptar esa carga por meterme en un campo que no era para mí. Y ahí una colega finlandesa me ayudó mucho a ver que no era así.
IPS: ¿Por que las mujeres eligen menos las carreras científicas?, ¿Usted tuvo algún estímulo para la astronomía?
GD: No. Mi padre era comerciante y mi madre ama de casa. Y mi hermana y yo somos científicas. Mi hermana es química nuclear. Yo creo que solo hace falta que alguien estimule la curiosidad natural. Todos los chicos vienen cargados de curiosidad por el universo, de lo que se trata es de no apagarla y no condicionar a las jóvenes con la idea de que solo las ‘nerds’ eligen las ciencias.
IPS: ¿Y en la escuela primaria?
GD: Es difícil romper el esquema de que los varones son para las ciencias duras y las nenas para la poesía o las letras. Y las maestras son cómplices. Mi experiencia como madre fue muy difícil. Cada vez que salía de viaje, las maestras, en lugar de colaborar se compadecían de mis tres hijos. Yo viví con culpa toda su primaria.
IPS: ¿La maternidad atrasa la carrera de una astrónoma?
(Dubner muestra un gráfico de barras con el número de publicaciones suyas y fechas. Las columnas eran bajas en los años de nacimiento y crianza de sus hijos y varias veces más altas cuando los hijos crecieron)
GD: Yo les pedí a las investigadoras del instituto que hagan este gráfico, que incluyan publicaciones y asistencia a congresos y que identifiquen los años en que nacieron sus hijos o que sus padres se enfermaron, y fue notable.
IPS: ¿Cómo se subsanan estos problemas?
GD: En Argentina hay que ampliar el límite de edad para mujeres con hijos en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas porque ahora para acceder a becas de doctorado o para ingresar a la carrera de investigador el tope es 30 y 35 años respectivamente, para hombres y mujeres. Y la idea es que cuando la mujer estuvo con licencia por maternidad se lo considere.
IPS: Mirar al cielo suena muy romántico. Y ustedes hacen de esto una carrera científica…
GD: …Y sin perder el romanticismo. Porque a mi me sigue maravillando mirar el cielo. Incluso me gusta más que de niña porque ahora tomé conciencia del tamaño.
IPS: ¿Su vocación le vino de mirar al cielo entonces?
GD: No. No llegue a la astronomía por vocación infantil. Sí recuerdo que en mi pueblo las noches eran oscuras y salía al patio con mi papá a ver las estrellas. Pero no fue eso lo que me motivó. Llegué a la astronomía por otros caminos. De hecho, soy física y podía haber hecho investigación en otro campo. La sorpresa o la pasión por la astronomía me vino aprendiendo, y ahora el cielo es mi laboratorio.
*Este artículo integra la cobertura de IPS por el Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, que este año la ONU dedica al tema "Igualdad de acceso a la educación, la capacitación, la ciencia y la tecnología: Camino hacia el trabajo decente para las mujeres".
Por Marcela Valente
Fuente: IPS Noticias