La plataforma de Beijing para las mujeres
En septiembre de 1995, representantes de 189 gobiernos y más de 2.100 organizaciones no gubernamentales (ONG) se reunieron en Beijing, China, para crear una nueva agenda para el empoderamiento y la igualdad de las mujeres. La conferencia oficial y el foro paralelo de las ONG fueron los mayores en la historia de la ONU, con más de 50.000 participantes y observadores. La conferencia también elaboró la Plataforma de Acción de Beijing, que todavía es el compromiso internacional con los derechos de las mujeres más abarcador. Patricia Licuanan, miembro del Consejo Global de IMOW, fue presidenta la comisión principal de la conferencia de Beijing, que elaboró la plataforma de acción. Licuanan es presidenta de Miriam College en las Filipinas. Hace ya casi 15 años que en 1995 se realizó la Cuarta Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Mujer (CCMM) en Beijing, China. Cada cinco años, la ONU realiza una revisión (Beijing+5, Beijing+10) de la plataforma de acción aprobada en la conferencia inicial, identificando los logros y las brechas en su implementación, así como las promesas que se cumplieron y las que se rompieron. Las organizaciones de la sociedad civil son una parte importante, al realizar sus propias revisiones y participar activamente en el proceso de la ONU tanto a nivel regional como global. En marzo de 2010, se realizará la revisión Beijing+15 durante la 54° sesión de la Comisión de la Condición de la Mujer (CCM) en Nueva York. Anticipándome a Beijing+15, quiero reflexionar sobre las cuestiones de las mujeres y la economía, incluyendo el progreso hecho desde 1995 y los desafíos que quedan por delante. Volvamos primero a Beijing y a las promesas que hicimos allí. Cuestiones clave La economía era una importante área de preocupación en la CCMM. En su análisis de las mujeres y la economía, la plataforma de acción identificó las siguientes cuestiones clave: Feminización de la pobreza. La mayoría de los pobres del mundo son mujeres. Si bien la pobreza afecta a hombres, mujeres y hogares como un todo, las mujeres soportan una carga desproporcionada porque el trabajo doméstico está dividido por la línea de género: la gestión del hogar, el cuidado de niños y ancianos y otros aspectos del bienestar de la familia. Las mujeres suelen tener que administrar el consumo, trabajar más para llegar a fin de mes y llevar adelante el hogar, todo con recursos cada vez más limitados. Inequidad en el acceso y el control de las estructuras económicas. A lo largo de todas las sociedades, las mujeres carecen de oportunidades económicas, independencia y acceso a recursos como crédito, propiedad de la tierra y herencia. En muchas partes del mundo, las mujeres tienen poca o ninguna representación en los altos niveles de decisión económica sobre políticas financieras, monetarias, comerciales, etc., así como también sobre el sistema impositivo. Impacto diferencial de las políticas sobre las mujeres. Muy frecuentemente, las contribuciones y preocupaciones de las mujeres son ignoradas, ya sea en el análisis de las estructuras económicas (como los mercados financieros, instituciones financieras y mercados laborales), en la economía como campo académico, en los sistemas impositivos y de seguridad social, o en las familias y los hogares. Como resultado, muchas políticas y programas siguen contribuyendo a las desigualdades entre mujeres y hombres. Políticas económicas de varios niveles no toman en cuenta que las mujeres y los hombres se ven afectados de manera diferente. Subregistro y subvaloración del trabajo de las mujeres. Las mujeres son activas en una variedad de áreas económicas, que suelen combinarse y que van desde pesca y agroganadería de subsistencia hasta trabajo asalariado y el sector informal. Las mujeres contribuyen al desarrollo no solo a través del trabajo pago, sino también a través del trabajo doméstico y comunitario no remunerado, como cuidar de niños y ancianos, preparar la comida para la familia, proteger el ambiente, la asistencia voluntaria para grupos necesitados, etc. El aporte de las mujeres al desarrollo está seriamente subestimado, y así se limita su reconocimiento social. Objetivos estratégicos Las metas estratégicas relacionadas con la economía del plan de acción de Beijing se agrupan en cuatro categorías principales: (1)Estrategias de desarrollo y política macroeconómica con perspectiva de género; (2) acceso y control igualitarios de los recursos económicos; (3) metodologías basadas en el género; (4) educación, capacitación y otros servicios de apoyo. Un área en la que vimos logros significativos es en los recursos económicos disponibles para las mujeres. En muchas partes del mundo, las mujeres ahora tienen mayor acceso a servicios de crédito y ahorro, esquemas de microcréditos y programas para el sustento. También hay más intentos de llevar a las mujeres a puestos gerenciales, para poner fin a la segregación ocupacional, para mejorar sus condiciones laborales y para promover un reclutamiento de personal más sensible al género. También hicimos grandes logros en la educación y la capacitación de las mujeres, particularmente en relación a la participación económica. Esto incluye un foco puesto en brindar a las mujeres rurales oportunidades igualitarias de capacitación en nuevas tecnologías y en capacidades organizacionales y gerenciales (particularmente, gestión financiera). Las empresarias están también tejiendo más redes, tanto en las actividades económicas tradicionales como en las no tradicionales, y las mujeres están trabajando juntas para estrechar alianzas entre pequeñas, medianas y grandes empresas. Desde Beijing, se reunieron más datos desagregados por género sobre la pobreza (así como también de todos los aspectos de la actividad económica). Se desarrollaron referencias para hacer que fuera más fácil evaluar el rendimiento económico desde una perspectiva de género. Sin embargo, estas metodologías todavía no están ampliamente difundidas. En efecto, en 2010, Beijing+15 debe confrontar el lado oscuro de la globalización y la economía de mercado. Pero también debe abordar la actual crisis financiera y su impacto sobre las mujeres. Este impacto es particularmente severo en tres áreas principales: primero, en la pérdida de trabajo y la disminución del salario real y los beneficios; segundo, en la reducción de los servicios sociales, ya que los presupuestos gubernamentales se usan para rescatar firmas en bancarrota; y tercero, en una mayor carga de trabajo y estrés proveniente de las responsabilidades no remuneradas en el hogar y la comunidad. Vea nuestra entrevista con Patricia Licuanan en relación a las conferencias mundiales de la ONU sobre las mujeres en la exhibición en línea Mujeres, poder y política. Fuente: IMOW