junio 21, 2011

Las mujeres dominan el "palacio de Dilma"

Con el nombramiento este mes de dos ministras en el "núcleo duro del poder" en Brasil, la mandataria Dilma Rousseff casi alcanza su meta de que 30 por ciento de su gabinete sea femenino e impone el dominio de mujeres en el presidencial Palacio de Planalto.

Escritora, pionera del movimiento feminista en Brasil durante los años 70 e inspiradora de muchas mujeres que actualmente ejercen la política, como la misma Rousseff, Rose Marie Muraro está entusiasmada.

"El núcleo duro del poder está en manos de mujeres y eso una cosa muy seria", dijo a IPS la declarada por ley como "patrona nacional del feminismo" por el expresidente Luis Inacio Lula da Silva (2003-2010). Muraro es también modelo de mujeres como Gleisi Hoffmann, que desde el día 7 es la nueva jefa de la Casa Civil, un cargo equivalente a jefa de gabinete.


Hoffmann, abogada y exlegisladora, es apodada como "el tractor" en el medio político de Brasilia por su capacidad gestora y fuerza de trabajo y sustituyó a Antonio Palocci, forzado a dimitir por denuncias sobre un abrupto y millonario aumento de su patrimonio.

No hay pruebas de la ilegalidad del enriquecimiento, pero el sostenimiento de Palocci como "hombre fuerte del gobierno" se hizo insostenible políticamente para la alianza que respalda Rousseff e incluso para el gobernante Partido de los Trabajadores (PT).

La presidenta, quien cumplirá seis meses en el poder el 1 de julio al frente de un gobierno de izquierda moderada, volvió a sorprender a la clase política el día 10 al trasladar desde el Ministerio de Pesca al determinante Ministerio de Relaciones Institucionales a Ideli Salvatti, una de las más combativas dirigentes del PT.

Ahora el gabinete de la primera presidenta de Brasil, ya tiene 10 mujeres en un gabinete de 38 cargos, por lo que le faltarían dos mujeres más para superar la meta de que se impuso Rousseff de que 30 por ciento de su gobierno sea femenino.

Es más, dentro de los llamados "ministros de Palacio", que cotidianamente participan en la vida de Planalto y que se consideran el núcleo cercano de la Presidencia, ya dominan las mujeres, porque son tres frente a dos varones. La tercera es la ministra de la Secretaría de Comunicación, Helena Chagas. Esto es bueno para la democracia porque "las mujeres son menos corruptas", sentenció Muraro sobre la llegada de Hoffmann y Salvatti, conocida por su carácter frontal y por quien la presidenta ha apostado para mantener unida a la heterogénea alianza que junto con el PT mantiene su mayoría en el bicameral Congreso legislativo.

La nueva situación ha llevado a los medios de comunicación brasileños a calificar Planalto como el "Palacio de las Mujeres" o el de las "Amazonas", mientras senadores de su coalición, como Roberto Requião, ha aplaudido los cambios con un "viva el matriarcado de Dilma".

Según un sondeo de este mes, 49 por ciento de los 190 millones de brasileños consideran óptimo el gobierno de Rousseff y solo 10 por ciento malo, siete puntos por encima de la aprobación que tenía a los cinco meses en el poder Lula, mentor de la presidenta y en cuyo gabinete ella fue por cinco años ministra de la Casa Civil.

"La mujer puede ser muy agresiva, puede ser muy dura, pero piensa primero en los otros que en sus propios intereses", aseguró Muraro, en referencia a la fama común de duras, además de buenas gestoras de la presidenta y sus dos ministras. "Los hombres, en cambio, piensan primero en sus intereses y después en los de los otros", acotó.

La patrona del feminismo fundamenta su análisis en un estudio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) realizado en 128 países y que evidencia que cuanto mayor es la participación femenina en el poder, menor es el grado de corrupción.

Su entusiasmo también tiene que ver con los Índices de Desarrollo Humano de la ONU, donde Muraro afirma que son mejores en la medida que hay más mujeres en el poder, como sucede en el norte de Europa.

La politóloga Patricia Rangel, de la Universidad de Brasilia, resaltó a IPS que es histórico el hecho de que por primera vez cargos ministeriales claves estén ocupados por mujeres.

Más allá de cualquier diferencia o duda respecto al gobierno de Rousseff, Rangel planteó que es "imposible dejar de reconocer el avance que esa decisión representa" para las mujeres.

Rangel, especialista en temas de género, participación y democracia, recordó que el feminismo considera que para transformar el sistema político de forma radical, las mujeres tienen que tomar el poder.

Esa asunción debe ser, en "término de presencia, estando físicamente en los lugares de poder y decisión, y en término de ideas, poniendo en la agenda política pautas de interés de las mujeres", puntualizó.

"Con los nombramientos recientes, las mujeres están conquistando el poder dentro de la lógica de una política de presencia en el gobierno del país", opinó.

Rangel planteó que en Brasil también se está rompiendo otro estereotipo de la participación femenina en los gobiernos, el de considerar a las mujeres como más adecuadas para ocuparse de ministerios vinculados a lo doméstico y del cuidado, como educación, sanidad y asuntos sociales.

En cambio, se mantenía como un nicho de dominio masculino las carteras consideradas "importantes", como economía, industria o defensa.

"Nuestra sociedad patriarcal reproduce la idea de que ‘política es cosa de hombres’ y las estructuras e instituciones políticas, basadas en ese patriarcado, encajan a las mujeres en funciones o áreas tradicionalmente asociadas al mundo femenino en las esferas institucionales", analizó.

Por eso para Rangel, hay que celebrar la ruptura de esa especie de "pacto invisible" en el mundo político. La presencia de más mujeres en cargos claves del gobierno cuestiona la tradicional "política sexista brasileña de cuanto más poder, menos mujeres".

Para la especialista, a estos logros en la presencia femenina debe sumarse la incorporación efectiva de una agenda de género, y reformas políticas para impulsar la mayor participación de mujeres en la política y otras esferas del poder.

"Vengo a abrir las puertas para que otras muchas mujeres puedan ser presidentas y para que hoy todas las brasileñas sientan el orgullo y la alegría de ser mujer", dijo Roussef en su juramentación. Añadió que llegaba "para glorificar la vida de cada mujer brasileña" y que su "compromiso supremo" era honrarlas, "proteger a los más frágiles y gobernar para todos".

La antropóloga Solange Dacach, una reconocida feminista, actualmente involucrada en proyectos de mujeres en procesos de pacificación en comunidades pobres, calificó a IPS justamente como un comienzo "importante" pero "no suficiente" los avances de este año en Brasil en la participación femenina.

"El gran desafío ahora es que las mujeres desciendan del poder e interactúen con otras mujeres", dijo. Ello para "que abran un verdadero canal de comunicación para la discusión de políticas de género, que reconozca la gran diversidad brasileña, las diferencias culturales y socioeconómicas entre las mujeres", explicó.

Dacach subrayó la existencia de sectores de mujeres no representadas todavía en el poder, como las negras, las indígenas, las integrantes de movimientos campesinos, ambientales y de trabajadoras y consideró fundamental su reconocimiento para darles acceso real a las políticas públicas.

"No es solo llegar al poder sino llegar al poder con capacidad infinita de ejercer ese poder", subrayó.

Por Fabiana Frayssinet
Foto: Dilma Rousseff abraza a Gleisi Hoffmann tras juramentación de la ministra

Crédito: Cortesía de Presidencia de Brasil

Fuente: IPS

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