La olvidada memoria de las poetas prostitutas chinas
Improvisado en la barca Para mis padres, pesa más el dinero que su hija. Y así, con el laúd entre los brazos, recorro sola, mil y mil leguas. Al claro de la luna, tras mi concierto, no cesan de aplaudirme. No saben que no han escuchado música, sino los sollozos de mi alma rota. La poesía en China data, según los expertos, del siglo XVIII a. C., es decir, de mil años antes que Homero. Pero es durante las dinastías Tang (618-907) y Song (960-1279) cuando la poesía alcanza su apogeo. Desde finales del siglo VII, la composición poética era el contenido principal de los exámenes oficiales para optar a un puesto de funcionario público, de manera que quien deseaba entrar en la administración tenía que conocer bien la poesía y ser poeta, o por lo menos, versificador. Sí, habéis leído bien. Han cambiado mucho las cosas, ¿verdad? La poesía no era sólo para una reducida élite. Al contrario, había poetas barqueros, campesinos, artesanos… y también poetas prostitutas. La difusión de la poesía llegó a un grado sorprendente, según explica Guojian Chen en su libro Antología de poetas prostitutas chinas (siglo V – siglo XXI): “Se presentaba un poema al solicitar empleo y se dedicaban versos a los amigos que se despedían, a los oficiales que se marchaban a la guerra, a los colegas que sufrían”. Los versos del afamado poeta Bai Juyi aparecían inscritos en las paredes de las escuelas, de los templos, de las oficinas de correo. Se vendían copias de sus versos en los mercados o se trocaban por vino en las tabernas. El país miraba hacia la poesía. ¿No os parece esto un top manta milenario y poético? Las poetas prostitutas escribían sobre el amor, el desamor, la injusticia social, la exaltación de la naturaleza, la amistad y la nostalgia. Las instruían en los burdeles con el fin de atraer a clientela exquisita y solvente Y es en ese contexto histórico en el que empiezan a proliferar poetas prostitutas. Las dueñas de prostíbulos buscaban jóvenes hermosas que se encontraran en situaciones difíciles, algo frecuente pues China durante milenios ha sido un país feudal y machista que ha despreciado a las mujeres. En los burdeles las instruían en la poesía, con el fin de atraer a clientela exquisita y solvente. Las poetas prostitutas escribían sobre el amor, el desamor, la injusticia social, la exaltación de la naturaleza, la amistad y la nostalgia. Muchos de sus versos están llenos de dolor. Es fácil imaginar la discriminación y el desprecio que sufrían, pero sobre todo la soledad y el deseo de volver a sus aldeas, a sus orígenes, el deseo de recuperar sus vidas, de ser libres, sin ataduras. Durante la última década, se han realizado esfuerzos en la investigación y recuperación de estas poetas prostitutas. El libro del que hablamos recoge una colección de exquisitos poemas, recopilados por Guojian Chen y publicado por la editorial Visor. Un recorrido y un homenaje a estas poetas, a estas mujeres que huían de sus vidas a través de la poesía. Un libro lleno de historias y de belleza. LI YE Alegría por la visita que me hizo Lu Hongjian, a la orilla del lago, cuando estaba enferma Te marchaste, la última vez, al claro de luna, en medio de una copiosa escarcha. Vienes ahora, entre brumas glaciales, a verme aquí, tumbada, enferma. Las lágrimas me quitan la palabra. Te pido tomar el vino de Tao, el del famoso poeta retirado a la montaña, e improviso un poema para agradecerte. Una borrachera casual. No viene mal. ¿Qué hacer, si no? LI YE Dedicado a mi amigo Zhu Fang Subiendo a la alta montaña, contemplo el agua del gran lago. Las añoranzas no distinguen entre el día y la noche. Pienso yo en ti y tú en mí, meses tras meses, años tras años. Verdean lozanos bosques. Flores silvestres compiten en abrirse. Cuando volvamos a vernos, te diré todo lo que estoy sufriendo. LI YE Ocho superlativos El más cercano y el más lejano: El Oriente y el Occidente. El más profundo y el menos hondo: Arroyo cristalino. Los más altos y los más resplandecientes: El sol y la luna. Los que más se aman y los que más se desaman: Marido y mujer. XUE TAO El arroyo otoñal Cristalino arroyo color frígido, envuelto en neblinas. Diez cuerdas de cítara susurrando desde lejos. El son llega hasta mi almohada, despertando mis amorosas añoranzas. Triste, no puedo conciliar el sueño. XUE TAO Despidiendo a un amigo País de agua, juncos escarchados de noche. Luna glacial y montañas sombrías. A partir de esta noche nos separan mil leguas. Larga como gran muralla la pesadilla de ausencia. LIU CHAICHUN Esperando el regreso de mi marido (Según la melodía Luohongqu) IV Aquel año, cuando nos despedimos, me dijiste que ibas a Tong Lu. Pero allí nadie te encuentra. Hoy he recibido una carta que me enviaste desde Cantón,Portadoras de sueños
ciudad mucho más lejana.
Por Marta Navarro
Fuente: Revista Pikara