Con derecha conservadora e iglesias fundamentalistas ¡¡que las diosas nos protejan!!
La campaña piñerista 2009 simulaba aprontes para un inédito gobierno derechista liberal, tanto en lo referido a cultura, como en materia económica: telegénico rostro ABC1 gay validando las orientaciones sexuales diferentes del paradigma heterosexual, así como la diversidad de vida familiar, declaraciones de apertura al aborto terapéutico por parte del candidato y miembros de su partido RN, reconocimiento de diferentes tipos de familia además de la sacra familia nuclear, promesa de distribución de la anticoncepción de emergencia, en fin, una “nueva derecha”. El voto mayoritario de la población desinformada instaló esta promesa de destape en el palacio presidencial. Las ilusiones de muchas/os se fortalecían en el contexto de la debacle eclesial vaticana que, luego de transparentarse en países del norte industrializado, financierizado y post religioso, llegó a nuestra devota región bajo la forma de los escándalos criminales de Maciel, Cox, Karadima, entre otros. Andrés Chadwick (UDI), Luis Larraín y Andrés Allamand (RN) elaboraron el proyecto de acuerdo de vida en pareja (AVP) presentado por este último en junio del 2010, buscando regular y otorgar dignidad a las parejas de hecho. Las personas eventualmente beneficiadas imaginaron un Chile casi tan garante de derechos como Argentina. Lily Pérez declaraba hacia fines del 2010 “el Presidente Piñera ya dijo en campaña que íbamos a legislar para más de dos millones de chilenos y chilenas que conviven y ahí entran todos: parejas heterosexuales y del mismo sexo”. “Creo que se va a venir un debate fuerte respecto del aborto terapéutico después del testimonio de la periodista Mónica Pérez, ... en TVN. Este es un tema que vamos a tener que enfrentar más allá de si estamos o no de acuerdo, porque creo que con esa realidad no se pueden cerrar los ojos y el Presidente Piñera ha sido bastante consistente”. Más aún, si bien Karen Espíndola con su embarazo y su coraje en la defensa de los derechos y libertades que el sistema internacional le otorga, no había conseguido movilizar proyectos de ley sobre aborto según causales, el drama de Mónica Pérez y su comprometida abogacía por el aborto terapéutico, encontró eco en Evelyn Matthei, importante figura de la derecha fundamentalista, religiosa y de mercado. Así fue como la ex senadora UDI y Fulvio Rossi (PS) presentaron en diciembre 2010 un proyecto de ley para recuperar el aborto terapéutico proscrito por la dictadura, en el acotado caso en que el feto sea declarado inviable. Pero las cosas no son tan simples como parecían. Al interior de la derecha surgieron marejadas que hacen naufragar las promesas de campaña y restituyen en Chile el paisaje que corresponde a una derecha conservadora neoliberal, no liberal. Evelyn Matthei casi fue expulsada de la UDI y luego, en maquiavélica operación, neutralizada con su instalación en el gabinete de su ex enemigo Piñera. La Moneda se jugó por rebajar el proyecto de acuerdo de vida en pareja. Para rematar la seguidilla de arrepentmientos de lo prometido en campaña, luego de que la Comisión de Salud del Senado aprobara la idea de legislar en torno al aborto denominado terapéutico, el Presidente Piñera aclaró a la comisión política de RN que no apoyará ninguna de las iniciativas sobre aborto que se debatirán en el Congreso y que está dispuesto a hacer uso de su facultad presidencial de veto tantas veces como sea necesario. ¿Un cambio climático político, un travestismo discursivo o la simple caída de una engañosa máscara? Pero ahí no se detuvo el intento por imponer el orden de los claustros. Adolescentes blancos, rubios y doctrinados iniciaron una campaña comunicacional contra el aborto terapéutico con un despliegue que evidencia soporte financiero suculento y, a una semana de las fiestas patrias, el Presidente asistió al Te Deum de las iglesias evangélicas, donde se produjo el clímax del destape medieval. El obispo Hédito Espinoza se dio el lujo de transparentar hasta el exceso su moral castigadora y cuestionó la anticoncepción de emergencia, patologizó la diversidad sexual, demonizó el AVP catalogándolo de primer paso para validar la pedofilia, el incesto y la zoofilia, y condenó el aborto. La ceremonia, más que un rito religioso, fue una intervención en asuntos de Estado, al más puro estilo vaticano. La reacción de gobierno no se hizo esperar, Sebastián Piñera sostuvo que las tareas más importantes de un Presidente de Chile son la lucha ” por la vida, la dignidad y la familia de todos y cada uno de los chilenos, desde el momento de la concepción hasta el momento de la muerte natural", Larroulet coincidió con el obispo en temas como aborto y AVP y Chadwick en un malabarismo discursivo manifestó que en la democracia hay derecho a discrepar, pero que lo que ha hecho el Presidente Piñera es comprometerse a fondo con la familia. El irrespeto a los derechos, libertades y dignidad de las personas no ha tenido límite. Las feministas miran estos acontecimientos con la certeza que la defensa de los derechos sexuales y reproductivos, las libertades –en especial la libertad de decidir - y el Estado laico, será una tarea permanente, en frente de un gobierno que subordina sus decisiones a los berrinches de religiosos anclados en las ideas del medioevo y a las presiones de sus sectores partidarios más conservadores. Han caído las máscaras y los cantos de sirenas han dado paso a alaridos lúgubres. Las feministas sostenemos que sólo el reconocimiento del derecho a decidir en libertad sobre nuestros cuerpos y proyectos de vida, nos otorgará a las mujeres la igualdad de género sustantiva, expresión verdadera de justicia social entre mujeres y hombres. El aborto legal, seguro, gratuito y voluntario requiere ser la exigencia de todas y todos quienes pretendemos construir una sociedad solidaria, integradora, que reconozca los derechos sin exclusiones.