Irak "Prostitución endémica en Bagdad "
"Mis hermanos fueron condenados a muerte, y el precio para evitar su ejecución fue ofrecer mi cuerpo", señaló Rania, una iraquí que a los 16 años fue violada por oficiales del régimen de Saddam Hussein que en 1991 atacaron el sur del país, de mayoría chiita.
Rechazada por "avergonzar" a su familia, Rania escapó a Bagdad y pronto cayó en el distrito rojo capitalino.
La prostitución y la trata de personas con fines sexuales son endémicas en Iraq, donde la violencia de la ocupación militar y los conflictos sectarios destrozaron las instituciones nacionales, empobrecieron a la población y destruyeron familias y barrios. Más de 100.000 civiles murieron desde 2003 y otros 4,4 millones debieron abandonar sus hogares.
"Las guerras y los conflictos, donde sea que se libren, invariablemente derivan en un alto grado de violencia contra mujeres y niñas", denunció Amnistía Internacional.
Rania ascendió hasta ser encargada de reunir el dinero de los clientes. "Con cuatro muchachas se pueden tener unos 200 clientes al día, 50 por cada una", explicó.
Cuesta 100 dólares la sesión, indicó Rania. Muchas adolescentes vírgenes se venden a 5.000 dólares. Los destinos más populares son el norte de Iraq, Siria y Emiratos Árabes Unidos. Se paga alrededor de la mitad por las que no son vírgenes.
Las jóvenes que huyen de la violencia doméstica o de un matrimonio forzado son las más vulnerables de caer en manos de proxenetas en paradas de autobús o de taxis. Algunas son vendidas por su familia para que se casen y terminan en redes de trata de personas.
La mayoría de las encargadas de redes de trata son mujeres que gestionan burdeles en barrios como Al-Battaween.
Las fuerzas estadounidenses allanaron el burdel de Rania hace seis años y liquidaron su negocio. Las prostitutas fueron acusadas de amparar al terrorismo.
La cárcel cambió la vida de Rania. Mientras estuvo en la prisión bagdadí de Al-Kadimiyah, donde más de la mitad de las reclusas están presas por prostitución, entró en contacto con una organización que ayuda a las mujeres. Ahora trabaja como investigadora de forma encubierta aprovechando su experiencia y vínculos para infiltrarse en burdeles.
"Trato con proxenetas", indicó Rania, vestida de negro, con las uñas pintadas del mismo color y brazaletes de oro. "No les digo que soy una activista, sino que me dedico a la trata. Es la única forma de obtener información. Si me descubren me matan", añadió.
Una vez, Rania visitó con dos compañeras un burdel donde había muchachas de 16 años con oficiales del ejército de Estados Unidos. La propietaria le dijo que un intérprete iraquí oficiaba de intermediario y transportaba a las jóvenes desde y hacia la base.
Las compañeras de Rania sacaron fotografías de las adolescentes con sus teléfonos celulares, pero las descubrieron. "Una de las muchachas se puso muy nerviosa y las acusó de espías", recordó. "No sé cómo escapamos. Tuvimos que huir descalzas", exclamó.
Antes de la Guerra del Golfo de 1991, el alfabetismo femenino en Iraq era de los mayores de Medio Oriente, y había más profesionales en el mercado laboral, como médicas y maestras, que en otros países de la región.
Veinte años después, la situación de las mujeres es muy diferente. La shariá (ley islámica) domina la vida cotidiana eludiendo el sistema jurídico.
"Muchos factores son responsables del aumento de la trata de personas y la prostitución en la zona", según un estudio de una organización religiosa, divulgado el año pasado.
"La guerra encabezada por Estados Unidos no sólo instaló el caos, sino que aumentó la inseguridad y la anarquía, la corrupción, el incremento del extremismo religioso, las dificultades económicas, los matrimonios forzados, la violencia de género y la discriminación recurrente de mujeres, los secuestros, la impunidad de delincuentes y el desarrollo de las nuevas tecnologías, asociado a la globalización de la industria del sexo", añade.
La Organización Internacional de las Migraciones (OIM) estimó que 800.000 personas al año son víctimas de trata y tráfico, pero es muy difícil tener estadísticas de Iraq.
La Constitución iraquí prohíbe la trata de personas, pero no hay leyes penales al respecto. Es un sistema perverso porque las víctimas suelen ser castigadas.
La OIM trabaja con un panel interministerial para revisar el proyecto de ley contra la trata de personas, frenado por el gobierno en 2009.
"Tenemos denuncias de trata y tráfico de personas", indicó el subsecretario de Migración y Desplazamiento, juez Asghar al-Musawi.
"Las instituciones estatales no están maduras como para lidiar con ese asunto", apuntó.
"Es un fenómeno que no prevalecía en 2003", señaló el investigador Samer Muscati, de la organización de derechos humanos Human Rights Watch. "No tenemos estadísticas específicas. Es el primer paso para atender el problema. Tenemos que saber cuán significativo y expandido está el problema. El gobierno no lo ha hecho, tampoco controla ni toma medidas contra las personas responsables de las redes de trata, hay un vacío en la información", explicó.
Zeina, de 18 años, tenía 13 cuando su abuelo la vendió a Dubai por 6.000 dólares, según la Organización para la Liberación Femenina en Iraq. Practicaba sexo oral a los clientes hasta que un hombre pagó 4.000 dólares para quitarle la virginidad.
Después de cuatro años, Zeina logró escapar de Emiratos Árabes Unidos y volver con sus padres a Bagdad. Decidió denunciar a su abuelo, pero desapareció. La organización tiene información de que fue vendida otra vez, ahora por su madre.
La organización recibió amenazas por su trabajo, señaló su directora Yanar Mohammad.
"Iraq tiene toda una generación de adolescentes cuyos cuerpos fueron convertidos en campos de batalla por ideologías criminales", añadió, con un suspiro.
Por Rebecca Murray