octubre 20, 2011

Abriendo ventanas de esperanza a las mujeres rurales a través de las tecnologías de la información y comunicación

En el siglo de las tabletas y los androids, casi el 50 por ciento de la población mundial, la que vive en zonas rurales, todavía posee un acceso limitado a lo que para la otra mitad es una herramienta básica para trabajar, informarse o gestionar las relaciones sociales: el ordenador. La brecha digital que sufren los países en desarrollo está íntimamente ligada a la pobreza, el analfabetismo y las barreras lingüísticas. Una brecha que se agranda cuando medimos el acceso de las mujeres a estas tecnologías de la información y la comunicación (TICs). La resolución 58/146 de la Asamblea General de la ONU vino en 2004 a reconocer la necesidad de hacer llegar las TICs a las mujeres rurales; la razón, las TICs son una vía rápida para incorporar a las mujeres a puestos de liderazgo en su comunidad y ayudar a reducir la desigualdad.

En las áreas rurales de Ecuador, las TICs son un bien muy escaso que poseen la virtud de cambiar vidas. Por ejemplo, la de Angelita Villa Salazar, en el oriente ecuatoriano: “Al principio pensé que dañaría el ordenador con sólo tocarlo. Hoy estoy en la universidad y mando cada día los deberes por correo electrónico”, cuenta satisfecha.

Con el apoyo de ONU Mujeres, la ONG AMJUPRE viene desde 2008 impartiendo cursos de capacitación a más de 300 mujeres lideresas de zonas rurales de Ecuador, enseñándoles a perder el miedo a la tecnología y a sacarles todo el rendimiento posible para sus funciones públicas. AMJUPRE les abrió un mundo de posibilidades que les afianzó como líderes y que ellas convirtieron en beneficios para otras personas.

Rosa Balcázar, de la provincia de El Oro, se ha convertido en el motor de su comunidad con logros tan importantes como un nuevo alcantarillado, viviendas y agua potable. Rosa utilizó los nuevos conocimientos adquiridos en los cursos para acceder a información, solicitar formularios y presentar proyectos a las administraciones.

Otra de las cosas importantes que los ordenadores han traído a las vidas de Angelina o Rosa es independencia y confianza en sus capacidades y futuro: “ahora me siento mejor, me he dado cuenta de que soy capaz de aprender. Es emocionante”, cuenta Angelina. Luz Haro, presidenta de AMJUPRE, confirma esa impresión: “el conocimiento en nuevas tecnologías le hace sentirse más importantes y valiosas. Ahora cuidan de sus familias, pero también trabajan como profesionales y atienden sus responsabilidades como líderes en la esfera pública”.

Para Luz Haro otro de los éxitos de este programa ha sido convertir a las mujeres que llegaban en profesoras de las siguientes y crear nuevas redes de comunicación entre ellas. “Balbina Pimbo apenas tenía estudios primarios cuando llegó al curso de capacitación y ahora enseña a otras mujeres a manejar las TICs”, dice.

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Fuente: ONUMUJERES

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