Nos deja la cantante Cesaria Evora, “la dama descalza” de Cabo Verde
La cantante, de 70 años, tuvo un duro recorrido hasta alcanzar un tardío éxito que la llevó a lograr un «Grammy»
La cantante Cesaria Evora fallecía el pasado sábado 17 de diciembre a los 70 años en la isla de San Vicente, Cabo Verde. La causa de su muerte fue una "insuficiencia cardiorrespiratoria aguda y una tensión cardiaca elevada".
El equipo que la atendió señalaba que la cantante ingresó con un cuadro muy complejo acuciado por problemas coronarios y un edema pulmonar. En mayo de 2010 se sometió a una operación a corazón abierto y hace unos meses anunciaba al diario francés Le Monde que se retiraba de los escenarios por sus problemas de salud.
Nació en 1941 en Cabo Verde en el seno de una familia de músicos. Su primer disco, ’La diva descalza’ lo publicó en 1988, pero fue en 1992 con ’Miss perfumado’ cuando conoció el éxito con 50 años.
La artista fue la principal responsable de dar a conocer al mundo el «blues» caboverdiano, la llamada «morna», así como la «coladera», similar a la anterior pero con un ritmo más acelerado, géneros influenciados por Europa y Latinoamérica.
Con «Mar azul» (1991) la cantante comenzó a tener éxito, que confirmó con «Miss Perfumado» (1992) cuando ya tenía 50 años y mucha tralla de bares y tabernas baratas. Los viajes por todo el mundo se sucedieron a partir de entonces, lo que le dio la oportunidad de actuar junto a artistas de renombre, entre ellos Chucho Valdés, Caetano Veloso y Compay Segundo. «Cize», como era llamada cariñosamente por los amigos.
En su larga carrera Evora recibió multitud de reconocimientos. En 2004 recogía el Grammy al Mejor álbum de música contemporánea por ’Voz de amor’, en 1998 el Premio de la Música de la Unesco y la consideración de Caballero de la Legión de Honor de Francia en 2009.
Estuvo en España en numerosas ocasiones. Fue la reina del ciclo llamado «Mundo jazz» y allí plasmó esos registros suyos, capaces de acercarse a lo más profundo de su tierra o viajar a otras claves melódicas y rítmicas occidentales.
El fallecimiento de la artista conmocionó a su país y a las naciones de habla portuguesa, para las que la «diva descalza», como era conocida, se había convertido en un símbolo.
Fuente: AmecoPress.
