Persiste vulnerabilidad de parejas de migrantes ante VIH
Las mujeres rurales que se quedan en sus comunidades de origen mientras sus cónyuges migran temporalmente a Estados Unidos enfrentan una alta vulnerabilidad al virus de inmunodeficiencia humana (VIH/Sida), debido a su “escasa capacidad” para negociar relaciones sexuales protegidas y la negativa de sus parejas a usar condón.
En el estudio “25 años de Sida en México: logros, desaciertos y retos”, la Secretaría de Salud federal (Ss) y el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) señalan que esa vulnerabilidad a la enfermedad también se debe a que ellas poseen un conocimiento menor acerca de la transmisión y prevención del VIH.
Una de las consecuencias de la migración es el cambio en las relaciones familiares, sobre todo para las mujeres que se quedan en las comunidades, pues deben reajustarse a su nuevo contexto de “mujer sola”. Esta situación impacta en su salud sexual y reproductiva.
Por ejemplo suspenden el uso de anticonceptivos y revisiones ginecológicas, porque dejan de tener actividad sexual.
Al regreso de los migrantes, ellas, ignorando las prácticas sexuales de sus esposos en Estados Unidos (confiando en su fidelidad), y asumiendo el rol tradicional de “buenas esposas” poseen escasa capacidad para exigir el uso del condón al recién llegado.
Cabe mencionar, que de acuerdo con la investigación, las mujeres rurales consideran el preservativo útil para evitar un embarazo, pero no para evitar la adquisición de una infección de transmisión sexual (ITS) como el VIH.
Las y los especialistas autores del documento coinciden en que esta circunstancia permite explicar la relación entre la “ruralización y la feminización del Sida” en México.
De 1987 a 2007 el porcentaje de mujeres con Sida se ha incrementado de 8.4 a 22.1 por ciento, según datos recopilados por Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en el documento Mujeres y Hombres en México 2010.
Entre los estados con mayor número de casos acumulados de Sida en el país de 2002 a 2011, están Guerrero y Chiapas, con 6 mil 442 y 6 mil 225, respectivamente. Ambas entidades tienen una alta población rural e indígena, de acuerdo con el Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH/Sida (Censida).
En el informe “25 años de Sida en México: logros, desaciertos y retos” se abunda que un estudio sobre prácticas de riesgo entre trabajadores agrícolas mexicanos en Estados Unidos, reveló que quienes tenían pareja en el país de origen contaban con información acerca de la transmisión y prevención del virus, pero se negaban a usar condón con sus cónyuges.
Este hecho incrementa la vulnerabilidad de las mujeres al virus, sobre todo porque la mayoría de los migrantes tiene prácticas sexuales fuera de México, y reside en estados del vecino país con tasas elevadas de VIH/Sida, como California, Texas, Illinois y Arizona.
Otro factor que aumenta el riesgo de que las cónyuges de migrantes adquieran la ITS es que sus parejas en los lugares de destino viven nuevas experiencias sexuales, que intentan replicar con sus compañeras en las comunidades de origen.
De acuerdo con las y los expertos de la Ss y del INSP, la vulnerabilidad al VIH a la que están expuestas las mujeres en las comunidades de origen, documentada desde mediados de los 90, “no parece haber cambiado nada a favor de relaciones protegidas con la pareja”, por el contrario se han acentuado las condiciones que favorecen una mayor desigualdad de género.
Por Guadalupe Cruz Jaimes
Fuente: Cimac Noticias