enero 10, 2008

Ella para él, él para el Estado y los tres para el Mercado: Globalización y género

"Ella para él y él para el estado" decía Hobbes, uno de los padres del liberalismo político y económico. Con esta frase, resumía el reparto de roles, la división sexual que durante siglos ha separado el espacio privado del espacio público y que reflejaba la subordinación de la mujer al varón y de ambos al Estado. Casi cuatro siglos después, la globalización económica capitalista aporta un nuevo actor en este reparto de funciones. El mercado irrumpe como principio articulador básico y totalizador alrededor del cual giran las mujeres, los hombres y los propios estados.

El mercado capitalista con su nuevo patrón de acumulación mundial marca un nuevo orden de vida para todas las personas. Los procesos de globalización no sólo afectan a las relaciones internacionales, sino también a la vida cotidiana. Ya no es el Estado totalizador, sino el mercado el que domina todo. Son los poderes económicos los que van adquiriendo una mayor injerencia en las decisiones que afectan a la vida de los seres humanos, mientras que el poder político pierde influencia. Hoy, cuando se habla de economía globalizada, son precisamente las economías domésticas las que no se sustentan. ¿Qué posibilidades de elegir tienen las mujeres en las sociedades de mercado sino es elegir entre cinco marcas distintas de detergente pertenecientes a la misma multinacional? ¿Qué poder político real sino el de ser escaparates de un sistema que hoy demanda la igualdad y la paridad como un ardid para legitimarse, y que así legitima su exclusión? ¿Cómo darle la vuelta a ese calcetín viejo, agujereado y vacío que es la política tradicional y hacer que la política retorne o torne de una vez por todas a los asuntos verdaderamente importantes, a los intereses reales de las personas y de las sociedades? ¿Cómo puede el mercado valorar con argumentos que no sean estrictamente monetarios, un trabajo que produce bienes y servicios no destinados a la venta, pero básicos y esenciales para que funcione el resto? Y ahora que las mujeres han entrado en el ámbito público, ¿cómo se las apañará el mercado para que los varones hagan el camino inverso y por fin asuman sus responsabilidades dentro de la esfera doméstica?

A lo largo de la Historia, las mujeres han desempeñado un papel fundamental en el desarrollo y mantenimiento de los núcleos familiares, de las comunidades y de las sociedades, un papel que nunca ha sido valorado, sino denigrado y minusvalorado y que permanece aún hoy invisible, sin valor económico y social. Sin embargo, las familias, las sociedades, los Estados, las empresas y la economía mundial están en deuda con las mujeres.

A pesar de los logros en la lucha de las mujeres, las reglas del juego siguen siendo masculinas y a esto se suma que la globalización es en sí misma androcéntrica. Sus valores son la competencia, el egoísmo, el individualismo, la compraventa, el beneficio por encima de todo, la razón instrumental y la ausencia de ética. La globalización obedece a la lógica de un solo género, induce a pensar, sentir y funcionar en clave típicamente masculina.

Los hechos sociales se pueden analizar desde una perspectiva feminista débil: ofrecer un enfoque general que incluya la dimensión de género como mera parte integrante del conjunto, esto es, como algo anecdótico, marginal, específico o particular; o se pueden analizar desde una perspectiva feminista fuerte: partir del enfoque de género como elemento estructurador de todo el conjunto, ya que el género, por afectar transversalmente a todos y cada uno de los hechos sociales, debe ser una de las claves esenciales para analizar el resto. Este segundo enfoque será el que mueva estas páginas.
  • Trabajo integro:

http://www.rebelion.org/cultura/genero260701.htm

Chusa Lamarca Lapuente
Cuaderno de Materiales
Fuente: Rebelión

Sí a la Diversidad Familiar!
The Blood of Fish, Published in