“A la jerarquía eclesiástica le asusta la teología feminista”
Los procesos de exclusión de las mujeres han existido en todos los ámbitos sociales, culturales, económicos, históricos… y, también, en el religioso quizá con más fuerza por tratarse de un patriarcado hereditario y perdurable por los siglos de los siglos. Las elites intelectuales de mujeres teólogas y feministas se han resistido a la reproducción de ese sistema patriarcal y lo han criticado con revisiones científicas e interpretativas del acontecer religioso y bíblico. Estas teólogas provistas de nuevos enfoques epistemológicos proponen un nuevo discurso dentro de la iglesia, a pesar de que la jerarquía eclesiástica sea remisa a los planteamientos de una teología feminista por no perder el privilegio histórico del que disfrutan y han disfrutado los varones dentro de la iglesia.
Se celebran congresos y seminarios anuales sobre “escritoras y escrituras, de lo sagrado a lo profano”, Mercedes Arriaga, filóloga y organizadora de este tipo de encuentros, señala a AmecoPress que “se tratan temas espirituales desde una perspectiva no ortodoxa. Las aportaciones de las mujeres, sean religiosas o profanas, no tienen el reconocimiento y sitio que les corresponde dentro de la cultura institucional. Faltan las obras y nombres de las mujeres que han hecho aportaciones valiosas a la cultura. Nuestros seminarios intentan recuperar ese patrimonio cultural femenino y feminista, necesario para tener a las mujeres como sujetos históricos”.
Arriaga, explica que la perspectiva feminista en los textos religiosos existe desde el principio de las literaturas religiosas; si bien, la mujer ha intervenido en esa escritura alrededor del siglo XII con dos ejemplos como son las italianas Catalina de Siena y Ángela de Foligno que se sitúan en esa época en que la literatura deja de ser oral para ser escrita; “justo en el principio de las literaturas en lenguas vulgares; a partir de ahí, puede decirse que hay una tradición de literatura femenina dentro de los conventos que tiene sus representantes en Europa como las conocidas abadesas alemanas, entre ellas Hildegard of Bingen; y en España, con ejemplos como Teresa de Cartagena que escribe el tratado de “La arboleda de los enfermos” como una revelación directa del mismo Dios, estratagema que le sirvió para defender su escritura y su posición como mística. Este texto lo utilizarían posteriormente las místicas y las teólogas feministas”.
La filóloga defiende que la mística, de la que se apropiaron después los varones, nació como una forma de espiritualidad femenina, nacida en el ámbito femenino. Así, las beguinas, del siglo XII, agrupaciones de mujeres cristianas e intelectuales que dedicaban su vida a los desamparados y enfermos, y que en el renacimiento español se las conocería como “beatas”, son mujeres que no son monjas, sino seglares que deciden dedicar su vida a una espiritualidad más libre y fuera de las jerarquías eclesiásticas. Entre las beguinas , la más famosa fue Margaritte Porette, mística que acabó en la hoguera por su obra presuntamente hereje y por negarse a retirar de la circulación su libro “El espejo de las almas simples”.
- La teología feminista
La teóloga Mercedes Navarro, señala que la teología feminista, “no sólo se ocupa de las mujeres que hay en la Biblia, que eso ya está estudiado, sino sobre todo, desde una perspectiva crítica de conocer los procesos de exclusión de las mujeres tanto a la hora de elaborar los textos, tanto en su tradición oral como escrita y si se ha producido una exclusión en la recepción de los textos y en su traducción ya que, por ejemplo, cuando se tradujo la Biblia hebrea al griego o el nuevo testamento del griego al latín; en los textos originales encontramos que habían sesgos de género muy claros que se han excluido en las traducciones.
Por ejemplo, a San Jerónimo, se le debe “La Vulgata”, la traducción latina de la que se ha alimentado occidente. “Este hombre –explica Navarro- aprendió el hebreo con dificultades y tenía unas amigas muy cultas que sabían hebreo y griego y que le ayudaron muchísimo en lo que fue su traducción al latín. Ellas no sólo no aparecen en las traducciones latinas de la Biblia sino que el mismo Jerónimo al traducir comete sesgos de género muy gordos. Por ejemplo al traducir los textos del Genésis cuando trata la sumisión de Eva, en lugar de traducir de modo genérico, lo hace como Eva subordinada a Adán. No hace una traducción exacta del hebreo porque en ese idioma no aparece la subordinación sino la reciprocidad. Hemos bebido de eso toda la vida. La Biblia dice: “Tu deseo irá a tu marido y él te sometera”, cuando en hebreo es: “Tu deseo irá a tu marido y el de tu marido a ti”.
La teología feminista, continúa Navarro, pretende reconstruir escenarios con todos los medios que se disponen en la exégesis bíblica: estudios filológicos, estudios arqueológicos, de la iconografía, literarios; y sobre todo, los estudios históricos feministas para reconstruir los escenarios donde se redactaron los textos. “No se trata de contabilizar a las mujeres y salvarlas de tradiciones que están en la Biblia, es más que todo eso”. Para la teóloga el concepto de teología feminista “estrictamente hablando” hay que remontarse a “La Biblia de las Mujeres” de 1895, es ahí cuando se ponen los cimientos de esta teología; aunque en sentido teórico, es a partir de los años 70 cuando más auge tiene esta teología con el movimiento feminista de aquella época”
- La mujer como sacerdote y en órganos de poder
Hay teólogos – explica la filóloga Arriaga- que comparten completamente las posturas de la mujer en la iglesia y en los textos bíblicos; aunque sus escritos se pronuncian más bien a favor de la dignidad de las mujeres: “No se puede decir que los varones no hayan participado en ese reconocimiento de escritura y de cultura. Muchos hombres de la iglesia se han manifestado a favor de la visión que las mujeres ofrecen o han ofrecido sobre las visiones de lo divino o sobre la espiritualidad”. En cambio, la jerarquía de la iglesia, “al igual que ocurre con otras teologías, como la de la liberación, que se sale de la oficial, no les hace mucha gracia la teología feminista porque va en contra de esa jerarquía ya que coloca cómo pregunta fundamental el por qué las mujeres no pueden participar dentro de la iglesia democráticamente como los hombres y el por qué las mujeres no pueden ser sacerdotes. No hay ninguna respuesta racional para contestar a esa pregunta, cuando son muchas las mujeres que realizan la evangelización, la asistencia a los enfermos, hacen todas los trabajos que tienen que ver con el ser cristiano; mientras que los hombres, además de estas labores, son los únicos que tienen la posibilidad de insertarse en la estructura de poder y de la toma de decisiones”.
- Los textos bíblicos y sagrados
Arriaga, señala que “no hay que olvidar que la Biblia y todos los textos sagrados o profanos han sido escritos por los hombres; lo que está en ellos debe ser leído con una interpretación que contemple la sospecha. Hay que contextualizar lo que está escrito porque si una persona va a leerse lo que dicen los padres de la iglesia sobre la naturaleza de las mujeres se le pone a una los pelos de punta. Para San Agustín, por ejemplo, las mujeres somos la puerta del infierno, las herederas de Eva y por nuestra culpa entró el pecado en el mundo; esas son interpretaciones a las que se pueden oponer otras hermenéuticas que es lo que hace la teología feminista. Ver otras interpretaciones posibles desde un grado científico igual o mejorr que estas otras de la iglesia”.
Es cuestión de interpretaciones, hay una erudita italiana del siglo XIV, I. Varola, que escribe un tratado en el que demuestra que la persona que más pecó en tiempos del “pecado original” fue Adán y no Eva; para ello coge textos bíblicos y los interpreta utilizando los mismos argumentos que utilizan los padres de la iglesia. Llega a la conclusión – explica Arriaga- de que Eva como no tenía luces, había sido hecha por un material de desecho que le hacía inferior moral y mentalmente, por tanto, quien tenía la responsabilidad era Adán.
Por su parte, la teóloga Mercedes Navarro, destaca que “todos los textos sagrados son patriarcales, incluida la Biblia que es androcéntrica. En la actualidad, hay dos biblias traducidas por mujeres; una de Cady Stanton, la mencionada “La Biblia de las mujeres”, editada ahora mismo por Cátedra y que no está reconocida por la jerarquía de la iglesia. Se trata de una interpretación desde los textos originales del hebreo y el griego que se hizo con bastante precisión. La segunda es una traducción reciente que se llama “Justas” hecha por exégetas feministas del norte de Europa que han tomado la Biblia y la han traducido de forma no androcéntrica. De momento sólo está en alemán.
“Siempre ha habido mujeres – explica Navarro- que se han revelado por su condición de sometidas y contra la estructura masculina. Hay un ejemplo genial en el libro bíblico de Esther que cuenta como el rey Asuero estando casado con la reina Vasti, que era bastante sensata; cuando él la llama para que se desnudara en el banquete de sus invitados, ella se niega. El rey la repudió por este hecho e hizo un edicto asustado por si todas las mujeres imitando a su esposa hacían lo mismo con sus maridos”.
- El género de Dios
Para Arriaga, “el Dios de la Biblia es muchas veces violento, incluso pide que mates a tu hijo; aunque la primera imagen del Dios es amor y es una imagen femenina. Creo que cada creyente debe quedarse con la imagen que crea conveniente. Por mi parte, creo, que si lo hubiera, debería ser femenino.” Sin embargo, para la teóloga Navarro, “Dios no tiene género, pero se lo damos, las feministas lo nombramos en femenino, masculino y de forma impersonal”.
- Las monjas y la teología feminista
La teóloga Navarro, explica que la orden religiosa de las Irlandesas, que tuvo como fundadora a Mary Ward, quiso emular a la Compañía de Jesús –orden de hombres- para que las mujeres pudieran predicar y gobernarse por sí mismas. La iglesia no sólo suprimió la congregación por este hecho sino que las persiguió. La teóloga recuerda que son muchos los movimientos que se han revelado y no han sido contados por la historia, porque ésta siempre ha sido contada desde el bando de los vencedores. “Muchas religiosas y muchas congregaciones –señala Navarro- apoyan las teorías feministas como la del Sagrado Corazón que apoyan explícitamente a sus teólogas feministas; hay otros casos, como las Irlandesas, que no tienen teólogas, pero sí apoyan esta teología, incluso, sufragando gastos y ayudando a estudiar a futuras teólogas. También hay otras congregaciones más conservadoras que no apoyan este tipo de teología”
- Artículo integro: http://www.amecopress.net/spip.php?article937
Fuente: AmecoPress