enero 07, 2008

“Secretos de familia, el esquivo derecho al placer sexual”

Diazepam disuelto en la taza de té del marido para que éste no haga exigencias en la cama, mujeres que nunca han experimentado un orgasmo por convivir con eyaculadores precoces y las que nunca se han atrevido a ni siquiera verbalizar sus carencias y deseos y menos sus traumas por una violación que las mutiló. El abanico de vivencias sexuales de las mujeres se abre hoy como una nueva compuerta que saca a la luz los más ocultos secretos de familia de los chilenos.

Ya sea en la radio, en la televisión, en consultas médicas o en las sobremesas de amigos, la mayoría de las mujeres chilenas por primera vez se atreve a confesar sus deseos, experiencias y también su frustración sexual. Así lo demostró un estudio de la Corporación Humanas realizado en octubre de este año, en donde el 80% de las mujeres encuestadas puso su negación al derecho al placer sexual en segundo lugar, después de la discriminación laboral (98%).

Los cambios han sido vertiginosos. Si hasta hace algunos años era normal que la mujer callara cuando su pareja no le daba satisfacción, hoy lo reclama. Un problema no menor, ya que un estudio de salud que data de 2002 reveló que el 29% de los chilenos es eyaculador precoz.

Si a principios de los ’90, el 50% de los jóvenes chilenos admitía haberse iniciado sexualmente a los 15 años, la cifra subió al 70% en 2001. Y con ello también salen a la luz los efectos colaterales de una temprana iniciación sexual en un país en donde existe fuerte rechazo a las políticas más activas de control de la natalidad. Uno de ellos es la deserción escolar femenina. Según un estudio de Adimark de 2001, más del 40% de ellas tiene su origen en el embarazo prematuro de la joven.

  • “Jornada circular”

Así le llaman las investigadoras del Centro de Desarrollo de la Mujer (Cedem) al extenuante régimen laboral que cumplen las temporeras durante la cosecha de la fruta, concepto que acuñaron en el estudio Los costos ocultos del modelo de agroexportación en las mujeres.-

-Son los costos que no se ven, porque cuando se habla de los problemas de la mujer rural, se nombran los salarios y todo lo laboral. Y aquí hay un costo distinto, el que fragiliza sus relaciones de pareja. Hablamos de “jornada circular”, porque las horas de sueño son sólo cuatro, las únicas horas del día en que están en posición horizontal. El resto es jornada laboral: en la cosecha o en las tareas domésticas. Muchas empiezan a trabajar a las cuatro de la mañana: a esa hora cocinan y dejan todo listo en la casa para el resto del día, porque a las 05:00 las pasa a buscar el contratista. Y a las 12 de la noche terminan planchando o lavando ropa –explica la investigadora del Cedem, Pamela Caro.

Las largas jornadas laborales también son parte de la rutina que viven las trabajadoras urbanas. Vendedoras de malls, cajeras de supermercados, operarias de empresas de aseo y empleadas domésticas inician su día entre las 5:30 y las 6:00, preparando comida para la familia, colaciones para los hijos que estudian y haciendo parte del aseo doméstico.


El nuevo plan de transporte colectivo de Santiago, el Transantiago, ha demorado los trayectos hasta en una hora, provocando una sensible pérdida de calidad de vida de los trabajadores, principales usuarios del sistema. Se estima que le están dedicando hasta 14 horas a la vida laboral (contabilizando los tiempos de traslado). Y al llegar a sus hogares deben cocinar, lavar, planchar, ver las tareas de los hijos…

En ese contexto, el derecho al placer, al goce de la sexualidad y al cuidado del cuerpo no es más que una quimera. Un lujo inaccesible. Para muchas mujeres la intimidad se transforma en una desgastante rutina para satisfacer mecánicamente las necesidades de su pareja, con la consecuente frustración que a veces se acumula por años.

Paola Cordero, líder del proyecto de guardería infantil comunitaria de la Villa San Gabriel, de La Pintana, cuenta su experiencia:

- Acá, la mayoría de las mamás trabaja en aseo industrial o son empleadas domésticas. Y sus tiempos de traslado entre la casa y el trabajo son muy largos. Muchas salen del hogar a las 6:00 para llegar a sus trabajos a las 8:00 y vuelven como a las 21:00. Es terrible ver cómo llegan. Vienen a buscar a sus hijos y se sientan a descansar un ratito y conversamos un poco. Basta con mirarles las caras. El cansancio lo tienen incrustado por lo poco que duermen. Y llegan a sus casas a cocinar, para poder mandar a sus niños con la comida y a bañarlos. Por eso, si hay una mamá que llega más tarde, la esperamos, y si no alcanzó a bañar al niño o no pudo cocinarle, le ayudamos.

“La incorporación de la mujer al trabajo en el campo o en la ciudad, no ha significado una repartición igualitaria de los roles domésticos. Si el hombre no hace click en la pareja adoptando un nuevo contrato social, no hay cambio posible”, sentencia Pamela Caro.

A fines de noviembre de 2006, el programa de TVN “Piel de jaguar” llevó hasta los hogares chilenos el primer documental sobre sexualidad femenina íntegramente grabado por ciudadanas comunes. El espacio abordó la profunda insatisfacción que viven en este plano muchas chilenas, producto de la cultura machista y patriarcal que impera en el país: “Con todas las trancas que tenemos nos cuesta mucho pedir (a la pareja) el placer que toda mujer desea. Todas tenemos ese anhelo y muchas se mueren pensando que no lo lograron”, comentó Amanda, dueña de casa.

Dora, una de las mujeres que se atrevió a mostrar su intimidad en ese programa, dejó en evidencia que este problema no distingue clases sociales. Ella era la única protagonista proveniente del segmento social alto y confesó que en 30 años de matrimonio nunca tuvo un orgasmo, porque su ex marido es eyaculador precoz: “Cuando él llegaba a la casa me hacía la dormida y al tiempo noté que nunca me preocupé de mí”. Dora renunció al placer para criar a sus hijos en un hogar “bien constituido”, pero ahora, a los 56 años, está redescubriendo su cuerpo con una nueva pareja.

  • Diazepam para calmar las pasiones

“Con Marianne comprobé que la inteligencia femenina es comparable con una fina espada de samurái, mientras que la de los hombres parece una máquina de moler carne. Aunque siempre tuve contacto con mujeres que me ayudaron en mi búsqueda espiritual, como Violeta Parra o la pintora surrealista Leonora Carrington, que mencioné en mi anterior libro “El maestro y las magas”, nunca había tenido real conciencia de su importancia dentro de la sociedad y lo desvalorizadas que siempre han sido. Era un poco ciego e hijo de la incultura”. - Alejandro Jodorowsky

A sus 59 años y con siete hijos, María Cartagena, temporera de Copiapó, confiesa sin pudores que nunca fue feliz en su vida sexual: “Porque uno siempre tiene que hacerle el quite, para no tener guagua. Y al final igual quedaba embarazada”.

Francisca Rodríguez, dirigenta de la Asociación de Mujeres Rurales e Indígenas (Anamuri), cuenta que uno de los efectos de las extenuantes jornadas de las temporeras es “el aumento de consumo de fármacos para mejorar su capacidad de soportar más horas en una tarea que es dura”.

-Encontramos mujeres que le suministraban diazepam a los niños para que se quedaran tranquilos en la casa mientras ellas trabajaban. Y también le suministraban diazepam al marido, para que él no les hiciera exigencias sexuales cuando ellas llegaban cansadas a la casa –relata.

Pamela Caro dice que en 2000, Cedem realizó una escuela de capacitación de campesinas donde abordaron por primera vez los derechos sexuales:-Con un grupo de ONG’s que surgió al alero de la conferencia de Beijing sobre los derechos de la mujer, por primera vez nos atrevimos a tocar con las mujeres rurales los derechos sexuales y reproductivos: el placer sexual, el derecho a decidir tener hijos, el control de la natalidad desde la edad que tú quieras, decidir cuándo vas a tener tu iniciación sexual. Temas que en las sociedades modernas son normales, pero que en el campo son todavía tabú. Las campesinas no se ven el cuerpo. Ni siquiera hablemos de sexualidad y placer, sino de tener conciencia de que tienes un cuerpo, que debes cuidarlo y con el que también puedes gozar. Cuando tocamos esos temas con las mujeres rurales, ellas se ríen. Es jocoso. Y eso es intergeneracional, no es que la más jóvenes estén más evolucionadas.

Las temporeras, dice Alicia Muñoz, dirigenta de Anamuri, no se preguntan por su derecho al placer ni a la sexualidad: “No tienen nada de eso. Tienen que levantarse, dejar aseo y comida hecha y preparar su bolso para salir”.

  • Trabajo Integro:

http://ciperchile.cl/2008/01/04/familia-placer-sexual/







Por Pedro Ramírez, Hugo Arias y Mónica González, CIPER
Fuente: CAPITULO 5 “MUJER Y SEXUALIDAD”
Secretos de familia, el esquivo derecho al placer sexual

Sí a la Diversidad Familiar!
The Blood of Fish, Published in