ZIMBABWE: Mujeres luchan por espacio político
Organizaciones femeninas y dirigentes políticas de Zimbabwe están empeñadas en elevar la participación política de las mujeres con miras a las elecciones generales programadas para marzo.
Las activistas se movilizan bajo la consigna "Las mujeres pueden hacerlo", versión revitalizada de la frustrada Campaña 50-50 por el establecimiento de cuotas femeninas en las listas de candidatos, que no logró cobrar impulso el año pasado.
El esfuerzo es coordinado por la organización no gubernamental Women's Trust, con sede en Harare, la cual recibe apoyo del gobierno noruego. "La campaña proporciona una estructura para involucrar a las mujeres zimbabwenses en el proceso electoral, tanto en su carácter de candidatas como de votantes", dijo a IPS Luta Shaba, directora ejecutiva de Women's Trust.
"Queremos debatir aquello que nos impide llegar al poder y hacer cambios que transformen la vida de las mujeres", agregó.
La campaña congrega a dirigentes de partidos políticos, organizaciones de la sociedad civil, el sector privado e instituciones educativas de todo el país.
Las organizaciones que integran la campaña realizaron en agosto varios reclamos, entre ellos que 50 por ciento de las listas de candidatos se integren con mujeres y la introducción del sistema de representación proporcional.
Hoy, obtiene el escaño parlamentario el candidato que logra la mayoría de los votos en cada jurisdicción, por el margen que sea.
Las organizaciones femeninas pretenden que se asignen los escaños según la proporción de votos de sus respectivos partidos, sistema considerado más efectivo para la consagración de legisladoras.
La declaración también recomienda reservar a las candidatas la mitad del financiamiento gubernamental a las campañas electorales.
Las mujeres constituyen 52 por ciento de la población de este país de África austral, según los datos del censo más reciente, realizado en 2005. Pero las mujeres representan apenas 19 por ciento del gabinete de gobierno, 17 por ciento de la Cámara de Representantes y 36,6 por ciento del Senado, informó el Ministerio de Asuntos Femeninos, Género y Desarrollo Comunitario. También ocupan 12 por ciento de los cargos en los concejos urbanos y 28 por ciento de los rurales.
Las mujeres tienen parte de la responsabilidad por su escasa representación política, opinó la ministra de Asuntos Femeninos, Oppah Muchinguri.
"El síndrome 'PHD' (siglas en inglés de 'Pull Her Down', 'derrócala') ha operado en nuestra contra. Me preocupa el grado en que hemos incorporado nuestra propia opresión y exteriorizado esto oprimiendo a otras mujeres. Estamos celosas y no queremos ver que otras mujeres tengan éxito", agregó Muchinguri en una conferencia de "Las mujeres pueden hacerlo".
"Tendemos a votar por hombres porque nuestras experiencias nos condicionan a la subordinación", agregó Muchinguri, de la gobernante Unión Nacional Africana de Zimbabwe-Frente Patriótico.
La ministra también consideró que las responsabilidades asignadas tradicionalmente a las mujeres obstaculizan sus logros. "La naturaleza patriarcal de nuestra sociedad relega a las mujeres a la esfera doméstica. Nuestro rol de madres y cuidadoras nos impiden ser efectivas en la política a tiempo completo", señaló.
Además, "la política cuesta dinero, y a menudo las mujeres no poseen recursos para financiar sus campañas electorales porque son económicamente dependientes y carecen de acceso a recursos básicos". Activistas observan que aunque las mujeres no estén confinadas al hogar, la percepción de ese rol tradicional debilita sus oportunidades de ocupar espacios políticos. Zimbabwe ha dado pasos para ayudar a las mujeres a liberarse de estas restricciones.
Una Política Nacional de Género en vigor desde 2004 aspira --en parte-- a que 52 por ciento de los puestos de toma de decisiones sean ocupados por mujeres. Este país es firmante de la Declaración sobre Género y Desarrollo, aprobada en 1997 por la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC), que fijó como objetivo para 2005 que 30 por ciento de los cargos de toma de decisiones en los estados miembros queden en manos de mujeres. Pocos países en la SADC alcanzaron esta meta, que desde entonces se adaptó a 50 por ciento de esos puestos.
Zimbabwe también es parte de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra las Mujeres.
Pero "el acto de firmar un papel sigue siendo ceremonial, y no ha sido acompañado por acciones que se traduzcan en una transformación tangible", dijo a IPS Alice Kwaramba, del programa para los derechos humanos y la construcción de la democracia en la Iniciativa Sociedad Abierta para África Austral, fundación radicada en Johannesburgo.
Una pregunta que continúa resonando es si las activistas podrán reunir apoyo suficiente para aumentar la participación femenina en la política, en un momento en que los habitantes de Zimbabwe están preocupados por los severos problemas políticos y económicos que afectan a su país.
La hiperinflación y la pobreza generalizada dejan los productos básicos de consumo fuera del alcance de muchos. El Programa Mundial de Alimentos de la Organización de las Naciones Unidas calcula que alrededor de cuatro millones de personas en el país requerirán asistencia alimentaria el año próximo.
Se abren paso en el parlamento iniciativas que eliminan restricciones a la actividad de la oposición y de los medios de comunicación, luego de años de represión contra el opositor Movimiento para el Cambio Democrático (MCD) y activistas por los derechos humanos y periodistas, así como numerosas denuncias sobre fraude electoral.
La SADC intercede también en un incipiente diálogo entre el gobierno y el MCD.
Pero la organización Amnistía Internacional observó el mes pasado que "el gobierno continúa golpeando y torturando a activistas de derechos humanos y a opositores, pese al proceso de mediación de la SADC en curso".
Según la parlamentaria del MCD Trudy Stevenson, "además de los desafíos económicos y sociales, las políticas somos ser blanco habitual de violencia. No podemos darnos el lujo de contratar guardaespaldas como nuestros pares hombres. La violencia contra las mujeres candidatas en las elecciones es real".
"Esto es culpa, en parte, de la sociedad patriarcal en que vivimos, la cual asigna ciertos roles a las mujeres entre los que no figura la participación política. Como parlamentaria opositora nado entre dos aguas. Pero como mujer, no cuento con el respeto ni de mis compañeros ni con el de los oficialistas", declaró Stevenson a IPS.
"Las mujeres parlamentarias somos muy pocas, pero nuestra política es común, porque todas sufrimos la violencia impuesta por competir con los políticos hombres. A veces, ser parlamentaria en Zimbabue puede ser una labor muy solitaria", aseguró.
Por Tonderai Kwidini
Aporte de Minarg