septiembre 03, 2008

Feminismo y Arte de Género: "Barbie en el País de las Maravillas".

Estamos en el siglo XXI. En las últimas décadas las mujeres han alcanzado la jefatura de gobierno de países de todo el mundo, desde Finlandia hasta la India; una mujer ha aspirado a ocupar la presidencia de los Estados Unidos, aunque ha sido desplazada por otro candidato (un hombre negro).

Directoras de multinacionales, catedráticas, bomberas y pilotos de caza también, y siempre madres, amantes, enfermeras, profesoras..., la mujer está presente, en desiguales condiciones, en el mundo del trabajo. Aunque todavía quedan grandes bolsas de subdesarrollo y las religiones y la incultura dificultan la normalización de la vida de muchas mujeres en el mundo, es cierto que la situación política, social, económica y cultural de la mujer (sobre todo de la mujer occidental, blanca, de clase media) ha mejorado sustancialmente, con unas cifras estadísticas que harían feliz a Bourdieu.


Para unos esas mejoras eran inevitables en una sociedad del bienestar, y vienen dadas por la lógica evolución del mercado y de la economía.

Para otros, esta evolución, esta mejora, hubiera sido impensable sin la presión social y política de los movimientos feministas, sin la radicalización de los grupos llamados minoritarios y que realmente significan, en su suma, la auténtica gran mayoría que reúne a todos aquellos que no son varones blancos, heterosexuales y de clase media. Las cosas son y no son, para muchos son como parecen y para otros son como son, pero la realidad es que el conflicto de género regresa cíclicamente al primer puesto de interés.

Igual de cierto es que el número de mujeres muertas por los malos tratos infligidos por sus maridos, novios e incluso padres y hermanos, por motivos casi siempre ligados con la libertad sexual y la independencia de la mujer, es mayor que nunca y que, igualmente vivimos en una sociedad dominada cada vez de una manera más escandalosa por el culto a la belleza y a la juventud, cuya víctima esencial es el cuerpo de la mujer. Las operaciones de estética (aumento/disminución del tamaño de los pechos, retoque de labios, orejas, vulva, etc.) son cada vez más habituales en todas las franjas de edad, nivel social y económico en todo el mundo.

Es decir, las mujeres somos cada vez más independientes y autónomas pero al mismo tiempo la sociedad en la que nos desarrollamos nos obliga a tal vez no parecerlo. No voy a dar estadísticas comparativas sobre los sueldos de las mujeres y de los hombres, ni del tiempo dedicado a las tareas familiares de unos y de otros, ni siquiera voy a entrar en la diferente aceptación social de los gays con respecto a las lesbianas porque, simplemente, las diferencias siguen siendo obvias. Alicia ha sido sustituida por Barbie, y a Ken se le permite ser homosexual, mientras que su antigua amiga sigue siendo un fetiche sexual y la Reina de Corazones una gorda histérica.

La respuesta a la famosa pregunta de Linda Nochlin de por qué no ha habido grandes mujeres artistas es muy sencilla: estaban pariendo, estaban haciendo la comida, estaban fregando. Estaban facilitando el triunfo de sus parejas, en una demostración todavía no suficientemente estudiada de cómo el Síndrome de Estocolmo afecta especialmente a las mujeres, tradicionalmente esclavas del entorno afectivo y familiar.

Estamos en el siglo XXI y parece que el feminismo sigue siendo necesario. Y no sólo como movimiento radical sino como campo de estudio, un campo que se ha expandido en los estudios de género y que nos plantea aún más preguntas por responder: ¿puede un hombre heterosexual ser feminista?, ¿puede un hombre homosexual ser feminista? En los años setenta las feministas radicales no aceptaban las acciones feministas de mujeres bellas, de artistas hermosas, y hubo quien se preguntó si una mujer bella podía ser feminista. Hoy habría que preguntarse por qué entre las mujeres más jóvenes la idea del feminismo cada vez está menos arraigada, tiene una movilización cada vez menor. Tal vez este olvido de una situación que no ha variado tanto esté en la base del por qué los textos feministas siguen sin ser traducidos al español, de por qué apenas hay una historia, una teoría feminista en español.

En las páginas siguientes intentamos poner al día la bibliografía sobre arte y feminismo, sobre arte de género. Desde las raíces, desde el cuestionamiento de los propios términos. Hemos reunido a algunas de las teóricas y ensayistas internacionales más destacadas que han aportado textos nuevos, opiniones y debates tal vez no tan nuevos pero igualmente renovadores. Textos esenciales, históricos, pero también textos contemporáneos, actuales, que analizan situaciones antes impensables, y, sobre todo, análisis y reflexiones sobre la evolución y la historia del feminismo, de la expansión de este término, del arte de género. El análisis, el debate, la inteligencia de estas mujeres, y de todas aquellas que siguen trabajando en este terreno, es la única solución a los problemas y dudas que se plantean. También encontrarán textos escritos por hombres, porque ante la pregunta de si un hombre puede escribir textos feministas, nosotros, de momento, no hemos encontrado una respuesta definitiva.
Fuente: Editorial ExitBook

Sí a la Diversidad Familiar!
The Blood of Fish, Published in