Cachemira y elecciones
Una saga de ambigüedad y desencanto
Cachemira y las elecciones comparten una historia tensa y confusa. Es una historia en la que algunos hombres llevan a políticas oportunistas, algunos son renuentes a participar, otros lo evitan; mientras las mujeres, irónicamente, se hacen visibles a través de su casi ausencia.
La organización política de Cachemira es peculiar y lo que en otro lado puede ser visto como un valor democrático no se traduce de la misma manera para la gente en esta región atravesada por el conflicto. Por consiguiente, las elecciones--universalmente vistas como la democracia en acción--no significan lo mismo en Cachemira.
Para entender el involucramiento de las mujeres--su no involucramiento, más bien--en las elecciones y las campañas cachemiras, es importante dar una mirada a la historia del tumulto de Cachemira. Es importante comprender que la asimétrica participación de género en la política cachemira no es un indicador del analfabetismo político de las mujeres, sino el resultado de un entorno político turbulento nacido por la disputada alianza de Cachemira con la India y el conflicto armado. Desde que la India y Pakistán se independizaron de Gran Bretaña, luchan por el dominio territorial de Cachemira. Desde 1948, Cachemira está dividida en dos, con las áreas del norte y el oeste controladas por Pakistán y el resto por la India. De acuerdo a resoluciones de la ONU, se supone que un plebiscito determinará el estado final del país. La India, sin embargo, no está de acuerdo y sostiene que las elecciones realizadas en la Cachemira bajo ocupación india anula la necesidad de un plebiscito. Como resultado, la política electoral en Cachemira está cargada de debate conflictivo e inquietud.
El arroyo del fraude: ¿cualquier cosa mantiene a flote tu bote?
En este atolladero de dudosa organización política, los cachemiros, sin dudas políticamente concientes, están desencantados. En un escenario en el que los hombres no quieren meterse en política, no sorprende que esta no sea una prioridad para las mujeres, que en cambio son cada vez más activas como profesionales y miembros productivos de la sociedad.
Históricamente, el proceso de elecciones en Cachemira comportó fraude y supresión del disenso, lo que han criticado incluso personalidades indias.
Tavleen Singh, un reputado periodista indio, usa el término "elecciones manipuladas y una farsa de democracia" para describir la organización política de Cachemira. Según lo informado por la BBC en 1996, el Ministro del Interior de la India, Inderjit Gupta, dijo que "(...) todas las elecciones realizadas en Jammu y Cachemira hasta la fecha fueron manipuladas para servir a los intereses de los sucesivos gobiernos en el Congreso". Una historia ininterrumpida de fraude ha sido reconocida por derechistas conservadores radicales como L. K. Advani, ex Primer Ministro de la India.
En 1986, el descontento político llevó a la formación del nuevo partido llamado Frente Unido Musulmán (FUM), que tenía el apoyo de activistas a favor de la independencia y otros cachemiros desencantados. Por primera vez desde la partición de la Cachemira independiente, grupos adversos a la administración india trataban de encontrar una solución a través del proceso político establecido.
Sin embargo, las elecciones una vez más fueron manipuladas, esta vez por el partido gobernante, la Conferencia Nacional (CN), y los líderes del FUM y sus partidarios fueron arrestados. Este evento marcó un hito al que siguió un levantamiento armado que inició un nuevo capítulo en el conflicto cachemiro.
En las elecciones de 1996, realizadas luego de una década de silencio electoral, hasta Farooq Abdullah, cabeza de la Conferencia Nacional y Jefe de Ministros en 1987, declaró que las elecciones eran "absurdas y arregladas".Gran parte de las elecciones desde entonces se realizaron bajo el control de fuerzas armadas y otras alas del gobierno y fueron boicoteadas por la mayoría de los cachemiros.
Democracia cosmética y congojas de elecciones
El proceso electoral y de campaña tiene un tono distinto en Cachemira. Los candidatos en competencia suelen funcionar bajo seguridad máxima. Aunque puede haber carteles y pancartas simbólicas que anuncian candidatos, la fanfarria que suele acompañar tales eventos está ausente, así como también la asistencia de público masivo.
Los actos suelen hacerse en áreas rurales donde pueden asistir poblaciones iletradas que viven en condiciones de adversidad e ignorancia. El proselitismo en áreas urbanas es casi inexistente. La mayoría de la gente ni siquiera sabe quiénes son los representantes de su distrito.
Considerando la situación, establecer elecciones regulares y formar un gobierno electo no es una solución para asegurar una verdadera democracia en Cachemira. En 2002, Crisis Group informó: "Si el gobierno indio elige actuar como si las elecciones por sí solas fueran suficientes para atacar una miríada de problemáticas cachemiras, solo será una cuestión de tiempo antes de que la violencia escale otra vez, como lo hizo en el período previo a la votación misma".
Las elecciones en Cachemira aseguran la continuidad de un compromiso político con la India que tiene una pátina democrática, pero esencialmente desbarata los esfuerzos por atender la demanda de la autodeterminación. A pesar de las elecciones incesantes, el conflicto cachemiro sigue vivo.
Con un proceso político que no solo tiene una base endeble, sino que también carece de apoyo popular, no sorprende que las mujeres cachemiras raramente se unan a la política. Aunque hay un puñado de mujeres que participan, esta emergencia puede ser fácilmente rastreada a influencias dinásticas.
Cuando la Asamblea de 87 miembros se disolvió, solo una mujer, Sakina Itoo del partido Conferencia Nacional (CN), fue electa. Estudiaba medicina cuando su padre fue asesinado. Después de su muerte, heredó su posición. Además de ella, dos mujeres más fueron nominadas por la CN, que aún tiene que anunciar su cupo para mujeres. La CN, sin embargo, hace poco instaló a Shamima Firdous como la cabeza de una recientemente formada ala de mujeres.
Actualmente, el único rostro femenino en la política cachemira es el de la pro India Mehbooba Mufti, que presentó tres candidatas de su partido, incluida ella misma, en la última elección. La incursión de Mufti en la política y su posterior ascenso en la política pro India puede atribuirse a su prominente padre, también político. En una entrevista con Business Line, Mufti habla sobre la dificultad de encontrar mujeres candidatas:
"Me encantaría tener todas las mujeres candidatas posible porque creo que, gracias a su género, las mujeres políticas están mejor equipadas para establecer lazos de empatía con la gente de Jammu y Cachemira, que han padecido un montón de sufrimiento y han tenido que realizar un montón de sacrificios. Pero, en una situación en la que es difícil incluso encontrar buenos hombres que den un paso y compitan--demandan seguridad que apenas podemos prometer--, es demasiado esperar que las mujeres superen su rol en una sociedad tan traumatizada y participen en el proceso político".
Las pocas mujeres visibles en el firmamento político cachemiro desde 1948, todas deben su participación a lazos familiares. Begam Jehan, la esposa del jeque Abdullah, líder de la Conferencia Nacional y madre de Farooq Abdullah, era activista social y miembro del parlamento indio. También había algunas mujeres más en su círculo.
Zainab Ji provenía de una familia política y era activista, como lo era Mahmuda Ali Shah, progresista de izquierda. Ha habido mujeres como Zoona, lechera de profesión, que fue miembro activo del Movimiento Dejen Cachemira de 1946. Krishna Mishri de la comunidad hindú pandit encabezó el movimiento docente.
La política separatista y las mujeres
La única cara femenina prominente en la lucha separatista es la ortodoxa radical Asiya Andrabi que es activa en su organización Dukhtaran-i-Millat (Hijas de la Comunidad).
Luego de las recientes protestas contra la India, la policía confirmó que Asiya fue arrestada bajo la Ley de Seguridad Pública, por la cual el encarcelamiento puede durar hasta dos años sin juicio. Unos pocos grupos separatistas de mujeres como el musulmán Khawateen Markaz y el Foro de Mujeres Cachemiras también están activos.
Hoy, el número de mujeres cachemiras que ingresan al campo de las artes y la literatura, la ley, el periodismo, la administración y los negocios está creciendo. No obstante, el proceso político no atrae mucho su atención dado el rol dominante que el separatismo tiene en el estado de cosas de Cachemira y el enorme número de vidas perdidas por la causa.
Aunque el estado se está lanzando a otra elección para este año, no hay fervor entre la gente. Actualmente, emergió un fuerte movimiento de base que evita la resistencia armada y busca una lucha no violenta por la autodeterminación. Grupos armados han anunciado un cese del fuego que abre el camino a la resistencia pacífica marcada por protestas masivas, vigilias, actos y congregaciones de plegarias. Las mujeres cachemiras están demostrando ser muy entusiastas en este movimiento político emergente.