El llamado “barco abortista” llegó a Valencia
Pese a todo el empeño de la Alcaldesa de Valencia Rita Barberá y de los movimientos llamados provida auspiciados por la jerarquía eclesiástica, así como los dirigentes de los partidos de ultraderecha España 2000 y Democracia Nacional, el velero MENINA, propiedad de la ONG Women on waves (Mujeres sobre las olas) consiguió atracar en el puerto de Valencia.
Y es que es curioso que los señores de faldas largas y negras se posicionen de una forma tan tremenda ante la posibilidad que las mujeres podamos decidir sobre nuestro propio cuerpo y sobre nuestra propia maternidad. Dicen defender la vida por encima de todo, pero no se les ve en ninguna concentración en donde se recuerda a las mujeres asesinadas por sus parejas. O tampoco se les ha visto en ninguna movilización para la reparación de la memoria histórica de los miles de personas que fueron asesinadas durante la guerra civil y en los años posteriores. Ni una sola palabra sobre el genocidio nazi o sobre el que actualmente se está realizando en Oriente Medio.
Y siguen empeñados en decir que defienden la vida cuando hace unos años África se desangraba en luchas intestinas de tribus y ellos, los jerarcas, siguen en sus sillones y con sus políticas de salón.
En el fondo no están defendiendo la vida. Desde mi punto de vista lo que defienden es la autoridad que la historia les ha dado y que poco apoco van perdiendo. Y el eslabón más importante de esa autoridad son las mujeres, puesto que aparte de ser más de la mitad de la población a la que se han encargado con su doctrina de someternos, tenemos la capacidad de dar vida.
Y en definitiva eso es lo que les molesta, que seamos conscientes de que tenemos la capacidad y no la obligación de dar vida.
Por eso pusieron en marcha toda su maquinaria más pesada para impedir que la libertad para ejercer esa condición, la de elegir si queremos o no dar vida, y que tomó la forma de velero, el pasado viernes entrara en el puerto de Valencia.
El símil podría ser perfectamente que deseaban impedir que la libertad de decisión y de elección entrara en nuestras vidas de mujeres.
Y como además en Valencia tienen al poder político de su parte, con la alcaldesa Barberá a la cabeza, intentaron cerrar las puertas a esa libertad que llegaba en forma de velero.
Pero no lo consiguieron, puesto que las mujeres se organizaron para defender sus derechos a elegir y con más de treinta organizaciones que las respaldaban dieron, con su presencia, con sus tambores y con sus voces hasta quedar afónicas, una lección de ciudadanía y de contundencia a la hora de defender nuestros derechos más básicos en democracia: el derecho a elegir.
No van a quedarse quietos en aquellos ámbitos que sientan su influencia cuestionada y ya no me refiero únicamente al tema de la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo. No, está también su rechazo a la asignatura Educación para la Ciudadanía, su fobia a los matrimonios entre personas homosexuales y otros temas. Sabemos que no se van a quedar ni quietos ni callados, pero nosotras y nosotros, los que pensamos que no hay democracia sin elección, tampoco. Y también somos muchas y muchos.
Quizás en el fondo lo que pretenden es ir sesgando nuestros derechos para poder actuar como lo hicieron con la dictadura. Pero esos tiempos quedaron atrás y ahora el concepto de ciudadanía está mucho más claro, es mucho más amplio y nosotras, las mujeres, no queremos que se nos dirija hacia la sumisión como ellos han hecho a lo largo de los siglos.
Las mujeres tenemos derecho a decidir y queremos tomar las riendas de nuestro cuerpo y de nuestras vidas en todos los aspectos. Ahora comienza nuestro tiempo de libertad.
La Ciudad de las Diosas