noviembre 23, 2008

La igualdad de género en el proceso de Financiación para el Desarrollo

La Unión Europea ejerce un importante papel de liderazgo en la promoción de la igualdad de género, los derechos y el empoderamiento de las mujeres en las políticas de desarrollo de la comunidad internacional de donantes. Desde la adhesión al Consenso de Monterrey (2002 y a la Declaración de París sobre la Eficacia de la Ayuda (2005), la CE y los Estados miembros han fijado su compromiso por la igualdad de género en una serie de documentos decisivos - como son el Consenso de la EU sobre Desarrollo de 2005 y la Comunicación de la CE sobre la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres en la política de Cooperación al Desarrollo de 2007 - que comprometen a los países donantes de la UE a garantizar la aplicación efectiva de estrategias y prácticas que contribuyan a la consecución de la igualdad de género y los derechos de las mujeres en todo el mundo.

La próxima Conferencia Internacional de Seguimiento de la Aplicación del Consenso de Monterrey que se celebrará en Doha, Qatar – del 29 de noviembre al 2 de diciembre- , es una nueva oportunidad para la UE de demostrar su compromiso con la coherencia de políticas en el contexto de la igualdad de género y los derechos de las mujeres, velando para que las cuestiones macroeconómicas se vinculen a los objetivos de desarrollo y de política social.

Respecto a la contribución de la UE a la Conferencia de la ONU de Seguimiento de la Aplicación del Consenso de Monterrey, WIDE recomienda tener en cuenta una serie de propuestas

1. La igualdad de género: en el centro del proceso de financiación para el desarrollo

El borrador de Doha que está siendo consultado en la Asamblea General de las Naciones Unidas sitúa la igualdad de género dentro del capítulo siete del Consenso de Monterrey, identificándolo como uno de los cuatro “nuevos retos y cuestiones emergentes”, junto con el cambio climático, la crisis alimentaria y energética y los desafíos sobre erradicación de la pobreza que afrontan los países de renta media. Los documentos preparatorios de la UE que marcan las directrices para la participación de la UE en Doha mantienen, hasta este momento, igual posición y abordan la igualdad de género como una cuestión transversal, en el mismo capítulo siete.

La igualdad de género no es una cuestión emergente. Conforme a su compromiso con la transversalización de la perspectiva de género, la UE debe situar la igualdad de género en el centro del proceso de financiación para el desarrollo y no como una cuestión marginal o adicional al proceso.

WIDE acoge con satisfacción el compromiso de la UE de centrarse en “apoyar la consecución de la igualdad de género” como una de las cuestiones que “ demanda un avance significativo en la Conferencia de Doha. La igualdad de género es de hecho todavía un desafío.

La UE debe no sólo considerar la igualdad de género como un tema transversal, sino que a través de todos los capítulos del Consenso de Monterrey, debe además incorporar propuestas y compromisos específicos relacionados con la igualdad de género.

La UE debe reconocer la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres como pilares del desarrollo, integrados plenamente en todos los ámbitos de actuación, sobre todo en las principales dimensiones del Consenso de Monterrey.

Determinadas acciones referidas a la promoción de los presupuestos sensibles al género, el trabajo decente para las mujeres o el fortalecimiento de los derechos de acceso a la propiedad para las mujeres, tienen su lugar en el marco de las propuestas relacionadas con la movilización de recursos internos. Además, las cláusulas relativas a las inversiones, el comercio, la cooperación financiera y técnica internacional, la deuda y las cuestiones sistémicas, deben ser, profunda y consistentemente reorientadas desde la perspectiva de género. La UE debe impulsar la evaluación del impacto de género en el comercio, las finanzas, y las políticas de inversión, así como introducir indicadores sensibles al género en el seguimiento de la coherencia de estas políticas, especialmente en los sectores financieros de ayuda, deuda y procesos presupuestarios.
2. Reforma del sistema financiero y económico internacional: atender al trabajo reproductivo y la economía no remunerada.

El Consenso de Monterrey (CM) surgió respondiendo a la necesidad de consensuar un enfoque más coordinado sobre la financiación para el desarrollo, la gestión financiera y el comercio. El CM trató de integrar el comercio, los asuntos monetarios y financieros en un marco consolidado que rindiera mejores resultados de desarrollo.

Los ODM, el CM, el Programa de Desarrollo de Doha y sus mecanismos de reforma asociados (Ayuda para el Comercio y Declaración de París para la Eficacia de la Ayuda) buscan enfrentar los problemas derivados de las políticas macroeconómicas que rigen la economía mundial desde 1980. En su conjunto, estas políticas no han favorecido el desarrollo económico, el desarrollo social, la igualdad de género y la erradicación de la pobreza en los países del sur. Una de las principales preocupaciones del trabajo de WIDE es evaluar en qué dirección y hasta qué punto las modalidades e instrumentos de todos estos procesos que están interrelacionados entre sí (reforma del comercio/ayuda para el comercio, reforma de la ayuda/eficacia de la ayuda, y reforma de la deuda/ sostenibilidad de la deuda) pueden repercutir en el proceso de desarrollo económico y en la cambiante situación de la gobernabilidad económica y social.

La actual crisis financiera y económica ha puesto de manifiesto el fracaso del sistema actual. La UE, entre otros actores, reconoce la necesidad de una reforma global. Las desigualdades de género reflejan y se relacionan con los desequilibrios estructurales del sistema económico mundial. El desequilibrio entre la economía productiva, considerada “la economía”, y la economía reproductiva o economía de los cuidados, que depende en gran medida de las mujeres y que, a pesar de la crisis, sigue funcionando de manera continuada, genera situaciones de privación y de pobreza. Este desequilibrio debe ser tratado como una cuestión sistémica y debe abordarse en toda reforma global que, sobre el sistema económico y sus instituciones, debe afrontarse.

3. Coherencia de políticas y eliminación de condicionalidades: el cumplimiento de los compromisos internacionales sobre igualdad de género y derechos de las mujeres

La coherencia de políticas es un tema transversal, no sólo en el proceso de FpD, sino también como principio que sustenta la eficacia de la ayuda y de la ayuda para el comercio. La coherencia de políticas que subyace en el Consenso y Post-Consenso de Washington, responde a políticas
especialmente impulsadas para la liberalización del mercado (bienes, servicios y finanzas), y debidas a la des-regulación y liberalización del comercio. Políticas enfocadas hacia la integración del comercio en el desarrollo y la creación de un entorno favorable para las empresas (principalmente empresas multinacionales).

El párrafo 8 del Consenso de Monterrey establece que “en la cada vez más globalizada e interdependiente economía mundial, resulta esencial abordar un enfoque integral sobre los retos
sistémicos de financiación para el desarrollo, interconectados a nivel nacional e internacional – un
desarrollo sostenible, sensible al género, y centrado en las personas –.” Un pilar fundamental de la coherencia de políticas es la adhesión a los compromisos sociales internacionalmente acordados
sobre igualdad de género y derechos de las mujeres. La UE debe cumplir sus compromisos asumidos en los marcos internacionales de derechos humanos sobre los derechos de las mujeres y de desarrollo, como son la Plataforma de Acción de Beijing, CEDAW, los ODM, y las convenciones de la OIT. El compromiso de la UE para con los derechos de las mujeres deberá verse reflejado en todos sus documentos políticos y en las Conclusiones del Consejo que se produzcan en el periodo previo a la Conferencia de Doha, debiéndose establecer además procesos de supervisión de la aplicación de estos compromisos.

Y ello significa garantizar “una vinculación socialmente progresiva entre la política social, la política macroeconómica y el desarrollo”1 – donde el fin último es la erradicación de la pobreza, la igualdad de género, el desarrollo humano y la sostenibilidad medioambiental. La UE deberá promover la evaluación del impacto de género en el comercio, las finanzas y las políticas de inversión, incluyendo indicadores sensibles al género para el seguimiento de la coherencia de políticas, especialmente referida a los sectores financieros de ayuda, deuda y procesos presupuestarios. Los indicadores de impacto de género y su metodología deberán formar parte del programa de trabajo sobre coherencia de políticas de la UE, CE y los Estados miembros. La igualdad de género debe ser incluida en las once áreas prioritarias del marco de coherencia del CE y deberá ser abordada como capítulo específico de losfuturos informes del CE sobre coherencia política y desarrollo.

La coherencia de políticas debe reforzarse también en los procesos de asignación de la AOD. La UE debe eliminar toda condicionalidad vinculada con la AOD o a las negociaciones comerciales. En su lugar, debe fortalecer sus propios mecanismos de mutua responsabilidad, rendición de cuentas y transparencia, así como la de los países receptores. Los procesos de AOD deben ser coherentes con el principio de responsabilidad mutua y las obligaciones de los gobiernos de cumplir con las normas, metas, objetivos y acciones convenidas internacionalmente, identificadas en la Plataforma de Acción de Beijing, en la CEDAW y en las Convenciones de la OIT.


Fuente. Choike

Sí a la Diversidad Familiar!
The Blood of Fish, Published in