diciembre 16, 2008

Los vaivenes de la presidenta


Cristina Fernández cumple hoy un año al frente del Ejecutivo Nacional. Mientras el oficialismo dice que la gestión de CFK fue buena teniendo en cuenta el ataque permanente de sectores disconformes con el modelo económico, la oposición advierte que el gobierno perdió en poco tiempo la legitimidad obtenida en 2007.


Cristina Fernández de Kirchner fue la primera mujer electa presidenta en Argentina. Ganó la última elección nacional el 28 de octubre de 2007 con 46 por ciento de los votos. La mandataria se hizo cargo de la jefatura de Estado el 10 de diciembre. Hoy se cumple un año de su asunción y sólo el 28 por ciento de la población considera su gestión entre buena y muy buena, según un informe difundido por la consultora Poliarquía.


El diputado nacional Claudio Lozano (Buenos Aires para Todos) planteó que en 12 meses la sociedad argentina vio frustrada sus expectativas respecto de los cambios prometidos por CFK durante su campaña electoral, que revertirían el deterioro que afectaba el consenso kirchnerista.
En cambio la parlamentaria del Frente para La Victoria, Juliana Di Tullo, opinó que “fue un año complejo, hay mucho mal humor, los medios de comunicación están las 24 horas todos los días construyendo ese mal humor y es muy difícil trabajar en ese contexto, sin embargo la gente ha acompañado racionalmente la gestión de Cristina Fernández”.


La legisladora porteña Diana Maffía (Coalición Cívica) dijo que “CFK prometió renovación institucional, un aspecto muy débil del kirchnerismo, y no cumplió, entre otras cosas porque no se lo permitieron. Por ejemplo la presidenta cambió sólo un ministro (Ginés González García, de la cartera de Salud), que fue el mejor funcionario de Néstor Kirchner y dejó a Julio De Vido, Ricardo Jaime y Guillermo Moreno, ministros y funcionarios socialmente muy criticados”.


Al iniciar su gestión, recordó Maffía, CFK fue alcanzada por el escándalo diplomático que estalló cuando el valijero Guido Antonio Wilson intentó ingresar al país 800 mil dólares sin declarar. “En ese conflicto Cristina Fernández tuvo la oportunidad de mostrar una actitud diferente respecto del primer periodo del kirchnerismo y su vínculo con la corrupción, pero al igual que en el menemismo, sólo le soltó la mano a algún funcionario”, dijo la diputada porteña en relación a la renuncia de Claudio Uberti, un hombre calve del ministro Julio De Vido.


Di Tullio no estuvo de acuerdo. Para ella “las instituciones funcionaron estupendamente, por ejemplo el Congreso Nacional tuvo un funcionamiento increíble y hoy no tenemos más AFJP y Aerolíneas Argentinas es una empresa del Estado”. Por su parte Lozano mencionó otro aspecto negativo en la gestión de CFK, la adulteración de cifras del INDEC. “Había signos de deterioro en el frente económico –dijo el legislador nacional– que se manifestaban en la emergencia de la inflación, pero el oficialismo en vez de hacerse cargo de esta situación, continuó manipulando las estadísticas públicas”.


El diputado opositor afirmó luego que “esa dificultad para registrar la realidad y dar cuenta de ella fue evidente en la gestión del conflicto agropecuario. El gobierno fue incapaz de percibir las demandas que sostenían pequeños y medianos productores y facilitó la creación de un frente antigubernamental de proporciones gigantescas”, se lamentó.


La imagen positiva de CFK decayó durante el conflicto entre el gobierno y sectores rurales que duró cinco meses, según la consultora Romer y Asociados. El Ejecutivo incrementó las retenciones móviles a la exportación de granos mediante la resolución 125, pero los y las productoras rurales la rechazaron con cortes de ruta que provocaron desabastecimiento en todo el país. El kirchnerismo respondió convocando a actos masivos de respaldo a la investidura de Cristina Fernández, y las demostraciones de fuerza que comenzaron en marzo prosiguieron hasta junio.


La diputada por Encuentro Popular y Social Movimiento Libres del Sur, Cecilia Merchan, explicó que “las retenciones móviles eran una medida necesaria para tomar parte de una renta extraordinaria e implementar su redistribución, pero el gobierno dio una muy mala pelea”. La diputada nacional del Frente para la Victoria, Diana Conti, aseguró que ese conflicto “forma parte de la crítica permanente, aberrante y egoísta de sectores que no están dispuestos a ser solidarios en un país que necesita flexibilidad, comprensión y solidaridad para que todos estemos mejores, no solamente algunos”. Reconoció que la resolución 125 devino en crisis, pero al mismo tiempo “mostró los intereses especulativos sojeros, que no estuvieron dispuestos a que sus compatriotas mejoraran sus vidas”, añadió.


El 17 junio la jefa de Estado transformó la resolución 125 en proyecto de ley, pero el parlamento rechazó la iniciativa debido al voto “no positivo” del vicepresidente radical Julio Cobos. Para Di Tullio, “más allá del conflicto con el campo, que perdimos, Cristina mostró mucha capacidad de gestión, no ha perdido iniciativa nunca”.


Construcción política


Con el distanciamiento del vicepresidente Julio Cobos y de muchos intendentes desgastados por el conflicto rural, se desarticuló la Concertación Plural y la presidenta Cristina Fernández de Kirchner intentó mantener su liderazgo a través del Partido Justicialista. En este punto, Merchan señaló que “la construcción política que está llevando adelante el gobierno con el PJ más arcaico, mafioso y recalcitrante es un aspecto sumamente negativo. No evidencia posibilidades a futuro porque no tiene proyectos de país distinto”.


Claudio Lozano dijo en ese sentido que “al privilegiar la estructura justicialista como soporte de la acción gubernamental, se abrió la puerta al lobby de los principales grupos económicos de Argentina”. Según el legislador este vínculo entre la gestión de CFK y grupos económicos determinados se evidenció en “negociados concretos. Me refiero a la emergencia de proyectos como el tren bala. Asimismo a la reprivatización de áreas petroleras como Cerro Dragón, un de los yacimientos más importantes del país. Hay una tendencia entonces a consolidar el vínculo con las petroleras, particularmente con Repsol. Enrique Eskenazi es el nuevo socio de Repsol en YPF y es propietario de un grupo constructor cercano al matrimonio Kirchner”.


En ese orden Merchan mencionó el vínculo con grupos económicos concentrados en el sector de minería. “El Ejecutivo vetó la Ley Nacional de Protección de Glaciares y puso en riesgo una fuente fundamental de recursos hídricos en el país. Este es el resultado del lobby de las empresas mineras y los gobernadores (José Luis) Gioja de San Juan y (Celso) Jaque de Mendoza”, detalló.


Merchan aclaró igualmente que hubo aspectos positivos como la decisión de estatizar Aerolíneas Argentinas y eliminar las AFJP. Estas medidas constituyeron intentos de recuperar una imagen positiva, pero los mercados internacionales se desplomaron y la crisis mundial ocupó todo el escenario. La presidenta lanzó un paquete de medidas para enfrentarla y está siendo tratado en el Congreso nacional.


Por su parte la diputada Diana Conti, aseguró que la gestión de CFK fue buena teniendo en cuenta las dificultades internas y la crisis internacional. Sobre la cuestión interna, la legisladora explicó que “existe una crítica desaforada de sectores políticos y financieros inconformes con un modelo económico que respeta a todos, principalmente a los que menos tienen. Esto genera malestar y es difícil gestionar con alegría, pero contra viento y marea hemos logrado profundizar ese modelo, que nos permite afrontar más seguros que otros países la crisis internacional. Este es uno de los logros de la gestión de Cristina Kirchner”.


Medidas anticrisis


Frente a la conmoción mundial generada por la depresión en las bolsas de comercio de todo el mundo, Conti y Di Tullio coincidieron en que el gobierno está activo, respondiendo con un paquete de medidas anticrisis, que “contiene medidas para sostener el consumo, mejorar la calidad de vida de la clase media y elevar la vida de la gente de menores recursos. También apela a la responsabilidad social de quines más tienen y dirigen distintos sectores”.Para la legisladora Cecilia Merchan, en cambio, el paquete anticrisis contiene medidas “muy malas”, por ejemplo el blanqueo de capitales. “Se está premiando a quienes estuvieron en la ilegalidad todos estos años. Asimismo el proyecto incluye propuestas para mejorar la situación de los trabajadores en negro, lo que apoyamos, pero no se mencionan medidas para frenar el problema de los despidos”.



Por su parte Claudio Lozano afirmó que “el paquete de medidas contra la crisis no propone soluciones a un cuadro social que viene agravándose. El grado de pobreza e indigencia indica una situación de conflictividad social larvada muy importante; hablamos de casi 13 millones de personas en situación de pobreza”.


En este contexto, concluyó el legislador porteño, “lo que de alguna manera se expresa en el gobierno de Cristina Fernández, es el agotamiento de las condiciones que hicieron posible el consenso de la experiencia kirchnerista”.


El diario Página 12 publicó una reflexión del politólogo Eduardo Rinesi, del Instituto del Desarrollo Humano de la Universidad Nacional de General Sarmiento, que enriquece el balance.
El experto asegura que hubo medidas previsibles en la gestión de CFK y basadas en una directriz: “la de un neodesarrollismo módicamente redistribucionista, empeñado en favorecer el crecimiento de la actividad económica sobre la base del aumento del consumo de los sectores populares”.


Según el politólogo “lo que sin duda era menos previsible era la magnitud que alcanzarían las protestas de los grupos afectados por alguna de estas medidas, así como el apoyo social y mediático que encontrarían estas reprobaciones”.


Rinesi cree que es necesario “para este gobierno y para el futuro de nuestra democracia, promover discusiones sobre los temas que la gestión CFK ha puesto, bien o mal, en la agenda actual de los debates (...); también el tema de la república, que el Gobierno haría bien en no regalarle a una oposición política y mediática que tiende a pensar esa palabra como el nombre, pasteurizado e inocuo, de un conjunto de buenos modales administrativos (...) No hay república sin conflicto (...) El conflicto no es el producto del carácter más o menos pendenciero de éste o aquel gobernante, sino lo que caracteriza, fortalece y vivifica a toda sociedad”.


Por Alejandra Waingandt

Artemisa Noticias

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