febrero 22, 2009

A vueltas con el tema del aborto

Esta semana pasada se votaron las conclusiones del trabajo que ha realizado la subcomisión creada para examinar alternativas a la actual legislación sobre la interrupción voluntaria del embarazo en la Comisión de Igualdad del Congreso.

Los grupos parlamentarios de la Izquierda aprobaron esas conclusiones y ahora, el Gobierno, las debe tener en cuenta a la hora de la elaboración de un proyecto de ley. No así el Partido Popular que decidió votar en contra.

Al mismo tiempo, los de siempre, los intolerantes hombres de faldas largas y negras a través de su portavoz Juan Antonio Martínez Camino, recordaron que todas aquellas mujeres que decidan interrumpir su embarazo y todos los profesionales sanitarios que colaboren en esta intervención serán automáticamente excomulgados, pero que este castigo no afectará a quienes legislen sobre el tema, como amenazaron en 1985 cuando se legalizaron los actuales tres supuestos para la interrupción voluntaria del embarazo.

Excomunión que no aplican, al menos en el arzobispado de Valencia en donde además del aborto, algunas hemos argumentado sobadamente los motivos para apostatar o que se nos excomulgue y no lo hemos conseguido.

Pero esta es una más de las muestras de hipocresía que estos señores de faldas largas y negras vienen practicando desde hace miles de años.

O ¿acaso el hecho de predicar castidad y no practicarla en demasiados casos, no es un acto de hipocresía? Y esto no lo digo yo, lo dicen las centenares de monjas que has sido violentadas por estos señores que se creen intocables a la hora de predicar, pero que temas como la castidad, en demasiadas ocasiones no lo llevan bien. Eso sí, en caso de embarazo, nunca reconocerán a los vástagos, dejando de nuevo a las mujeres, monjas o no, en una situación bastante complicada. Y como muestra la noticia aparecida en el periódico El Mundo el pasado día 4 del presente mes de febrero (http://www.elmundo.es/elmundo/2009/02/04/internacional/1233765148.html) sobre el fundador de Los Legionarios de Cristo.

Pero hay más. Como decía antes, algunos (demasiados diría yo) hombres de faldas largas y negras llevan bastante mal el voto de castidad y en los últimos años, las sentencias condenatorias por abusos de menores, sobre todo en Estados Unidos y Australia, contra sacerdotes de la Iglesia Católica que han abusado de menores, han sido muy cuantiosas. Pero a los abusadores, no les han excomulgado, como mucho les han apartado de los púlpitos desde los que abusaban para trasladarles a otros.

Y yo me pregunto, ¿Son ellos, los dirigentes que pretenden excomulgar a las mujeres que aborten y a los profesionales que colaboren en ese aborto, los que se quedan mudos y no dicen nada de nada ante los casos de abusadores de menores que tienen dentro de su propia estructura y a los que protegen? Y, ¿a eso no se le llama, como poco, hipocresía? Pues entonces lo de la credibilidad en su doctrina hace aguas por todas partes.

Y eso sin entrar a valorar la labor histórica realizada a través de los altares y los confesionarios sobre el adoctrinamiento de las mujeres como seres de segunda categoría que debíamos estar al servicio de los varones en todos los aspectos para complacerle y además se complacientes debíamos resignarnos y sufrir en silencio si su Dios nos había deparado un marido agresivo que nos pegaba, insultaba y violaba a su antojo. Ni una palabra he escuchado sobre el daño social que nos han hecho a lo largo de la historia a las mujeres a las que nos siguen negando la condición de ciudadanas de pleno derecho al amenazarnos con la excomunión cuando lo que pretendemos es ejercer el dominio que nos corresponde sobre nuestro propio cuerpo.

Pero ante la desobediencia a sus mandatos de dominación, la negación a su exigencia de sumisión y de fe ciega en sus predicamentos, nos amenazan con la excomunión, pero ante las prácticas “poco adecuadas” de los compañeros de secta que abusan de mujeres, las tienen como amantes, procrean y abusan de niñas y niños menores, ni una palabra.

Y además pretenderán que creamos que son coherentes. Pues va a ser que no, señores de faldas largas y negras, que no les creemos.

Teresa Mollá Castells
La Ciudad de las Diosas

Sí a la Diversidad Familiar!
The Blood of Fish, Published in