marzo 24, 2009

Primero dinero, luego poder "Los microcréditos marcan la diferencia para las mujeres"

Demasiado a menudo, palabras como "ignorantes", "empobrecidas" y "oprimidas" se usan para describir a las mujeres del hemisferio sur. Colectivamente, los occidentales tienden a imaginárselas como víctimas. Recientes esfuerzos para poner recursos económicos en manos de estas mujeres han cambiado la manera en que viven y expresan su poder. Gobiernos, escuelas y organizaciones civiles por igual han reconocido que armar a las mujeres con pequeños préstamos, así como también ayudarlas a desarrollar las capacidades necesarias para llevar adelante su propio negocio, las beneficia a ellas, a sus familias y a sus comunidades.

A continuación, encontrará los perfiles de cinco mujeres que fueron beneficiadas con microcréditos. Sus historias son parte de la colección fotográfica Women Empowered, Inspiring Change in the New World ("Mujeres empoderadas, inspirando el cambio en el Nuevo Mundo"). El fotógrafo Phil Borges captó estas fotografías e historias para la campaña internacional de CARE por el empoderamiento económico de las mujeres. Estas cinco mujeres hablan de esperanza, poder, liderazgo y capacidad de acción, y se hacen eco de la afirmación que CARE se esfuerza por inculcarles a las mujeres de todas partes: "Soy poderosa".

AMENA, 35, Gazipur, Bangladesh
Después de que su marido la dejó, Amena trabajó durante varios años como sirvienta para mantener a sus dos hijos. Una amiga le contó sobre un programa de cuatro años que emplea a viudas y mujeres desfavorecidas por un dólar y veinticinco centavos por día. A las participantes se les garantiza un trabajo, siempre y cuando ahorren el 25 por ciento de su ingreso y participen en las clases extensivas de salud, alfabetización, derechos humanos y administración de empresas. Después de completar el programa, Amena usó los 180 dólares que había ahorrado para comprar una vaca. Tres meses después, la vendió por 240 dólares y, eventualmente, aumentó su ganado a seis vacas. Hoy, es dueña de una casa, un toro y seis vacas, y cultiva 25 acres de arroz. En el pasado, mujeres como Amena muy rara vez tenían la oportunidad de pasar del status de sirvienta a tener su propio hogar.

Actualmente, Amena alquila tierra, que le permite cultivar 2.800 kilos de arroz por año. Su objetivo final es comprar la tierra y duplicar sus vacas en tres años. Si bien Amena es analfabeta y solo puede firmar su nombre, se convirtió en una mujer de negocios muy exitosa.

Amena, 35, Gazipur, Bangladesh Por año, siete mil mujeres se gradúan del Programa de Mantenimiento Rural y empiezan sus propios negocios. El programa apunta a las mujeres menos privilegiadas del país, la mayoría de las cuales son viudas, divorciadas o abandonadas.

JUANA PÉREZ, 50, Ixtahuacán, Guatemala
Juana organizó el primer programa de microcréditos para mujeres en su hogar natal de Ixtahuacán después de participar de un programa similar de CARE en un pueblo cercano. Con su primer préstamo de 45 dólares, pudo comprar cincuenta gallinas y venderlas unas semanas después con una ganancia del 40 por ciento. Ahora compra mil gallinas por vez y ha ganado lo suficiente para mandar a cuatro de sus siete hijos a la escuela.Hoy, Juana es presidenta de su grupo de 25 miembros y pasa su tiempo enseñándoles a las mujeres a ganar y administrar dinero. Espera expandir el programa para ayudar a más mujeres en su pueblo y en las áreas rurales aledañas.



Juana Pérez, 50, Ixtahuacán, Guatemala Los microcréditos se distribuyen a grupos de veinte a treinta mujeres. Si una no cumple con los pagos, las mujeres restantes son responsables. Como están estructurados, estos préstamos tienen un índice extremadamente bajo de incumplimiento y son mucho más exitosos con las mujeres que con los hombres



BKAT NAZERA, 29, Kabul, Afganistán.
De niña, a Bkat le gustaba coser y diseñar ropa, pero nunca se imaginó que podría tener su propio negocio de indumentaria. Después de la caída de los talibanes en 2001, se unió a un programa de formación vocacional para viudas de la guerra e inició su propio centro de costura, empleando a viudas como costureras. Como el taller no tiene electricidad, las mujeres operan máquinas de coser a mano y usan estufas de propano para calentar las planchas. El centro de costura de Bkat es una salida social crucial para estas mujeres, así como un salvavidas para escapar al ciclo de la pobreza.

Una esposa afgana tradicionalmente está protegida por la red extendida de la familia de su marido, pero la muerte del esposo suele dejarla sin capacidad de ganarse la vida o mantener a sus hijos. Bkat sueña con hacer crecer su negocio para poder emplear a más viudas y, eventualmente, abrir talleres en otras provincias y países.



Bkat Nazera, 29, Kabul, Afganistán Un cuarto de siglo de guerra dejó cincuenta mil viudas solamente en Kabul. La vasta mayoría de estas mujeres son analfabetas, tienen pocas habilidades profesionales y viven con solo un dólar por día.


TEKE FOLIWA, 42, Have, Ghana.
Hace poco, Teke fue coronada como "Reina Madre" de Have. Su primer acto fue formar dieciséis grupos de mujeres para microcrédito, producción agrícola y reforma educativa. Inicialmente, dentro de la comunidad, existía la preocupación de que estaba ganando poder demasiado rápido. "Se espera que las mujeres sean sumisas ante los hombres", dijo. "Tradicionalmente, una reina es solo una figura; se viste para los festivales y sirve como modelo para enseñarles a las mujeres a ser bellas, calladas y recatadas. Luego del entrenamiento, me di cuenta de que yo podía servir como una clase de inspiración distinta para las mujeres de aquí".

Eventualmente, los hombres se sintieron impresionados con el progreso logrado por ellas y pidieron formar sus propios grupos. "Esto nos ha hecho avanzar en el camino de convertirnos en una verdadera comunidad", dijo Teke. "No son solo los hombres y las mujeres, sino todos nosotros avanzando juntos en una manera mucho más uniforme".


Teke Foliwa, 42, Have, Ghana En Have, por lo general, las muchachas se casan antes de terminar la escuela. Es común que los hombres abandonen a sus mujeres, y las dejan sin ninguna capacidad profesional y medios de subsistencia.


TRÁNSITO, 91, Cayambe, Ecuador
Tránsito, una legendaria figura de la lucha por los derechos humanos, suele ser llamada la "Rosa Parks del Ecuador". Después de la conquista española, muchos indígenas fueron despojados de sus derechos y obligados a trabajar como mano de obra explotada en el sistema de hacienda. En 1936, a los 17 años, Tránsito declaró en contra del propietario de la hacienda que había abusado sexualmente de ella. Fue condenada a cinco meses de prisión por denunciar su abuso. Luego de su liberación, se transformó en una leyenda por denunciar la situación apremiante de los indígenas ecuatorianos. Más tarde, tuvo una participación decisiva en la organización de una huelga de granjeros indígenas, que catalizó un nuevo respeto por los pueblos originarios en la política y en la sociedad ecuatoriana en general.


Tránsito, 91, Cayambe, Ecuador La servidumbre, las pobres condiciones laborales y la paga insuficiente desalientan a las mujeres de lograr independencia económica. Tránsito Amaguaña es una líder inspiradora cuyo activismo disparó un movimiento en pos de mejores condiciones laborales en Ecuador.



Fuente: International Museum of Women

Sí a la Diversidad Familiar!
The Blood of Fish, Published in