Entrevista | carl djerassi «Nadie desarrolla un anticonceptivo para hombres porque prefieren la Viagra»
El padre de la píldora anticonceptiva, el químico austríaco Carl Djerassi, sube jovial a sus 85 años las escaleras de un hotel de Vigo, ayudado de un bastón. Es la primera vez que visita la ciudad, para recoger el premio Alecrín 2009 que le otorga la asociación feminista en reconocimiento por el invento que en 1951 dio libertad y poder a la mujer sobre su maternidad y separó el acto sexual de la reproducción.
Le acompaña su hija. Dice que adquirió su feminismo intelectual «en la cama» con su esposa ya fallecida, tras una discusión seria sobre el poder social que tenía antes el hombre.
-En su visita a Vigo, ¿ha visto muchos niños por la calle?
-(Se ríe). Esa es buena. No he visto muchos. He comido en un restaurante con maravillosas vistas a la ría, pero lleno de viejos. Aquí los mayores no llevan a sus hijos a comer fuera.
-¿Qué opina del envejecimiento en Europa?
-España tiene un problema. Para que un país mantenga una población necesita una media de 2,2 hijos por pareja. Las décimas son porque siempre mueren algunos. Europa tiene una media de 1,5 hijos, y allí la separación de sexo y la reproducción es un hecho. Solo Albania tiene dos hijos de media. Y Francia y Suecia, porque fomentan la natalidad y dan facilidades a las mujeres. Sin inmigración, España habría perdido al 30% de su población. Eso podría ocurrir en Bulgaria, adonde nadie quiere emigrar.
-¿Qué habría pasado sin una píldora anticonceptiva?
-Lo mismo, pero con más abortos ilegales. La píldora liberó la conducta sexual, porque fue un método privado de la mujer y eliminó el miedo al embarazo. El efecto fue muy fuerte y restó responsabilidad al hombre.
-¿Por qué nadie comercializa una píldora masculina?
-Es triste. Tenemos tecnología para hacerla realidad, pero nadie la desarrolla un anticonceptivo para hombres porque prefieren potenciar la virilidad, con pastillas como la Viagra. Hay razones económicas para no investigar nuevos métodos contraceptivos que ayuden a Uganda, donde la mitad de la población son niños.
Las farmacéuticas quieren vender a los ricos, que son viejos como yo. Estoy feliz de que investiguen el cáncer.-La edad biológica ideal para concebir es con quince o veinte años, pero ahora muchas mujeres alumbran su primer hijo con 35, una vez realizadas profesional y mentalmente.
¿Qué es preferible, la edad biológica o la social?
-Debe ser la edad a la que se sea una buena madre.
-La tecnología permite congelar el tejido ovárico en la juventud y, luego, usarlo para alumbrar dos décadas después. ¿Habrá madres de 50 años?
-No, la gente se imagina escenarios terroríficos que son absurdos. Si preguntamos cuántas mujeres quieren tener un hijo a los 60 años, las podemos contar con los dedos de una mano amputada. Pero sí se podrá extender el reloj biológico de la mujer de los 35-40 años a los 40-45, y ganar de cinco a diez años de fecundidad. Cuando esto lo cubra la seguridad social, la sociedad cambiará. Una pareja podrá planear sus niños, que serán deseados. Eso reducirá el aborto.
-¿Qué opina de la campaña del Vaticano contra los métodos anticonceptivos?
-Es ilógica. No se puede aceptar que una pareja que tiene tres hijos, mantenga solo tres relaciones sexuales en toda su vida. No es realista.
El hombre y el chimpancé son de las pocas especies que tienen sexo todos los días. Es una tentación. Cada 24 horas hay 100 millones de actos sexuales en el mundo. Un millón son fertilizaciones, la mitad no planeadas ni deseadas. Hay 50.000 abortos ilegales al día, la mayoría en países católicos.
Por E. V. Pita
Fuente: La Voz de Galicia