A nuestras maestras ancestrales y a nuestras maestras contemporáneas
Los aportes de las maestras en la historia guatemalteca son significativos. Este 25 de junio se conmemora a la maestra María Chinchilla, quien fuera asesinada en los días previos a la caída del dictador de turno, en el preludio de la Revolución de Octubre del 44, un parteaguas en la historia del siglo veinte. En esta primavera democrática miles de maestras participaron desafiantes sentando las bases para la ciudadanía de las mujeres.
Las maestras empezaron a reivindicar, desde el siglo XIX, el derecho de las mujeres a la educación, y también el derecho a la expresión ya que algunas de ellas fueron pioneras en el periodismo, promoviendo ideas transgresoras para la época como el caso de las pioneras Jesús y Vicenta Laparra.
Desde las aulas, desde las páginas de periódicos y revistas, desde los movimientos sociales, en el acompañamiento cotidiano, en el campo, las montañas, las costas o en las ciudades, en escuelas desvencijadas o en edificios hermosos, las maestras nos heredan legados importantes que hoy celebramos.
Desde las maestras que nos enseñan el ABC, las que nos abren los ojos al mundo a través de la lectura, las que nos transportan a cientos de lugares a través de los cuentos y las canciones infantiles, las que cuestionan los saberes patriarcales y nos muestran otros caminos, las que nos desafían a comprender el mundo y sus complejidades.
“Y aquí están ellas, tanto las de ayer como las de hoy, mediadoras entre el saber y la ignorancia, entre la luz y la confusión, y nosotras, criaturas humanas que necesitamos de esos saberes múltiples y diversos para poder crecer” (Las Moiras, 2008).
Las maestras empezaron a reivindicar, desde el siglo XIX, el derecho de las mujeres a la educación, y también el derecho a la expresión ya que algunas de ellas fueron pioneras en el periodismo, promoviendo ideas transgresoras para la época como el caso de las pioneras Jesús y Vicenta Laparra.
Desde las aulas, desde las páginas de periódicos y revistas, desde los movimientos sociales, en el acompañamiento cotidiano, en el campo, las montañas, las costas o en las ciudades, en escuelas desvencijadas o en edificios hermosos, las maestras nos heredan legados importantes que hoy celebramos.
Desde las maestras que nos enseñan el ABC, las que nos abren los ojos al mundo a través de la lectura, las que nos transportan a cientos de lugares a través de los cuentos y las canciones infantiles, las que cuestionan los saberes patriarcales y nos muestran otros caminos, las que nos desafían a comprender el mundo y sus complejidades.
“Y aquí están ellas, tanto las de ayer como las de hoy, mediadoras entre el saber y la ignorancia, entre la luz y la confusión, y nosotras, criaturas humanas que necesitamos de esos saberes múltiples y diversos para poder crecer” (Las Moiras, 2008).
Ana Silvia Monzón
La Ciudad de las Diosas