Paraguay: Mujeres militares, entre el acoso y la violación
Muy a pesar suyo, a Karina Pérez (*) no le quedaba otra que compartir todos los días las clases con seis de sus compañeros, a quienes tiempo después denunció por abuso sexual. Karina y los denunciados eran alumnos de la Academia Militar Mariscal Francisco Solano López.
El temor a que ocurrieran hechos como este fue por largo tiempo el alegato fundamental para no incluir a mujeres entre los cuadros activos de las Fuerzas Armadas del Paraguay; el permiso llegó hace apenas siete años. Hasta entonces, la presencia femenina en la milicia se reducía a trabajos en hospitales como enfermeras o médicas, o personal administrativo de los cuarteles.
Analizar la evolución y el estado actual de las cosas a nivel castrense fue uno de los temas debatidos en la XXI Reunión Especializada de la mujer del MERCOSUR (REM), que tuvo lugar en Asunción y Hernandarias (a unos 400 kilómetros de la capital), la semana pasada.
Para el doctor Horacio Galeano Perrone, uno de los oradores centrales con el tema "Incorporación de las Mujeres a las Fuerzas Públicas", el hecho de incluir mujeres efectivamente a las Fuerzas Armadas "fue mucho más traumático que cuando ingresaron como profesionales a la Policía Nacional".
Galeano Perrone, ex ministro de Educación, comentó a SEMlac que "las incorporaciones se hicieron sin un previo planeamiento. Esto ha suscitado traumas, en especial lo que tiene que ver con el acoso sexual y la violación", admitió.
Un alto mando relacionado a la Academia Militar, quien prefirió guardar el anonimato, dijo a SEMlac que "fue la misma Karina quien incitó a los otros cadetes de menor rango al de ella y a una camarada suya, quien filmó el acto en su aparato celular. El hecho ocurrió fuera de la institución, durante una fiesta donde se cometieron todo tipo de excesos".
En diciembre del año pasado, en una publicación del diario ABC Color, una cadete de la Academia, llamada Gladis Montiel, negaba que hubiera situaciones de acoso en la institución. "Nada, absolutamente, afuera —del cuartel—, agrandaron tanto que nos hicieron sentir mal a nosotras, porque sabíamos que era mentira todo lo que se estaba diciendo".
Mentira o verdad, a estos hechos se suma la discriminación de género. "Una de las consecuencias de este último escándalo fue la reducción del cupo femenino para el ingreso a la Academia en 2009. Los evaluadores alegaron que las mujeres hicieron puntajes muy bajos. Pero, en realidad, no las admitieron `para no tener más problemas', explica a SEMlac la periodista Cinthia López, premio Amnistía Internacional 2009, especialista en temas de género.
La voz oficial
Un poco más cauteloso, el Contralmirante Cíbar Benítez, actual comandante de las Fuerzas Militares del Paraguay, precisó estar seguro de que la presencia femenina en las Fuerzas Armadas, "enriquece".
"La mujer debe tener tratamiento especial, no puede ser absolutamente igual, empezando por su condición física. Hay también una condicionante muy importante que es la eventual gravidez y eso tiene que tenerse muy en cuenta. Pero, en esencia, su presencia es enriquecedora y positiva", argumenta Benítez.
La doctora Gloria Rubín, ministra de la Mujer y presidenta pro témpore de REM, no está de acuerdo con las afirmaciones del Contralmirante Benítez. "Acá —en Paraguay— las mujeres están como un simple apéndice dentro de la milicia. Fueron incorporadas de una manera no metodológica, dando lugar a todo, a que no haya respeto, a que no haya una incursión real, porque la mujer no está como una igual", sentencia.
"Tampoco existe una transversalidad del tema género, los militares las pusieron ahí para decir que son modernos", critica Rubín, mientras evalúa en sus oficinas las conclusiones del encuentro de REM.
Juntos pero no revueltos
Las clases de formación profesional castrense se realizan en la Academia Militar Mariscal Francisco Solano López, ubicada en las afueras de la ciudad de Capiatá (a 18 kilómetros de Asunción). Estudiantes hombres y mujeres estudian y viven ahí seis días a la semana y salen de franco los sábados a la tarde.
"El problema no son las mujeres, sino el espacio físico" reflexiona Galeano Perrone. Con el drama ya instalado, para iniciar un ensayo de solución, Perrone sugiere que las actividades académicas se realicen en conjunto. Pero, en lo referido a las viviendas o barracas, considera que es mejor que estén en territorios separados.
"Es un proceso que no se cumplió y que ahora debería cumplirse", recomienda finalmente.
(*) Karina Pérez es un nombre ficticio, utilizado para salvaguardar la identidad de la víctima.
El temor a que ocurrieran hechos como este fue por largo tiempo el alegato fundamental para no incluir a mujeres entre los cuadros activos de las Fuerzas Armadas del Paraguay; el permiso llegó hace apenas siete años. Hasta entonces, la presencia femenina en la milicia se reducía a trabajos en hospitales como enfermeras o médicas, o personal administrativo de los cuarteles.
Analizar la evolución y el estado actual de las cosas a nivel castrense fue uno de los temas debatidos en la XXI Reunión Especializada de la mujer del MERCOSUR (REM), que tuvo lugar en Asunción y Hernandarias (a unos 400 kilómetros de la capital), la semana pasada.
Para el doctor Horacio Galeano Perrone, uno de los oradores centrales con el tema "Incorporación de las Mujeres a las Fuerzas Públicas", el hecho de incluir mujeres efectivamente a las Fuerzas Armadas "fue mucho más traumático que cuando ingresaron como profesionales a la Policía Nacional".
Galeano Perrone, ex ministro de Educación, comentó a SEMlac que "las incorporaciones se hicieron sin un previo planeamiento. Esto ha suscitado traumas, en especial lo que tiene que ver con el acoso sexual y la violación", admitió.
Un alto mando relacionado a la Academia Militar, quien prefirió guardar el anonimato, dijo a SEMlac que "fue la misma Karina quien incitó a los otros cadetes de menor rango al de ella y a una camarada suya, quien filmó el acto en su aparato celular. El hecho ocurrió fuera de la institución, durante una fiesta donde se cometieron todo tipo de excesos".
En diciembre del año pasado, en una publicación del diario ABC Color, una cadete de la Academia, llamada Gladis Montiel, negaba que hubiera situaciones de acoso en la institución. "Nada, absolutamente, afuera —del cuartel—, agrandaron tanto que nos hicieron sentir mal a nosotras, porque sabíamos que era mentira todo lo que se estaba diciendo".
Mentira o verdad, a estos hechos se suma la discriminación de género. "Una de las consecuencias de este último escándalo fue la reducción del cupo femenino para el ingreso a la Academia en 2009. Los evaluadores alegaron que las mujeres hicieron puntajes muy bajos. Pero, en realidad, no las admitieron `para no tener más problemas', explica a SEMlac la periodista Cinthia López, premio Amnistía Internacional 2009, especialista en temas de género.
La voz oficial
Un poco más cauteloso, el Contralmirante Cíbar Benítez, actual comandante de las Fuerzas Militares del Paraguay, precisó estar seguro de que la presencia femenina en las Fuerzas Armadas, "enriquece".
"La mujer debe tener tratamiento especial, no puede ser absolutamente igual, empezando por su condición física. Hay también una condicionante muy importante que es la eventual gravidez y eso tiene que tenerse muy en cuenta. Pero, en esencia, su presencia es enriquecedora y positiva", argumenta Benítez.
La doctora Gloria Rubín, ministra de la Mujer y presidenta pro témpore de REM, no está de acuerdo con las afirmaciones del Contralmirante Benítez. "Acá —en Paraguay— las mujeres están como un simple apéndice dentro de la milicia. Fueron incorporadas de una manera no metodológica, dando lugar a todo, a que no haya respeto, a que no haya una incursión real, porque la mujer no está como una igual", sentencia.
"Tampoco existe una transversalidad del tema género, los militares las pusieron ahí para decir que son modernos", critica Rubín, mientras evalúa en sus oficinas las conclusiones del encuentro de REM.
Juntos pero no revueltos
Las clases de formación profesional castrense se realizan en la Academia Militar Mariscal Francisco Solano López, ubicada en las afueras de la ciudad de Capiatá (a 18 kilómetros de Asunción). Estudiantes hombres y mujeres estudian y viven ahí seis días a la semana y salen de franco los sábados a la tarde.
"El problema no son las mujeres, sino el espacio físico" reflexiona Galeano Perrone. Con el drama ya instalado, para iniciar un ensayo de solución, Perrone sugiere que las actividades académicas se realicen en conjunto. Pero, en lo referido a las viviendas o barracas, considera que es mejor que estén en territorios separados.
"Es un proceso que no se cumplió y que ahora debería cumplirse", recomienda finalmente.
(*) Karina Pérez es un nombre ficticio, utilizado para salvaguardar la identidad de la víctima.
Por Marta Escurra
Fuente:Semlac