noviembre 27, 2009

Declaración de la organización iraquí “Voluntad de las Mujeres”

Después de que la ministra de Asuntos de la Mujer, Nawal al Samara’i, declarase a principios de 2009 que había miles de mujeres detenidas y presas expuestas a las peores formas de violaciones, viviendo en condiciones infrahumanas, que se desconocía las cifras sobre cuántas son y que ella personalmente trabajó en la liberación de siete de ellas, después de esta declaración, relativamente audaz para una mujer que trabaja dentro de un gobierno de ocupación, su voz se perdió en un silencio absoluto.

Más tarde se supo, a partir de fuentes muy cercanas a la ministra, que como consecuencia de sus declaraciones, su propio esposo participó en la imposición de un arresto domiciliario por el que además se le despojó de todos sus medios de comunicación, y fue amenazada por su marido con separarla de sus hijos si seguía declarando cosas que ofendían al “gobierno” que le dio el puesto en el Ministerio de Asuntos de la Mujer, en representación de la cuota del Partido Islámico en el gobierno. Sus amigos dicen que Nawal al Samara’i aceptó el trabajo de ministra de Asuntos de la Mujer debido a la motivación personal: hacer justicia a las mujeres iraquíes en la meda en que pudiera. Eso fue lo que se dijo mientras seguía viviendo en Amán (Jordania) antes de trasladarse a Iraq para tomar posesión del cargo.


A principios de este año y tras el silencio que rodeaba a la historia de la Sra. Nawal al Samara’i, el Sr. Harith al Udeidi (miembro del parlamento) también se refirió a la cuestión de las mujeres detenidas y a las presas de Iraq. En principio, declaró que había 4.000 en Iraq, que se había reunido con algunas de ellas y que le habían transmitido los abusos cometidos contra ellas, esta vez, por los guardias iraquíes de las prisiones.

Luego, en el canal de televisión al Sharqiya, se desdijo de lo que había declarado acerca del número y dijo que eran 400 presas. Sin embargo, habló acerca de los derechos humanos y de sus violaciones porque, a la sazón, era un diputado miembro del Comité de Derechos Humanos del Parlamento dentro del gobierno de ocupación iraquí, en representación, igualmente, de la cuota del Partido Islámico. Poco después, al Ubeidi fue asesinado tras la oración del viernes en la mezquita de al Shawaf, en Bagdad.

Podemos concluir que estos dos casos no han sido coincidencia; que el denominador común de ambos ha sido el abuso contra las mujeres reclusas en cárceles iraquíes, que hay personas —entre quienes afirman la democracia, los derechos humanos y la libertad de expresión en Iraq— que no quieren que estos abusos sean descubiertos.

Lo que es evidente, sin embargo, es la ausencia de cifras exactas sobre las mujeres presas, y que esta ausencia y esta confusión son deliberadas. Ni que decir tiene que cubrir la información relativa a derechos humanos y a abusos contra las mujeres es considerado ya de por sí un abuso. En este sentido, el abuso existe en todos los contextos, formas y medidas contra la mujer, ya que existe contra todos los seres humanos en Iraq independientemente de su género.

Quienes están recluidos en la Zona Verde, cualquiera que sea su nacionalidad, no quieren divulgar la información sobre la situación de las mujeres en las cárceles ni en los centros de detención porque se dan cuenta de cuán sensible es esta cuestión para nuestra cultura y para nuestros valores; la información pondría en peligro la reputación de aquellos verdugos que compiten en los escaños del juego de la democracia basada en el sectarismo.

Este encubrimiento sobre el número y las condiciones de las reclusas es una prueba del entramado abuso contra las mujeres iraquíes. Por esta razón, ninguno de los responsables políticos ha ofrecido ninguna estadística, únicamente de forma muy imprecisa. Aquí tenemos algunos indicadores de la discrepancia entre lo que dicen los responsables políticos, y las mujeres y los activistas de derechos humanos.

En el último intento que hemos llevado a cabo para conocer la situación de estas mujeres, preguntamos a una abogada que trabaja en cuestiones de derechos de la mujer y que sigue también los casos de personas acusadas de terrorismo que no pueden pagarse un abogado; lo que dijo fue: “Todo lo que sé es que hay seis presas de seguridad en la prisión de Radhwaniya. No tengo información alguna acerca de sus condiciones, nombres, identidades, ni de qué se les acusa”. Preso/a de seguridad” es una expresión oficial que se refiere a las personas involucradas en la resistencia. “No he podido obtener ninguna información sobre el número total de mujeres encarceladas en Iraq ni de cuántas hay en cada prisión” (la abogada prometió hacer todo lo posible para conseguirlos).

Por otra parte, mientras que el difunto Harith al Ubeidi cambió su declaración acerca de las cuatro mil mujeres presas diciendo que eran sólo 400, otras informaciones afirman que la cifra alcanza a 22.000, pero no hemos podido encontrar una manera de confirmar este número o negarlo. Por otra parte, Muhamad Idham, secretario general de la Unión Iraquí de Presos de Guerra, ha confirmado que los casos de violación como el de Abir al Yanabi y Sabrin Shemmari, y otros, no representan más que el 1% de los crímenes similares a los que otras presas iraquíes están expuestas.

También confirmó que hay un gran número de mujeres encarceladas únicamente para ser violadas, aun cuando exista una orden judicial para liberarlas. Añadió que la policía iraquí, que está controlada por las milicias, no obedece las órdenes judiciales.

Se había confirmado anteriormente que más de 10.000 mujeres iraquíes detenidas están en lugares que no son aptos ni siquiera para animales, como la prisión de Kadhimiya, la prisión secreta de niños y mujeres en al-Muzanna, en Bagdad, el campo de prisioneras de Shijan, en Mosul, además de un buen número de presas en cárceles del norte y del sur de Iraq.

La ministra de Derechos Humanos del cuarto gobierno de ocupación de Iraq ha admitido que hay 15.000 mujeres detenidas y ha hablado de las condiciones miserables en las que se encuentran. Pero mezcla deliberadamente las razones de sus detenciones para desdibujar la realidad de forma que parece que en las prisiones del Gobierno sólo hubiera delincuentes. No ha negado que hay mujeres que han sido detenidas como rehenes o porque están acusadas de pertenecer a la resistencia.

En un informe anterior sobre tortura algunos detenidos explicaron tras ser puestos en libertad las formas horribles de tortura y los sucios abusos a los que fueron sometidos; sin embargo, la más horrible forma de tortura era aquella por la cual se humilla la dignidad de los hombres mediante sus mujeres, amenazando con violarlas si el detenido no admite algunos cargos falsos contra él. Uno de los detenidos dijo que cuando vio que habían llevado a su esposa al centro de detención se ofreció a firmar sin rechistar cualquier acusación que le quisieran hacer sólo para que dejaran en paz a su esposa.

La filosofía del abuso, las formas horribles de tortura, la agresión contra la dignidad humana, están siendo características comunes de las autoridades de ocupación y de las autoridades locales desde los últimos años, lo que indica que no hay diferencia entre los agresores y sus seguidores. Es la filosofía de la ocupación y la hegemonía. Muchos estilos de abusos que se practican en Iraq son similares a los practicados por los sionistas contra los palestinos durante décadas.

Las apelaciones al “Estado de derecho” no son más que una vulnerable cobertura mediática que considera a la gente como si fuera estúpida e ignora sus derechos.


Fuente y fotos: Archivo AmecoPress.

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