Cuando el maquillaje no es suficiente: cirugía cosmética en Corea del Sur
El 26 de octubre de 2009, el periódico coreano The Chosun Ilbo publicó una nota acerca de los resultados de una encuesta hecha a jóvenes mujeres coreanas[1]. El tema: cirugía cosmética. De acuerdo con el artículo, casi 90 por ciento de las coreanas tendría cirugía plástica, para lucir mejor y aumentar su confianza en sí mismas. Desde mi punto de vista, esta encuesta refleja con bastante exactitud un rasgo de la sociedad coreana contemporánea: la obsesión con la apariencia física. Pero la pregunta que surge es: ¿Qué hay detrás de esta moda? ¿Cuáles son las consecuencias de buscar la figura corporal perfecta?
Es un hecho que la cirugía cosmética se ha transformado en una importante industria en Corea, el país en que vivo. Gangnam, un área localizada en la parte sur de Seoul, se ha convertido en una suerte de paraíso para quienes quieren tener cirugía de párpados (la más popular entre las coreanas) o una operación de nariz. Por otro lado, la industria de entretenimiento coreana muestra actores, actrices y cantantes que lucen algo diferente a la “gente común”: ojos más grandes o una nariz esculpida. Evidentemente, muchos de ellos se han arreglado con la ayuda de un cirujano.
¿Cuáles son las razones de este fenómeno? ¿Qué hace a una joven y saludable chica coreana en sus veinte considerar cirugía plástica? Estas preguntas no pueden ser respondidas fácilmente. Usualmente, las razones más comunes son “quiero lucir bien” o “necesito obtener un trabajo”. Nadie diría abiertamente “quiero casarme con un hombre rico”, pese a que este es un deseo de muchas mujeres coreanas.
En su artículo “Reflexiones sobre un ojo amarillo” (“Reflections on a Yellow Eye”), Kathleen Zane reflexiona sobre el problema de considerar a las clientas asiáticas meramente como malas imitaciones de estereotipos caucásicos de belleza: “La hipótesis totalizadora y desdeñosa que las mujeres asiáticas que eligen esa clase de cirugía desean obviamente parecer/ser occidentales ha parecido esencializar fácilmente a las asiáticas como imitaciones degradadas”[2]. En otras palabras, un racismo internalizado no es la única razón para escoger cirugía plástica. Sin embargo, existen dos problemas que debemos tener en cuenta. Por una parte, no deberíamos minimizar el rol de discursos estéticos externos para tratar de entender por qué la aspiración de tantas mujeres coreanas es cambiar su apariencia tan drásticamente. La cirugía de párpados es una modificación irreversible de un rasgo determinado genéticamente. Por otro lado, podemos decir que este tipo de cirugía no solo simboliza la sumisión de las mujeres a un canon cosmético impuesto, también es un tipo de violencia física internalizada (soy conciente de la fuerza de esta expresión) La cirugía cosmética no representa los valores de la nueva mujer (como el artículo indica), independiente y autónoma, sino que mantiene el antiguo discurso opresivo sobre la feminidad. Similar a los pies vendados en la China tradicional, pero quizá menos doloroso, la cirugía cosmética –como una práctica extendida- implica una transformación radical orientada a crear la apariencia social aceptable.
Ok, algunas personas podrían decir “si una mujer quiere aumentar su atractivo, cualquier medio es válido”. La cirugía cosmética en Corea es un negocio lucrativo, pero aún carece de regulación (los trabajos más baratos son realizados por personas no calificadas) Considerando los hechos, ¿merece la pena arriesgar resultados indeseados, daños permanentes o incluso la muerte, para ajustarse al canon de belleza aceptado? Tal como se mencionó antes, de acuerdo con la encuesta, 90 por ciento de las coreanas tendría cirugía plástica, y casi un 58.2 por ciento de las entrevistadas admitió que ya había tenido una operación. ¿Son el 90 por ciento de las mujeres en Corea tan defectuosas físicamente para requerir cirugía?
No me malinterpreten: no estoy condenando la cirugía plástica per se. Pero es necesario examinar qué hay detrás de la ecuación que asocia operaciones cosméticas e independencia femenina. De hecho, ciertas personas piensan que el acceso a estas operaciones es una consecuencia de la creciente participación laboral de las mujeres, ya que ahora pueden ganar sus propios salarios[3]. En otras palabras, la independencia económica da a las mujeres la posibilidad de decidir sobre sus cuerpos. Sin embargo, si profundizamos en el problema, es fácil encontrar intensa presión social como la principal razón para visitar al cirujano. No ahondaré en este tema, ya que también requiere analizar en detalle las diversas consecuencias de pertenecer a una sociedad colectivista como Corea. De todas maneras, considero relevante pensar sobre la errónea suposición que una apariencia exterior aceptable es una garantía infalible para el éxito y para una vida feliz (una antigua creencia que, por supuesto, podemos encontrar en todo el mundo) Indudablemente éxito, ambición y competencia son palabras clave para entender la situación actual de la mujeres coreanas, ahora que la prosperidad y el alto desarrollo ha llegado a Corea. La situación ha cambiado, y las aspiraciones de las mujeres también cambiaron: hace solo cincuenta años los coreanos luchaban para sobrevivir, después de una guerra devastadora. Pero, por otro lado, el suicidio se ha incrementado dramáticamente: de acuerdo con un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la tasa de suicidio aumentó entre 1990 y 2004 en un 250% entre la población general[4]. Y solo hace unas semanas, la modelo Kim Daul fue encontrada colgada en su piso en París[5]. Entonces, ¿qué tipo de lecciones podemos obtener de estos números y hechos? Parece que, lejos de dar satisfacción, los estrictos códigos estéticos (producidos y reproducidos con la ayuda del escalpelo) aún están oprimiendo a millones de mujeres, víctimas de la infelicidad.
Es un hecho que la cirugía cosmética se ha transformado en una importante industria en Corea, el país en que vivo. Gangnam, un área localizada en la parte sur de Seoul, se ha convertido en una suerte de paraíso para quienes quieren tener cirugía de párpados (la más popular entre las coreanas) o una operación de nariz. Por otro lado, la industria de entretenimiento coreana muestra actores, actrices y cantantes que lucen algo diferente a la “gente común”: ojos más grandes o una nariz esculpida. Evidentemente, muchos de ellos se han arreglado con la ayuda de un cirujano.
¿Cuáles son las razones de este fenómeno? ¿Qué hace a una joven y saludable chica coreana en sus veinte considerar cirugía plástica? Estas preguntas no pueden ser respondidas fácilmente. Usualmente, las razones más comunes son “quiero lucir bien” o “necesito obtener un trabajo”. Nadie diría abiertamente “quiero casarme con un hombre rico”, pese a que este es un deseo de muchas mujeres coreanas.
En su artículo “Reflexiones sobre un ojo amarillo” (“Reflections on a Yellow Eye”), Kathleen Zane reflexiona sobre el problema de considerar a las clientas asiáticas meramente como malas imitaciones de estereotipos caucásicos de belleza: “La hipótesis totalizadora y desdeñosa que las mujeres asiáticas que eligen esa clase de cirugía desean obviamente parecer/ser occidentales ha parecido esencializar fácilmente a las asiáticas como imitaciones degradadas”[2]. En otras palabras, un racismo internalizado no es la única razón para escoger cirugía plástica. Sin embargo, existen dos problemas que debemos tener en cuenta. Por una parte, no deberíamos minimizar el rol de discursos estéticos externos para tratar de entender por qué la aspiración de tantas mujeres coreanas es cambiar su apariencia tan drásticamente. La cirugía de párpados es una modificación irreversible de un rasgo determinado genéticamente. Por otro lado, podemos decir que este tipo de cirugía no solo simboliza la sumisión de las mujeres a un canon cosmético impuesto, también es un tipo de violencia física internalizada (soy conciente de la fuerza de esta expresión) La cirugía cosmética no representa los valores de la nueva mujer (como el artículo indica), independiente y autónoma, sino que mantiene el antiguo discurso opresivo sobre la feminidad. Similar a los pies vendados en la China tradicional, pero quizá menos doloroso, la cirugía cosmética –como una práctica extendida- implica una transformación radical orientada a crear la apariencia social aceptable.
Ok, algunas personas podrían decir “si una mujer quiere aumentar su atractivo, cualquier medio es válido”. La cirugía cosmética en Corea es un negocio lucrativo, pero aún carece de regulación (los trabajos más baratos son realizados por personas no calificadas) Considerando los hechos, ¿merece la pena arriesgar resultados indeseados, daños permanentes o incluso la muerte, para ajustarse al canon de belleza aceptado? Tal como se mencionó antes, de acuerdo con la encuesta, 90 por ciento de las coreanas tendría cirugía plástica, y casi un 58.2 por ciento de las entrevistadas admitió que ya había tenido una operación. ¿Son el 90 por ciento de las mujeres en Corea tan defectuosas físicamente para requerir cirugía?
No me malinterpreten: no estoy condenando la cirugía plástica per se. Pero es necesario examinar qué hay detrás de la ecuación que asocia operaciones cosméticas e independencia femenina. De hecho, ciertas personas piensan que el acceso a estas operaciones es una consecuencia de la creciente participación laboral de las mujeres, ya que ahora pueden ganar sus propios salarios[3]. En otras palabras, la independencia económica da a las mujeres la posibilidad de decidir sobre sus cuerpos. Sin embargo, si profundizamos en el problema, es fácil encontrar intensa presión social como la principal razón para visitar al cirujano. No ahondaré en este tema, ya que también requiere analizar en detalle las diversas consecuencias de pertenecer a una sociedad colectivista como Corea. De todas maneras, considero relevante pensar sobre la errónea suposición que una apariencia exterior aceptable es una garantía infalible para el éxito y para una vida feliz (una antigua creencia que, por supuesto, podemos encontrar en todo el mundo) Indudablemente éxito, ambición y competencia son palabras clave para entender la situación actual de la mujeres coreanas, ahora que la prosperidad y el alto desarrollo ha llegado a Corea. La situación ha cambiado, y las aspiraciones de las mujeres también cambiaron: hace solo cincuenta años los coreanos luchaban para sobrevivir, después de una guerra devastadora. Pero, por otro lado, el suicidio se ha incrementado dramáticamente: de acuerdo con un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la tasa de suicidio aumentó entre 1990 y 2004 en un 250% entre la población general[4]. Y solo hace unas semanas, la modelo Kim Daul fue encontrada colgada en su piso en París[5]. Entonces, ¿qué tipo de lecciones podemos obtener de estos números y hechos? Parece que, lejos de dar satisfacción, los estrictos códigos estéticos (producidos y reproducidos con la ayuda del escalpelo) aún están oprimiendo a millones de mujeres, víctimas de la infelicidad.
[1]The Chosun Ilbo (english version), 26 de octubre, 2009. http://english.chosun.com/site/data/html_dir/2009/10/26/2009102600798.html.
[2] Zane, Kathleen. “Reflections on a Yellow Eye”. In The Feminism and Visual Culture Reader. Amelia Jones (ed) London, New York: Routledge, 2003, p.355.
[3] Considero el caso de las mujeres que pagan por sí mismas la operación.
[4] Vijayakuma, Lakshimi et al. “Socio-economic, Cultural and Religious FactorsAffecting Suicide. Prevention in Asia”. http://www.who.int/mental_health/resources/suicide_prevention_asia_chapter2.pdf.
[5] 11 de Noviembre de 2009. http://news.chosun.com/site/data/html_dir/2009/11/20/2009112001723.html