Zimbabue: Preocupaciones por los derechos de las mujeres
¿Cuál es la situación de las mujeres en Zimbabue?
Prespone Matawira, una feminista zimbabuense, diseñó un juego de mesa[1] que ilustra lo que ella llama ‘el juego de la salud, la vida y la muerte en Zimbabue’.[2] Las personas que participan en él toman turnos para desplazarse por la tabla y tratar de evitar terminar el juego, ya que la línea final representa la muerte a los 34 años de edad, que es la actual tasa de esperanza de vida de las mujeres en este país. En el juego, algunas situaciones precipitan el avance de la persona participante hacia la muerte: “enfermarse”, el “cierre de una clínica gubernamental”, un “recorte de agua durante una semana” y la “falta de transporte al hospital”. “Recibir remesas”, la “formación de un foro comunitario de mujeres” y “tener una consulta médica privada” son algunas de las situaciones que alejan de la muerte a quienes participan en el juego. Es interesante observar que la “formación de un gobierno inclusivo” aparentemente no es ni positiva ni negativa: la persona que llega a esa casilla pierde un turno; parece ser un alivio muy temporal.
Situación calamitosa
Es evidente que el juego de Matawira se basa en una sólida realidad. La última década ha sido difícil para Zimbabue. Estragos políticos y económicos han seguido caracterizando al país, aunque en el último año ha habido un leve respiro en algunas situaciones. La represión política que inició a principios de la actual década fue acompañada de una violencia generalizada, en particular contra personas que apoyaban a la oposición o de quienes se percibía que lo hacían. El destino de mucha gente fueron golpizas brutales, tortura, intimidación y a veces asesinatos. El actual Primer Ministro, Morgan Tsvangirai, fue una de las víctimas más conocidas de esta violencia rutinaria en 2008. Teresa Mugadza, una feminista prominente, dice que su país ha pasado por una de sus épocas más oscuras, y que para las mujeres fue peor la situación: además de ya ser vulnerables debido a la cultura patriarcal predominante, sobre ellas recayó la mayor la carga de los problemas sociales.
El hambre es profunda en Zimbabue, producto de una combinación de políticas económicas desastrosas, sequías en algunos años e inestabilidad política. La híper inflación en años recientes ha contribuido a una persistente inseguridad alimentaria. En 2008, la inflación se calculó en 56.000,000 por ciento por año, aunque se ha reducido desde la ‘dolarización’ de la economía. La ‘dolarización’ se refiere a la introducción del dólar estadounidense, el rand sudafricano y otras monedas relativamente estables como formas legales de pago en Zimbabue después de que el dólar del país se devaluara tanto que fue imposible rescatarlo. Las remesas de familiares en el extranjero han ayudado a mantener a salvo a muchas familias durante los tiempos difíciles.
En 2005, el gobierno llevó a cabo desalojos masivos forzados de habitantes de tugurios, reasentando apenas a una pequeña cantidad, lo cual condujo no sólo a que centenares de miles de personas perdieran sus hogares sino también a la pérdida de fuentes de ingresos por parte de comerciantes y vendedores informales.[3] Las mujeres fueron las más afectadas por esto.[4]
El sistema de salud estatal colapsó. Un informe de Médicos por los Derechos Humanos indica que la crisis sanitaria fue “un resultado directo de la violación de varios derechos humanos, inclusive el derecho a participar en el gobierno y en elecciones libres y el derecho de las personas a un nivel de vida adecuado para su salud y bienestar, incluyendo alimentos, atención médica y servicios sociales necesarios”.[5] Los hospitales gubernamentales cerraron y el suministro de medicamentos era escaso. Existen clínicas privadas, pero sus elevados costos las ponen fuera del alcance de muchas personas. La prevalencia del VIH es alta, ubicándose en 15.3 por ciento, y cada día mueren 400 zimbabuenses a causa del sida. Las tasas de mortalidad materna aumentaron de 283 (por cada 100,000 nacidos vivos) en 1994 a 1,100 (por cada 100,000) en 2006.
Atisbos de esperanza
En septiembre de 2008, el presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, hizo un trato con el líder de oposición Morgan Tsvangirai para poner fin a la revuelta política del país. El acuerdo ha promovido una estabilidad relativa, aunque persisten grandes divisiones que la han llevado al punto de colapso. Según Teresa Mugadza, “ha habido una reducción significativa de la violencia, si bien todavía hay focos de violencia. Ella dice que se está controlando la inflación y más personas tienen un mejor acceso a los alimentos y el agua. Algunos donantes están regresando y apoyando el acceso al agua y la salud, como también la educación primaria. “No hemos visto enormes transformaciones”, señala, “pero definitivamente hay un cambio positivo”.
Las mujeres siempre han jugado un rol esencial en la resistencia política – desde la resistencia al dominio colonial hasta la lucha contra la más reciente represión (ver el sitio de WOZA[6]). Mugadza dice que, con frecuencia, las maneras en que las mujeres han jugado su rol no han tenido un enfoque de género – no han diferenciado estrictamente los derechos de las mujeres del cuerpo más amplio de los derechos humanos. Comenta que, cuando las mujeres participaron en la resolución de la crisis reciente, aislar las preocupaciones relacionadas con sus derechos no habría sido estratégico en esos momentos.
Esto no quiere decir que las mujeres zimbabuenses no reconozcan las preocupaciones ni los retos singulares que ellas enfrentan dentro de su contexto social y político. Mugadza dice que las prioridades para el activismo de las mujeres siguen siendo las mismas: confrontar la violencia contra ellas, su vulnerabilidad al VIH y al sida, la feminización de la pobreza y la subrepresentación de las mujeres en el liderazgo.
Aunque el gobierno de unidad nacional de Zimbabue continúa plagado de problemas políticos y operacionales, el proceso continuo de revisión constitucional ofrece una oportunidad para que quienes defienden los derechos de las mujeres ejerzan presión a fin de que estos derechos queden consolidados en la Constitución. Zimbabue es signataria de la CEDAW,[7] así como del Protocolo sobre Género y Desarrollo de la Comunidad para el Desarrollo de África Austral.[8] Se ha comprometido a respetar, promover y realizar los derechos de las mujeres. Estos derechos deberán ocupar un lugar central en la reestructuración y operacionalización del gobierno de unidad. Cuando eso ocurra, quizás Matawira modifique su juego de modo que la formación de un gobierno inclusivo – que incluya a las mujeres y sus intereses – valga varias casillas que alejen a las mujeres zimbabuenses de una muerte prematura.
Notas:
1. El “juego de la salud, la vida y la muerte en Zimbabue” puede descargarse aquí.
2. Matawira, Prespone, ‘’?Where have all the Women Gone [‘¿Adónde han ido todas las mujeres?’], Pambazuka News, No. 426, 2 de abril de 2009.
3. Tibaijuka, Anna Kajumulo, Enviada Especial de las Naciones Unidas sobre Cuestiones de Asentamientos Humanos en Zimbabue, Report of the Fact-Finding Mission to Zimbabwe to assess the Scope and Impact of Operation Murambatsvina [Informe de la misión de investigación a Zimbabue para evaluar el alcance e impacto de la Operación Murambatsvina], 18 de julio de 2005. (Nota de la traductora: “Operación Murambatsvina” es el nombre del programa gubernamental de desalojos forzosos masivos que dejó sin hogar a centenares de miles de personas.)
4. Amnistía International, ‘Zimbabue: Política de vivienda basada en fracasos y mentiras’ (AFR 46/015/2006), 8 de septiembre de 2006.
5. Sollom, Richard, Health in Ruins: A Man-Made Disaster in Zimbabwe [La salud en ruinas: Un desastre provocado por el hombre en Zimbabue], Cambridge, Massachusetts: Médicos por los Derechos Humanos (PHR), enero de 2009, http://physiciansforhumanrights.org/library/documents/reports/2009-health-in-ruins-zim-full.pdf . Ver también de PHR: “Doctors Call Zimbabwe’s Ruined Health System a ‘Man-Made Disaster’” [“Médicos califican el arruinado sistema de salud de Zimbabue como ‘un desastre provocado por el hombre’”], 13 de enero de 2009, http://physiciansforhumanrights.org/library/news-2009-01-13-zimbabwe.html .
6. WOZA: Women of Zimbabwe Arise (Mujeres de Zimbabue Levántense), http://wozazimbabwe.org .
7. Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), http://www2.ohchr.org/spanish/law/cedaw.htm .
8. Ver la versión preliminar (en inglés) del Protocolo sobre Género y Desarrollo (SADC/MJ/2/2008/3) de la Comunidad de Desarrollo de África Austral en este link o en.
Prespone Matawira, una feminista zimbabuense, diseñó un juego de mesa[1] que ilustra lo que ella llama ‘el juego de la salud, la vida y la muerte en Zimbabue’.[2] Las personas que participan en él toman turnos para desplazarse por la tabla y tratar de evitar terminar el juego, ya que la línea final representa la muerte a los 34 años de edad, que es la actual tasa de esperanza de vida de las mujeres en este país. En el juego, algunas situaciones precipitan el avance de la persona participante hacia la muerte: “enfermarse”, el “cierre de una clínica gubernamental”, un “recorte de agua durante una semana” y la “falta de transporte al hospital”. “Recibir remesas”, la “formación de un foro comunitario de mujeres” y “tener una consulta médica privada” son algunas de las situaciones que alejan de la muerte a quienes participan en el juego. Es interesante observar que la “formación de un gobierno inclusivo” aparentemente no es ni positiva ni negativa: la persona que llega a esa casilla pierde un turno; parece ser un alivio muy temporal.
Situación calamitosa
Es evidente que el juego de Matawira se basa en una sólida realidad. La última década ha sido difícil para Zimbabue. Estragos políticos y económicos han seguido caracterizando al país, aunque en el último año ha habido un leve respiro en algunas situaciones. La represión política que inició a principios de la actual década fue acompañada de una violencia generalizada, en particular contra personas que apoyaban a la oposición o de quienes se percibía que lo hacían. El destino de mucha gente fueron golpizas brutales, tortura, intimidación y a veces asesinatos. El actual Primer Ministro, Morgan Tsvangirai, fue una de las víctimas más conocidas de esta violencia rutinaria en 2008. Teresa Mugadza, una feminista prominente, dice que su país ha pasado por una de sus épocas más oscuras, y que para las mujeres fue peor la situación: además de ya ser vulnerables debido a la cultura patriarcal predominante, sobre ellas recayó la mayor la carga de los problemas sociales.
El hambre es profunda en Zimbabue, producto de una combinación de políticas económicas desastrosas, sequías en algunos años e inestabilidad política. La híper inflación en años recientes ha contribuido a una persistente inseguridad alimentaria. En 2008, la inflación se calculó en 56.000,000 por ciento por año, aunque se ha reducido desde la ‘dolarización’ de la economía. La ‘dolarización’ se refiere a la introducción del dólar estadounidense, el rand sudafricano y otras monedas relativamente estables como formas legales de pago en Zimbabue después de que el dólar del país se devaluara tanto que fue imposible rescatarlo. Las remesas de familiares en el extranjero han ayudado a mantener a salvo a muchas familias durante los tiempos difíciles.
En 2005, el gobierno llevó a cabo desalojos masivos forzados de habitantes de tugurios, reasentando apenas a una pequeña cantidad, lo cual condujo no sólo a que centenares de miles de personas perdieran sus hogares sino también a la pérdida de fuentes de ingresos por parte de comerciantes y vendedores informales.[3] Las mujeres fueron las más afectadas por esto.[4]
El sistema de salud estatal colapsó. Un informe de Médicos por los Derechos Humanos indica que la crisis sanitaria fue “un resultado directo de la violación de varios derechos humanos, inclusive el derecho a participar en el gobierno y en elecciones libres y el derecho de las personas a un nivel de vida adecuado para su salud y bienestar, incluyendo alimentos, atención médica y servicios sociales necesarios”.[5] Los hospitales gubernamentales cerraron y el suministro de medicamentos era escaso. Existen clínicas privadas, pero sus elevados costos las ponen fuera del alcance de muchas personas. La prevalencia del VIH es alta, ubicándose en 15.3 por ciento, y cada día mueren 400 zimbabuenses a causa del sida. Las tasas de mortalidad materna aumentaron de 283 (por cada 100,000 nacidos vivos) en 1994 a 1,100 (por cada 100,000) en 2006.
Atisbos de esperanza
En septiembre de 2008, el presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, hizo un trato con el líder de oposición Morgan Tsvangirai para poner fin a la revuelta política del país. El acuerdo ha promovido una estabilidad relativa, aunque persisten grandes divisiones que la han llevado al punto de colapso. Según Teresa Mugadza, “ha habido una reducción significativa de la violencia, si bien todavía hay focos de violencia. Ella dice que se está controlando la inflación y más personas tienen un mejor acceso a los alimentos y el agua. Algunos donantes están regresando y apoyando el acceso al agua y la salud, como también la educación primaria. “No hemos visto enormes transformaciones”, señala, “pero definitivamente hay un cambio positivo”.
Las mujeres siempre han jugado un rol esencial en la resistencia política – desde la resistencia al dominio colonial hasta la lucha contra la más reciente represión (ver el sitio de WOZA[6]). Mugadza dice que, con frecuencia, las maneras en que las mujeres han jugado su rol no han tenido un enfoque de género – no han diferenciado estrictamente los derechos de las mujeres del cuerpo más amplio de los derechos humanos. Comenta que, cuando las mujeres participaron en la resolución de la crisis reciente, aislar las preocupaciones relacionadas con sus derechos no habría sido estratégico en esos momentos.
Esto no quiere decir que las mujeres zimbabuenses no reconozcan las preocupaciones ni los retos singulares que ellas enfrentan dentro de su contexto social y político. Mugadza dice que las prioridades para el activismo de las mujeres siguen siendo las mismas: confrontar la violencia contra ellas, su vulnerabilidad al VIH y al sida, la feminización de la pobreza y la subrepresentación de las mujeres en el liderazgo.
Aunque el gobierno de unidad nacional de Zimbabue continúa plagado de problemas políticos y operacionales, el proceso continuo de revisión constitucional ofrece una oportunidad para que quienes defienden los derechos de las mujeres ejerzan presión a fin de que estos derechos queden consolidados en la Constitución. Zimbabue es signataria de la CEDAW,[7] así como del Protocolo sobre Género y Desarrollo de la Comunidad para el Desarrollo de África Austral.[8] Se ha comprometido a respetar, promover y realizar los derechos de las mujeres. Estos derechos deberán ocupar un lugar central en la reestructuración y operacionalización del gobierno de unidad. Cuando eso ocurra, quizás Matawira modifique su juego de modo que la formación de un gobierno inclusivo – que incluya a las mujeres y sus intereses – valga varias casillas que alejen a las mujeres zimbabuenses de una muerte prematura.
Notas:
1. El “juego de la salud, la vida y la muerte en Zimbabue” puede descargarse aquí.
2. Matawira, Prespone, ‘’?Where have all the Women Gone [‘¿Adónde han ido todas las mujeres?’], Pambazuka News, No. 426, 2 de abril de 2009.
3. Tibaijuka, Anna Kajumulo, Enviada Especial de las Naciones Unidas sobre Cuestiones de Asentamientos Humanos en Zimbabue, Report of the Fact-Finding Mission to Zimbabwe to assess the Scope and Impact of Operation Murambatsvina [Informe de la misión de investigación a Zimbabue para evaluar el alcance e impacto de la Operación Murambatsvina], 18 de julio de 2005. (Nota de la traductora: “Operación Murambatsvina” es el nombre del programa gubernamental de desalojos forzosos masivos que dejó sin hogar a centenares de miles de personas.)
4. Amnistía International, ‘Zimbabue: Política de vivienda basada en fracasos y mentiras’ (AFR 46/015/2006), 8 de septiembre de 2006.
5. Sollom, Richard, Health in Ruins: A Man-Made Disaster in Zimbabwe [La salud en ruinas: Un desastre provocado por el hombre en Zimbabue], Cambridge, Massachusetts: Médicos por los Derechos Humanos (PHR), enero de 2009, http://physiciansforhumanrights.org/library/documents/reports/2009-health-in-ruins-zim-full.pdf . Ver también de PHR: “Doctors Call Zimbabwe’s Ruined Health System a ‘Man-Made Disaster’” [“Médicos califican el arruinado sistema de salud de Zimbabue como ‘un desastre provocado por el hombre’”], 13 de enero de 2009, http://physiciansforhumanrights.org/library/news-2009-01-13-zimbabwe.html .
6. WOZA: Women of Zimbabwe Arise (Mujeres de Zimbabue Levántense), http://wozazimbabwe.org .
7. Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), http://www2.ohchr.org/spanish/law/cedaw.htm .
8. Ver la versión preliminar (en inglés) del Protocolo sobre Género y Desarrollo (SADC/MJ/2/2008/3) de la Comunidad de Desarrollo de África Austral en este link o en.
Fuente: Notas de los Viernes de AWID