enero 28, 2010

Feminismo islámico, Islam feminista

El título de esta entrada puede parecer, a simple vista, como un chocante juego de palabras. Y es que la propaganda dominante que formatea nuestra “matriz de opinión occidental” establece que estamos ante términos incompatibles o antagónicos.

Una mujer valiente, libre e intelectualmente bien formada llamada Fatema Mernissi se encargó, ya hace algunos años, de comenzar a desmontar este mito que no es más que uno de los muchos mensajes ideológicos que el pensamiento único cocina para ser convenientemente ingerido por nuestros domesticados cerebros. Mernissi estudió profundamente el Corán (no en vano es una de las mayores expertas de su país en la materia) para llegar a la conclusión de que en el libro sagrado de los musulmanes no hay nada contra las mujeres ni contra la democracia, sino que más bien sucede al contrario: Las enseñanzas del Profeta deben ser interpretadas principalmente en clave de igualitarismo entre sexos y entre clases sociales si queremos respetar el sentido primigenio de las mismas.


Su libro “El harén político” fue prohibido en Marruecos. "–Sí, les puso furiosos -dice Mernissi-, no obstante ha sido publicado en muchos otros lugares, como en Siria, y a mucha gente musulmana le parece muy sensato que diga que el Profeta es feminista. La escuela nacionalista a la que yo fui de pequeña, la primera que hubo para mujeres en mi país, fue abierta por las autoridades religiosas. En los años cuarenta y cincuenta estas autoridades promovían la liberación de las mujeres ya que pensaban que la única manera de luchar contra el colonialismo era sacar del analfabetismo a la mitad femenina de la población”". Tenían razón: Nada como la formación intelectual para estimular en los seres humanos el anhelo de la Independencia, el anhelo de la Libertad.


Lo que sucedió después es que el propio “establishment occidental” alimentó y financió las interpretaciones más sesgadas, retrógradas y machistas sobre el Corán, así como a los grupos fundamentalistas que las promovían. Esta apuesta les salió bien a corto plazo: En una primera fase el islamismo radical de extrema derecha (perfectamente liderado y financiado por la fascista casa real Saudí) detuvo la expansión del comunismo en el mundo musulmán. En una segunda etapa, la actual, ese mismo extremismo wahabista sirve de excusa perfecta para desencadenar la islamofobia euro-norteamericana y la fabricación del “enemigo necesario” capaz de justificar los planes imperialistas de invasión, control y saqueo de numerosos territorios musulmanes (Afganistán, Palestina, Iraq, Pakistán, Somalia, Yemen, Irán…).

El extremismo islámico es un fenómeno derechista y está alimentado con dinero occidental, convenientemente canalizado a través de los ríos de petrodólares que entran directamente a los regímenes feudales capitalistas del Magreb y el Golfo Pérsico. El gran interrogante en el momento actual son los efectos de este “diseño inteligente” en el medio y largo plazo.

Para saber más sobre las estrechas relaciones entre el régimen totalitario saudí y las élites dirigentes estadounidenses, la instrumentalización de la guerra o de la “lucha contra el terror” desde una perspectiva empresarial e ideológica, está disponible on-line (con publicidad) el documental, ya clásisco, de Michael Moore Fahrenheit 9/11.

El feminismo islámico es un movimiento pujante, aunque silenciado en Euro-América, con voces como Dolors Bramon, Zainah Anwar, Asra Nomani o Nadia Yassine.
Fuente: Webislam

Sí a la Diversidad Familiar!
The Blood of Fish, Published in