La desigual división sexual del trabajo es el factor explicativo de muchas discriminaciones que afectan a las mujeres. Para facilitar la formulación de políticas públicas es necesario desarrollar métodos que permitan cuantificar y valorar la contribución económica del trabajo no remunerado de las mujeres en el hogar, la agricultura, la producción de alimentos, la reproducción y la labor comunitaria, y diseñar indicadores de género para dimensionar estos aportes en relación al producto interno bruto (PIB) de los países.
Asimismo se debe incluir en las estadísticas de los países a las personas que realizan trabajos no remunerados, tal como establecen algunas de las acciones estratégicas planteadas en el marco de la Conferencia Regional sobre la Integración de la Mujer en el Desarrollo Económico y Social de 1994 y en la Plataforma de Acción para la Igualdad, Paz y Desarrollo de la Conferencia Mundial sobre la Mujer de 1995 (Beijing 1995).
La carencia de indicadores para la medición y valoración de la importancia de las actividades económicas no remuneradas, dado que son desarrolladas principalmente por mujeres, hace invisible la verdadera contribución de las mujeres al bienestar y al desarrollo económico y social de los países.
La invisibilidad de la importancia económica de estas actividades es uno de los elementos que perpetúan las relaciones económicas y de poder que subyacen a las desigualdades de género. Así lo ratifica el Consenso de Quito, aprobado por todos los países de la región, al señalar que el valor social y económico del trabajo doméstico no remunerado de las mujeres es un asunto público que compete a los Estados, gobiernos locales, organizaciones, empresas y familias.
También destaca la importancia del valor económico y social del trabajo no remunerado agrícola y de subsistencia que realizan las mujeres rurales y campesinas, y la necesidad de hacerlo visible y contabilizar su aportación a las economías nacionales y a la cohesión de nuestras sociedades. En ese marco los países se comprometen a formular y aplicar políticas de Estado que favorezcan la responsabilidad compartida equitativamente entre mujeres y hombres en el ámbito familiar, superando los estereotipos de género, y reconociendo la importancia del cuidado y del trabajo doméstico para la reproducción económica y el bienestar de la sociedad como una de las formas de superar la división sexual del trabajo.
Los gobiernos además se propusieron desarrollar instrumentos de medición periódica del trabajo no remunerado que realizan las mujeres y hombres, especialmente encuestas de uso del tiempo, e incorporar sus resultados en el marco de la contabilidad nacional. Este libro es una contribución importante en la dirección señalada por los gobiernos.
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Fuente: PAHO