Un 2010 lleno de esperanzas
Pues sí, así lo vivo y así lo quiero compartir con quien lea estas líneas. Tengo esperanzas en que el nuevo año que acaba de comenzar sea un año de avances y consolidación en los derechos de las mujeres. Pueden llamarme ilusa, si así lo desean, pero creo que será un buen año.
De momento, la ley de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo ya ha salvado los principales escollos y, aunque para mí se ha quedado un poco tibia en algunos aspectos, es considerablemente mejor que la existente hasta ahora.
También se ha reducido el número de mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en el año que acabamos de despedir. Y, aunque sólo hubiera una mujer asesinada no podríamos bajar la guardia, la percepción social de este problema es otra. La formación de colectivos policiales, de los agentes jurídicos, de la sociedad en su conjunto, va notándose y eso siempre redundará en un mayor grado de implicación en este tema para así, ir convirtiéndonos en operadores de un cambio que pasa por la sensibilización continua en nuestros pequeños o grandes campos de actuación, así como en la sensibilización de la necesidad de denunciar este tipo de terrorismo por parte de todas aquellas personas que lo conozcan en su entorno.
Esto, en sí mismo ya es importante. Y lo es también el esfuerzo que se está haciendo por parte de muchas organizaciones en formar, sensibilizar y prevenir este problema que nos afecta a todas las mujeres, sin distinción de edad, clase social, nivel académico, etc… todas somos potenciales víctimas y de ahí que sea importante estar formada para poder decir alto y claro: NO.
También la Presidencia de turno de la Unión Europea nos va a dar la oportunidad de continuar haciendo visibles nuestros problemas como mujeres, puesto que entre otras cumbres está prevista para la primavera, realizar una de Ministras y Ministros de Igualdad. Será un buen momento para que el termómetro europeo ponga sobre las mesas y las agendas políticas algunos asuntos relativos a la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres en ámbitos tan dispares como el empleo, la formación, la cultura, etc. Así podremos ver los avances que en esta materia se han dado en los diferentes estados que componen la Unión Europea.
Tampoco podemos perder de vista el importante avance que, en materia de formación en esta materia, la de igualdad de oportunidades, se lleva haciendo por parte de muchas organizaciones para, de esta manera, ir desarrollando la propia Ley Orgánica de Igualdad Efectiva entre Mujeres y Hombres que se aprobó en el año 2007 y que no consta sólo del artículo que impone paridad en las listas electorales, sino que es mucho más ambiciosa, aunque las gentes del PP se empeñen en utilizar ese artículo como arma arrojadiza.
En este sentido, los Planes de Igualdad contemplados también en dicha Ley, y a pesar de la crisis económica, comienzan a firmarse en las empresas y en ellos se contemplan medidas para que en ese importante sector del empleo, las mujeres podamos ocupar los espacios que hasta hace bien poco nos estaban vetados. Y también ir destapando desigualdades ocultadas por el propio sistema androcéntrico que sigue actuando en nuestras sociedades.
Con estos avances, lentos pero eficaces, la negociación colectiva en su conjunto ha de incorporar necesariamente la igualdad entre mujeres y hombres en su agenda y así, llevarla a los centros de trabajo convertida en acciones concretas para ir eliminando progresivamente las actuales desigualdades que todavía perviven en las empresas.
Y, por supuesto no podemos olvidar el papel de los señores de faldas largas y negras. Un papel con un discurso sexista, discriminatorio que otorga un papel secundario e incluso vejatorio desde el punto de vista de la igualdad a las mujeres. Pero que incluso eso está cambiando con la actitud de muchas mujeres frente a sus exigencias de obediencia y sumisión a sus preceptos y ya son públicamente conocidas las opiniones de algunas organizaciones e incluso algunas mujeres que ya les plantan cara y eso sirve de ejemplo para muchas otras que comienzan a cuestionarse la posición de estos discursos machistas y misóginos en la sociedad del siglo XXI.
Así las cosas, el panorama para el año que acabamos de estrenar es esperanzador y así lo quiero vivir y compartir con quien pueda leer estas letras.
Llámenme ilusa, pueden hacerlo, pero la ilusión y la esperanza es lo último que hemos de perder y estoy convencida que este nuevo años será bueno para los intereses de todas las mujeres.
De momento, la ley de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo ya ha salvado los principales escollos y, aunque para mí se ha quedado un poco tibia en algunos aspectos, es considerablemente mejor que la existente hasta ahora.
También se ha reducido el número de mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en el año que acabamos de despedir. Y, aunque sólo hubiera una mujer asesinada no podríamos bajar la guardia, la percepción social de este problema es otra. La formación de colectivos policiales, de los agentes jurídicos, de la sociedad en su conjunto, va notándose y eso siempre redundará en un mayor grado de implicación en este tema para así, ir convirtiéndonos en operadores de un cambio que pasa por la sensibilización continua en nuestros pequeños o grandes campos de actuación, así como en la sensibilización de la necesidad de denunciar este tipo de terrorismo por parte de todas aquellas personas que lo conozcan en su entorno.
Esto, en sí mismo ya es importante. Y lo es también el esfuerzo que se está haciendo por parte de muchas organizaciones en formar, sensibilizar y prevenir este problema que nos afecta a todas las mujeres, sin distinción de edad, clase social, nivel académico, etc… todas somos potenciales víctimas y de ahí que sea importante estar formada para poder decir alto y claro: NO.
También la Presidencia de turno de la Unión Europea nos va a dar la oportunidad de continuar haciendo visibles nuestros problemas como mujeres, puesto que entre otras cumbres está prevista para la primavera, realizar una de Ministras y Ministros de Igualdad. Será un buen momento para que el termómetro europeo ponga sobre las mesas y las agendas políticas algunos asuntos relativos a la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres en ámbitos tan dispares como el empleo, la formación, la cultura, etc. Así podremos ver los avances que en esta materia se han dado en los diferentes estados que componen la Unión Europea.
Tampoco podemos perder de vista el importante avance que, en materia de formación en esta materia, la de igualdad de oportunidades, se lleva haciendo por parte de muchas organizaciones para, de esta manera, ir desarrollando la propia Ley Orgánica de Igualdad Efectiva entre Mujeres y Hombres que se aprobó en el año 2007 y que no consta sólo del artículo que impone paridad en las listas electorales, sino que es mucho más ambiciosa, aunque las gentes del PP se empeñen en utilizar ese artículo como arma arrojadiza.
En este sentido, los Planes de Igualdad contemplados también en dicha Ley, y a pesar de la crisis económica, comienzan a firmarse en las empresas y en ellos se contemplan medidas para que en ese importante sector del empleo, las mujeres podamos ocupar los espacios que hasta hace bien poco nos estaban vetados. Y también ir destapando desigualdades ocultadas por el propio sistema androcéntrico que sigue actuando en nuestras sociedades.
Con estos avances, lentos pero eficaces, la negociación colectiva en su conjunto ha de incorporar necesariamente la igualdad entre mujeres y hombres en su agenda y así, llevarla a los centros de trabajo convertida en acciones concretas para ir eliminando progresivamente las actuales desigualdades que todavía perviven en las empresas.
Y, por supuesto no podemos olvidar el papel de los señores de faldas largas y negras. Un papel con un discurso sexista, discriminatorio que otorga un papel secundario e incluso vejatorio desde el punto de vista de la igualdad a las mujeres. Pero que incluso eso está cambiando con la actitud de muchas mujeres frente a sus exigencias de obediencia y sumisión a sus preceptos y ya son públicamente conocidas las opiniones de algunas organizaciones e incluso algunas mujeres que ya les plantan cara y eso sirve de ejemplo para muchas otras que comienzan a cuestionarse la posición de estos discursos machistas y misóginos en la sociedad del siglo XXI.
Así las cosas, el panorama para el año que acabamos de estrenar es esperanzador y así lo quiero vivir y compartir con quien pueda leer estas letras.
Llámenme ilusa, pueden hacerlo, pero la ilusión y la esperanza es lo último que hemos de perder y estoy convencida que este nuevo años será bueno para los intereses de todas las mujeres.