febrero 28, 2010

Todo por hacer

Entre el 1 y el 12 de marzo se realizará en Nueva York el encuentro Beijing + 15, una reunión de la Comisión sobre el Estatuto de las Mujeres de Naciones Unidas que revisará el cumplimiento de la Plataforma de Acción de Beijing, aprobada en 1995 por 189 países. Casi todos los acuerdos comprometidos hace 15 años están por cumplir.

Cuando surgieron las Naciones Unidas en 1945, de los 51 estados miembros, sólo 30 permitían que las mujeres ejercieran su derecho al voto; en 1948, la Declaración Universal de los Derechos Humanos reconocía expresamente la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. La preocupación por la desigualdad de género, hizo que desde Naciones Unidas se promovieran cuatro conferencias mundiales para elaborar planes de acción en el avance de las mujeres: México, 1975; Copenhague, 1980; Nairobi ,1985; y Beijing, 1995.

La Gran Conferencia, en la que organizaciones de mujeres de todo el mundo llevaron a cabo una movilización sin precedente con una asistencia de unas 30.000 personas al foro oficial. En marzo de 2010 se cumplen 15 años de la Conferencia de Beijing, y en Nueva York se reunirá, del 1 al 12 de marzo, la Comisión sobre el Estatuto de las Mujeres de Naciones Unidas para la revisión de la Plataforma de Acción que salió de Beijing. Un texto de referencia en la concreción de medidas para llevarlas a cabo los gobiernos y la sociedad civil, incluidas organizaciones no gubernamentales y sector privado, para alcanzar la igualdad de género en el mundo.

Esta Plataforma de Acción, fruto de la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer celebrada en China, es el principal documento de Naciones Unidas en materia de igualdad de género y derechos de las mujeres. Fue firmada por 189 países y en su texto incluye 12 áreas de actuación: las mujeres y la pobreza, la educación y capacitación de las mujeres, las mujeres y la salud, la violencia contra las mujeres, las mujeres y los conflictos armados, las mujeres y la economía, la desigualdad entre las mujeres y los hombre en el ejercicio del poder y la toma de decisiones, mecanismos institucionales para el avance de las mujeres, los derechos humanos de las mujeres, las mujeres y los medios de difusión, las mujeres y el medio ambiente, y por último, las niñas.

A partir de Beijing, cada cinco años se han venido celebrando reuniones en la sede de Naciones Unidas en Nueva York para revisar el cumplimiento de la Plataforma de Acción. Las conferencias de Beijing + 5 -celebrada en el 2000- y Beijing +10 -en el 2005- concluyeron: el incumplimiento de los compromisos y de los derechos humanos de las mujeres en todo el mundo. Beijing +15 supone un retroceso agudizado por la crisis económica actual. Las mujeres han sido las primeras que han visto retroceder sus derechos.

Así, según la OIT (Organización Internacional del Trabajo), 22 millones de mujeres se verán afectadas directamente y el descenso de las ayudas al desarrollo afectará entre 200.000 y 400.000 muertes infantiles, cinco veces más a las niñas. Igualmente, la conclusión del último informe de Naciones Unidas (8 de febrero 2010), indica que pese a los adelantos en la promoción de los derechos humanos de la mujer en los marcos jurídicos, en ningún país del mundo se ha logrado la igualdad, quedando patente que los avances normativos no generan transformaciones sociales.

Además, en algunos países persisten leyes discriminatorias relativas a la familia, la herencia, el derecho de propiedad y los derechos personales. Todo ello con las diversas formas de violencia que sufren las mujeres en todo el mundo. La desigualdad entre hombres y mujeres prevalece y estamos lejos de alcanzar los objetivos planteados. Así, la educación, que es reconocida como una de las estrategias para acabar con la desigualdad y discriminación. Vemos que, si bien ha aumentado la escolarización, el abandono del sistema educativo de niñas y adolescentes es muy alto, ello se debe en parte a que los roles culturales asignados a ellas, como matrimonios a temprana edad, responsabilidades domésticas, embarazos no deseados, etc. repercuten en su autoestima y rendimiento escolar.

Las mujeres son las más pobres del mundo ya que representan más de dos tercios del billón de personas que viven con menos de un dólar diario. Hay 600 millones de mujeres analfabetas, frente a 320 millones de varones y, a pesar, de que las mujeres producen un promedio de más de la mitad de la comida que se produce, sólo poseen el 2% de la tierra y reciben sólo el 1% de todo el crédito agrícola.

Las dificultades de acceso en la participación política de las mujeres y toma de decisiones en los niveles más altos a escala nacional e internacional no ha cambiado sustancialmente desde Beijing. En enero de 2008, tan sólo 7 de los 150 jefes/as de Estado y 8 de los 192 jefes/as de gobierno eran mujeres; solamente el 16% de los puestos ministeriales del mundo estaban ocupados por mujeres y 13 países no tenías mujeres en sus gabinetes.

Además, las mujeres siguen estando en minoría en los parlamentos nacionales, a nivel mundial, en ese mismo año, los escaños ocupados por mujeres era solamente del 18%. En el marco de la presidencia sueca de la Unión Europea, se elaboró el informe sobre el cumplimiento de Beijing por los Estados miembros, de cara a la reunión de Beijing +15, y concluye que tanto la desigualdad de ingresos como la pobreza han crecido en los últimos 20 años dentro de la Unión Europea y recomienda una Unión Europea más inclusiva, medidas de promoción del empleo y la realización de investigaciones sobre pobreza y su impacto diferenciado entre hombres y mujeres, así como estrategias para la contrarrestar la pobreza, la necesidad de fortalecer la dimensión de género dentro de la Ayuda Oficial al Desarrollo para promover el empoderamiento de las mujeres en todo el mundo y fortalecer la transversalidad de género en la legislación de los países, en las políticas y sus programas.

Por otra parte, el Plan Director de la Cooperación Española (2009-2011), que marca las directrices y compromisos en este ámbito, basará en el enfoque de género todas sus actuaciones e incluye las políticas de género y desarrollo como sector específico de intervención de la cooperación española; igualmente, señala la importancia de crear instancias para igualdad de género y dotarlas de recursos humanos y presupuesto para su desarrollo, de tal manera que reflejen la voluntad política hacia la integración de la transversalidad de género, asignatura todavía pendiente.


Por María Cobos
Fuente: Artemisa Noticias/AMECO

Sí a la Diversidad Familiar!
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