En todo el mundo, las mujeres han estado a la vanguardia del ambientalismo, ayudando a asegurar un planeta más sano para sus familias y las futuras generaciones. Las mujeres aquí retratadas son solo un pequeño ejemplo de las miles que se han jugado el pellejo para restaurar y proteger el ambiente. Estas mujeres fueron elegidas porque cada una tiene una historia importante para contar. Si usted conoce otras guerreras ambientalistas, la invitamos a compartir sus historias, o la suya propia.
Olya Melen - Ucrania
Como abogada ambientalista de interés público, mi meta es encontrar la legislación para preservar la naturaleza para las presentes y las futuras generaciones. Nuestra frágil Madre Tierra tiene gran necesidad de defensores jurídicos.
Se la ha acusado de ser una traidora y una espía rumana. Ha sido subestimada y ridiculizada por su juventud y su falta de experiencia. Pero para Olya Melen, de 22 años, "Nada es imposible".
Sin ninguna experiencia previa en juicios, esta corajuda joven abogada se enfrentó al gobierno ucraniano para proteger el delta del Danubio, una de las más valiosas tierras húmedas del mundo. Cinco años después de que las Naciones Unidas designaran al delta del Danubio como reserva de biosfera, el gobierno ucraniano comenzó a dragar un canal a través de esas tierras para permitir que los grandes barcos de carga viajaran entre el río Danubio y el Mar Negro.
Melen peleó contra un equipo de experimentados abogados gubernamentales durante dos años, presionándolos y presentando interminables demandas para proteger el delta del desarrollo. Contra todas las probabilidades, Melen y su equipo probaron el sabor de la victoria en 2006, cuando la corte determinó que la construcción del canal violaba las leyes medioambientales y afectaría en forma negativa la biodiversidad del delta del Danubio. Sin embargo, el territorio aún sigue bajo amenaza. Todavía hoy Melen y sus colegas trabajan para prevenir futuras construcciones por todo el tiempo que sea necesario.
Olya Melen lucha por proteger el delta del Danubio ucraniano.
Foto: John Bonine
Anne Kajir - Papúa Nueva Guinea
Los dueños de tierra dependen completamente de sus bosques como medio de supervivencia. Será un genocidio si los barones usurpadores continúan paseándose a voluntad o internándose más profundo en lo que queda de nuestros bosques tropicales.
Ha sido acosada, robada y atacada físicamente en múltiples ocasiones por su compromiso de promover los derechos indígenas a la tierra. Con un gran riesgo personal, Anne Kajir ha pasado más de una década luchando valientemente contra la cultura de la corrupción que infiltra el Estado Occidental de Papúa Nueva Guinea. Durante treinta años, la tala industrial ilegal realizada por corporaciones multinacionales ha despojado a la tierra de sus bosques tropicales y a los indígenas de sus derechos. Anne Kajir ha intervenido como la voz más fuerte a favor de los indígenas de Papúa Nueva Guinea en su lucha contra el gobierno y la compañía maderera líder del país, Rimbunan Hijau (RH).
Durante cinco años, Kajir trabajó como consejera principal de los propietarios de tierras que luchaban contra RH, la autoridad forestal gubernamental y el Estado por las repetidas violaciones a la ley federal. Aunque la constitución de PNG garantiza los derechos a la tierra para las comunidades tradicionales que viven en el bosque, las leyes no están siendo ratificadas. Para crear conciencia sobre el problema, Kajir se trasladó desde los tribunales hacia las comunidades para educar a la gente sobre las ventajas y las desventajas de la tala. La defensoría legal de Kajir ya ha detenido la mayor producción de tala en la provincia occidental.
La suya es una lucha por los árboles y los derechos de los clanes locales a mantener su estilo de vida. También es una lucha para que las futuras generaciones tengan acceso a su herencia natural y sus tradiciones. Su trabajo ha sentado precedente, y seguirá haciéndolo, sobre cómo se maneja la tala en Papúa Nueva Guinea.
Anne Kajir combate la deforestación en Papúa Nueva Guinea. Foto: Will Parrinello
Kaisha Atakhanova - Kazajistán
Creo en cambiar vidas y estoy dispuesta a hacer lo que sea necesario para asegurarme de que empecemos a hablar de justicia ecológica. Tenemos la sabiduría y tenemos la fuerza, así que sé que podemos hacerlo.
La bióloga devenida lobista Kaisha Atakhanova llevó su investigación del laboratorio a las calles y al parlamento nacional. Su meta: proteger a la gente y la tierra de Kazajistán de los residuos nucleares. "Empecé a darme cuenta de que mi trabajo científico no tenía sentido si no ayudaba a la gente", dijo. "Así que decidí trabajar con ellos, ayudarlos a defender sus derechos ecológicos".
Desde 1949 hasta 1989, la Unión Soviética usó a Kazajistán como un terreno de pruebas nucleares, y detonó el equivalente a 20.000 bombas como la de Hiroshima. Como estudiante de biología, Atakhanova examinó los efectos genéticos de cuarenta años de exposición a la radiación. Descubrió mutaciones genéticas y un suministro de alimentos irradiados. Hoy, la tasa de cáncer en el centro de Kazajistán es cinco veces mayor que en el resto del país.
En 2001, el gobierno kazajo anunció su plan de importar residuos nucleares de otros países. Decidida a mantener su país limpio, Atakhanova orquestó una incansable campaña para detener el agregado de más residuos a la carga nuclear de Kazajistán.El gobierno y la industria de la energía atómica fueron obligados a detenerse y escuchar las preocupaciones de los ciudadanos comunes. A fines de 2003, el parlamento nacional abandonó su plan. La victoria de Atakhanova ha alentado desde entonces el crecimiento de un movimiento ambientalista de base en Kazajistán.
La activista kazaja Kaisha Atakhanova peticiona contra los residuos nucleares.
Foto: Will Parrinello
Libia Grueso - Colombia
Nosotros, como comunidad negra, compartimos una historia y una visión común fundada en la idea de que la naturaleza es nuestra principal aliada. Queremos la libertad de construir un tipo diferente de vida basado en la naturaleza, para que el mundo pueda ver. Ese es nuestro sueño.
Libia Grueso se destaca como una de los líderes más inspiradores del movimiento latinoamericano de "ambientalismo negro". Con el letal telón de fondo de la explotación corporativa y la guerra civil en la costa del Pacífico de Colombia, ella tomó como el trabajo de su vida la defensa de los derechos de los afrocolombianos y la protección de la tierra en la que residen.
Los afrocolombianos son el 94 por ciento de la población en esta comunidad. Son descendientes de esclavos negros emancipados sin reparaciones a mediados del 1800; gente cuya manera de vida está intrínsecamente conectada a la biodiversidad del bosque tropical. La costa del Pacífico de Colombia es considerada una de las cinco áreas biológicas más ricas del mundo. Pero en los últimos años, la región ha sido devastada por la tala, la minería aurífera, la agricultura industrial y la guerra civil que, hasta la fecha, desplazó a dos millones de afrocolombianos.
Libia Grueso trae esperanza a la gente como una activista influyente y una líder para el movimiento por los derechos civiles afrocolombianos. Cofundadodra del Proceso de Comunidades Negras (PCN), una organización dedicada a representar a los afrocolombianos, ella y la organización fueron decisivas para la aprobación de la "Ley 70". La ley le otorgaba a los afroamericanos reconocimiento legal y derechos territoriales sobre las tierras en las que han vivido durante cientos de años. Grueso continúa trabajando en nuevas e innovadoras estrategias de desarrollo sostenible que preserven el territorio y la forma de vida de los afrocolombianos.
Sus palabras resumen las historias de las cuatro mujeres que aquí les presentamos: "La conservación no es un acto de héroes y heroínas; es un acto de responsabilidad diaria. La conservación es el resultado de que cada uno de nosotros tome conciencia de la propia responsabilidad y solidaridad con la vida".
En el banco del río Yurumangui, Libia Grueso defiende los derechos de los afrocolombianos.
Foto: David Lent Fuente: Internatinal Museum of Women