Desde el comienzo de la legislatura el Partido Popular ha tenido en su objetivo prioritario golpear, ningunear, desgastar el Ministerio de Igualdad y hay que reconocer que en algunos momentos se han puesto las cosas bastante fáciles. Es cierto que, en parte, de aquellas lluvias estos lodos.
El Presidente de Gobierno hubiera tenido la posibilidad de elegir para encabezar el Ministerio de Igualdad entre un importante grupo de mujeres con experiencia en políticas de igualdad y bagaje para poder afrontar el difícil reto del cambio social que implica cuestionar las estructuras ancestrales del patriarcado. Convencido, sin lugar a dudas, de que para transformar la sociedad y hacerla más justa era fundamental incorporar a las mujeres en condiciones de igualdad a la sociedad y eliminar la discriminación, a veces pienso que ni el propio Presidente tuvo total conciencia de todo lo que estaba en juego y no calibró adecuadamente la resistencia y el poder del conjuro de las fuerzas oscurantistas y retrógradas dispuestas a jugar el “todo o nada” para seguir manteniendo sus privilegios a cualquier precio.
La presión de la caverna político mediática neomachista ha intentado noquear reiteradamente la acción del Ministerio de Igualdad. Golpeando indiscriminadamente, con o sin razón, con verdades o con mentiras, sin ética y “a por todas”, consciente de la presión pública ejercida de la que es imposible sustraerse incluso entre las figuras políticas más sólidas.
Creo que una victoria de esta caverna neomachista es el haber creado un clima en el que pareciera que para evitar riesgos y nuevos ataques púbicos, los equipos técnicos consideren que lo mejor es invisibilizar mediaticamente las políticas de igualdad que afortunadamente siguen avanzando, aunque menos publicitadas.
Craso error renunciar a visibilizar las políticas de igualdad.
Las políticas de igualdad han sido y son una de las claves diferenciales del gobierno Zapatero, por ello la derecha ha decidido golpear con dureza y directamente, en el intento de debilitar al Presidente en lo que supone uno de los puntos supuestamente más frágiles.
Resolver la crisis de gobierno a costa del Ministerio de Igualdad es demasiado fácil. Quienes saben de números reconocen que se trataría de un gesto anecdótico que no resolvería el problema real de la necesidad de reestructurar la administración.
Y la decisión sería interpretada como una renuncia del Presidente a un aspecto clave de su programa.
No se si el Presidente puede permitírselo... pero las mujeres no!!
Queda mucho por hacer y contamos con el Presidente de Gobierno.
¡¡¡Que la crisis no se resuelva a costa de los derechos de las mujeres!!!
Por Montserrat Boix. Periodista. Coordinadora de Mujeres en Red.
Fuente: Mujeres en Red