Amazonas cautivas
Milenios más tarde, en este siglo y en la Ciudad de México, se inaugura una cárcel de diseño, privatizada pero regida por el gobierno local, cuyo objetivo en los papeles es respetar los derechos humanos y favorecer la reinserción de las reclusas. Porque Capadocia es, irónicamente, una ciudad cerrada de mujeres cautivas pagando condenas por delitos mayores y menores. Mujeres que en algunos casos se vuelven guerreras para marcar su territorio, e incluso reconocen a una reina, que no se llama Pentesilea –como la que mató Aquiles– sino la Bambi (poderosa interpretación de Cecilia Suárez).
En Capadocia, la cárcel pretendidamente modelo, hay grandes intereses en pugna, de mayor peso por el lado de los villanos (empresarios, jueces, alguna guardiacárcel) que por el de los buenos, entre los que figura al frente una buena que no es precisamente un dechado de virtudes. Se trata de Teresa, una abogada de ideas feministas, especialista en derechos humanos, de corazón compasivo y mucho espíritu de lucha para defender sus principios.
Sí, ciertamente Capadocia apela a resortes del culebrón más tradicional y popular, pero lo hace con una calidad inusual en la escritura de guiones, las actuaciones, el lenguaje visual, el arte (con detalles como el de una escultura de Leonora Carrington en el patio de la cárcel). Y apela a personajes e historias verdaderos para los casos que desarrolla, casi todos protagonizados –como sucede en la realidad mexicana– por mujeres que provienen de sectores pobres, sin los recursos del dinero y la educación para defenderse. Desde la joven que mató a su violador hasta la mula obligada, desde la indígena acusada en falso hasta la chica autista explotada como supuesta milagrera... Una población que refleja las estadísticas: el 70 por ciento de las reclusas tiene entre 18 y 35 años, el 80 por ciento es madre (en su mayoría, solteras); en casos de homicidio, la pena a las mujeres es un 25 por ciento mayor que la que se aplica a los varones.
En los 13 capítulos de la temporada pasada se fue desplegando un complejo entramado argumental que transcurría dentro y fuera de la cárcel, incluido el tocante martirio de una transexual que finalmente, gracias a Teresa, lograban hacer entrar en Capadocia como mujer. En el primer episodio de la segunda temporada que comienza el próximo domingo, Lorena, después de matar a la Bambi en defensa propia, se convierte en la nueva reina; la hija de Teresa está presa por un asalto y se anuncia la creación de nuevas cárceles privadas, mientras que prospera el negocio de los narcos vía Estados Unidos. Sólo es cuestión de afinar el oído, porque se escuchan conjugaciones del verbo chingar, pinche es el insulto favorito, las hueras son las rubias. Pero la tortilla, en sus dos acepciones, vale igual aquí y allá. ¤