Mensaje del Secretario General en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer
25 de noviembre de 2010. Al celebrar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer 2010, reconozcamos los esfuerzos generalizados y cada vez mayores que se realizan para hacer frente a este problema. Las organizaciones de mujeres ya no están solas. Desde América Latina hasta los Estados Unidos, desde Asia hasta África, hombres y adolescentes, jóvenes y ancianos, músicos, personajes famosos, personalidades del deporte, medios de comunicación, organizaciones públicas y privadas, y ciudadanos y ciudadanas de a pie están haciendo más para proteger a las mujeres y las niñas y para promover su empoderamiento y sus derechos.
La plataforma de movilización social llamada “DI NO-ÚNETE” ha registrado casi 1 millón de actividades realizadas por la sociedad civil y por personas a título individual en todo el mundo. En agosto de este año, en la quinta Conferencia Mundial de la Juventud celebrada en México, el mensaje de la juventud activista venida de todo el mundo fue muy claro: “¡Ha llegado el momento de poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas! También los Estados Miembros están comprometidos con la causa. Hasta noviembre de 2010, en mi base de datos sobre el alcance, la naturaleza y las consecuencias de la violencia contra las mujeres, en la que también se anotan las políticas y programas destinados a combatir la pandemia, se han registrado más de 100 informes procedentes de gobiernos.
La celebración de este año pone de relieve el papel que puede desempeñar la comunidad empresarial, desde la elaboración de proyectos hasta el suministro de apoyo financiero directo a las organizaciones que se ocupan de poner fin a la violencia, y el cumplimiento de los principios de la responsabilidad social de las empresas. Los “Principios para el Empoderamiento de las Mujeres”, una iniciativa del Pacto Mundial de las Naciones Unidas y del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM-Parte de ONU Mujeres), reconocen los costos que supone la violencia contra la mujer para las empresas, y actualmente cuentan con el apoyo de más de 120 empresas líderes.
Un número cada vez mayor de medios de difusión están arrojando luz sobre los llamados “asesinatos por motivos de honor”, la trata de niñas y la violencia sexual en los conflictos, y están creando conciencia de los beneficios que reporta a la sociedad el empoderamiento de las mujeres. Pero aún queda mucho más por hacer. En los hogares, las escuelas y las oficinas, en los campamentos de refugiados y en las situaciones de conflicto, el sector empresarial nos puede ayudar a impedir muchas de las formas de violencia que siguen sufriendo las mujeres y las niñas.
Mi campaña “ÚNETE para poner fin a la violencia contra las mujeres”, y la Red de Hombres Líderes que puse en marcha el año pasado, han generado un impulso y un compromiso muy bienvenidos. Se está corriendo la voz de que la violencia contra las mujeres y las niñas no tiene cabida en ninguna sociedad y que no se debe seguir tolerando la impunidad de los perpetradores. En este Día Internacional, insto a todos y todas, tanto a los gobiernos, la sociedad civil, el sector empresarial y las personas a título individual, a asumir la responsabilidad de erradicar la violencia contra las mujeres y las niñas.
La plataforma de movilización social llamada “DI NO-ÚNETE” ha registrado casi 1 millón de actividades realizadas por la sociedad civil y por personas a título individual en todo el mundo. En agosto de este año, en la quinta Conferencia Mundial de la Juventud celebrada en México, el mensaje de la juventud activista venida de todo el mundo fue muy claro: “¡Ha llegado el momento de poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas! También los Estados Miembros están comprometidos con la causa. Hasta noviembre de 2010, en mi base de datos sobre el alcance, la naturaleza y las consecuencias de la violencia contra las mujeres, en la que también se anotan las políticas y programas destinados a combatir la pandemia, se han registrado más de 100 informes procedentes de gobiernos.
La celebración de este año pone de relieve el papel que puede desempeñar la comunidad empresarial, desde la elaboración de proyectos hasta el suministro de apoyo financiero directo a las organizaciones que se ocupan de poner fin a la violencia, y el cumplimiento de los principios de la responsabilidad social de las empresas. Los “Principios para el Empoderamiento de las Mujeres”, una iniciativa del Pacto Mundial de las Naciones Unidas y del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM-Parte de ONU Mujeres), reconocen los costos que supone la violencia contra la mujer para las empresas, y actualmente cuentan con el apoyo de más de 120 empresas líderes.
Un número cada vez mayor de medios de difusión están arrojando luz sobre los llamados “asesinatos por motivos de honor”, la trata de niñas y la violencia sexual en los conflictos, y están creando conciencia de los beneficios que reporta a la sociedad el empoderamiento de las mujeres. Pero aún queda mucho más por hacer. En los hogares, las escuelas y las oficinas, en los campamentos de refugiados y en las situaciones de conflicto, el sector empresarial nos puede ayudar a impedir muchas de las formas de violencia que siguen sufriendo las mujeres y las niñas.
Mi campaña “ÚNETE para poner fin a la violencia contra las mujeres”, y la Red de Hombres Líderes que puse en marcha el año pasado, han generado un impulso y un compromiso muy bienvenidos. Se está corriendo la voz de que la violencia contra las mujeres y las niñas no tiene cabida en ninguna sociedad y que no se debe seguir tolerando la impunidad de los perpetradores. En este Día Internacional, insto a todos y todas, tanto a los gobiernos, la sociedad civil, el sector empresarial y las personas a título individual, a asumir la responsabilidad de erradicar la violencia contra las mujeres y las niñas.
Fuente: Unifem Región Andina