Imaginar la vida urbana sin silbidos ni violaciones
Kanya D'Almeida entrevista a INES ALBERDI, directora ejecutiva de Unifem
El Fondo de las Naciones Unidas para la Mujer (Unifem) lanzó una ambiciosa iniciativa para mejorar la seguridad y el bienestar de las mujeres en cinco grandes ciudades: Nueva Delhi, El Cairo, Quito, Kigali y Port Moresby.
En entrevista con IPS, Inés Alberdi, directora ejecutiva de Unifem, se refirió a las aspiraciones y trayectoria de la iniciativa "Ciudades Seguras", que partió modestamente como un conjunto de programas pilotos en varias ciudades de América Latina: desde Bogotá hasta Santiago de Chile, pasando por Rosario, Argentina, y que fue lanzada oficialmente a nivel mundial el lunes. Esos programas fueron implementados después de propuestas de organizaciones de base respecto a una campaña integral sobre seguridad en las ciudades, un paisaje que se ha convertido en zona de guerra virtual para millones de mujeres.
Inspirados por el éxito de los programas en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Guatemala, El Salvador y Perú, Unifem y el Programa de las Naciones Unidas sobre Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat), comenzaron a considerar la idea de hacer uno global. Con bases regionales sólidas ya existentes, Unifem decidió trabajar estrechamente con los gobiernos locales y municipalidades para modificar el paisaje, haciéndolo más seguro para mujeres y niñas. Las poblaciones de las cinco ciudades elegidas han aumentado exponencialmente en las últimas cinco décadas. Cairo y Nueva Delhi, por ejemplo, han pasado desde 2,4 y 1,4 millones de habitantes a 17 y 19 millones, respectivamente. Este crecimiento sin precedentes ha venido acompañado de una intensa proliferación de tugurios urbanos, por lo que la iniciativa de "Ciudades Seguras" se convirtió en un esfuerzo oportuno y urgente. A continuación, extractos de la entrevista.
IPS: ¿Qué desafíos específicos enfrentan las mujeres en los espacios urbanos?
IA: Uno de los principales problemas es que la violencia contra las mujeres se está viendo de dos formas: están los casos "fuertes", pero además "cada día" hay casos de acoso sexual en las calles, en el transporte público, en el camino al trabajo y la escuela, en los parques y en los barrios hacinados. No sólo la seguridad física de las mujeres está en riesgo sino también su dignidad. Demasiado a menudo los hombres son capaces de desmoralizar a las mujeres tratándolas como objetos sexuales. Este proyecto trabaja con municipalidades y autoridades locales desde los más importantes casos de violación o abuso sexual hasta los más "comunes" y "menos importantes" abusos.
IPS: ¿Por qué cree que estos temas han sido obviados hasta ahora?
IA: Todas nuestras investigaciones muestran que las municipalidades están más interesadas en combatir la delincuencia más dura, persiguiendo los casos más extremos, como robos y homicidios. Pero el abuso contra mujeres se ha mantenido durante años, siglos. Ha llegado a ser habitual, algunos incluso dirían que se ha convertido en una forma de vida. La mayoría de las personas están tranquilas esperando a que una mujer sea apuñalada o asesinada para abordar seriamente el problema, eso debe terminar.
IPS: ¿Cómo eligieron esas cinco ciudades?
IA: Hemos hecho muchas investigaciones sobre tendencias y estadísticas, y finalmente decidimos enfocarnos en grandes ciudades, especialmente en las áreas más pobres y marginales de estas ciudades. La sola concentración de población tiene dos aspectos relevantes: más gente significa que las mujeres son más vulnerables, y un programa en una zona densamente habitada puede tener impacto en una mayor cantidad de personas.
En Kigali, capital de Papua Nueva Guinea, por ejemplo, nuestra investigación nos llevó a dos barrios particularmente grandes, muy pobres y populares: Kicukiro y Nyarugenge. En Port Moresby, Ruanda, no nos enfocamos en vecindarios, pero sí en el mercado, donde más mujeres interactúan y son más vulnerables a la violencia y la agresión.
IPS: ¿Qué estrategias planean implementar?
IA: Bueno, comenzaremos por la comunicación con las autoridades locales y la implementación de medidas básicas en los lugares, como mejor iluminación de las calles o traslado de paradas de autobuses a zonas más seguras.
La necesidad más urgente es hacer seguras las calles, por lo que promoveremos el acceso a líneas telefónicos de emergencia. Otra cosa es pedir a las autoridades aprobar leyes contra la violencia en los espacios públicos. En este sentido, estamos trabajando con la policía y las fuerzas militares, entrenándolos para hacer frente a estas situaciones, para responder más eficazmente a quejas y responder con compasión a las mujeres que reclaman. Hay además un enorme problema con el sistema judicial: necesitamos cambios en la forma en que son tratadas en los tribunales, en que se resuelven sus denuncias.
La judicatura debe ser entrenada para tratar más eficazmente a las mujeres abusadas.
IPS: ¿Los programas serán implementados en las escuelas para que los jóvenes puedan también ser parte de esta iniciativa?
IA: La comunicación y difusión pública es muy importante, y en este sentido podemos involucrar a las escuelas, pero este no es uno de los aspectos principales del programa. No podemos hacer todo. Pero otros programas están trabajando estrechamente con hombres y jóvenes. (El secretario general de las Naciones Unidas) Ban Ki-moon ha dado un muy buen ejemplo de esto lanzando la campaña "Únete para poner fin a la violencia contra las mujeres". Uno de los objetivos de esta campaña es comprometer a hombres y niños en la lucha contra la violencia. Ki-moon además ha reunido a un grupo de reconocidos líderes masculinos del deporte y la política para promover la compaña junto a él. El presidente brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva y el (jefe del gobierno español José Luis Rodríguez) Zapatero son dos de ellos.
IPS: ¿Cuáles son algunas de las metas de este programa?
IA: Es difícil, casi imposible, medir los impactos de la violencia contra las mujeres en términos cuantitativos. Hemos estado haciendo algunos estudios cuantitativos y cualitativos usando grupos focales para ver el porcentaje de mujeres que han sido víctimas de violación o acosos en la calle o cuántas tienen miedo de estar solas en los espacios públicos, pero no sabremos el real impacto hasta mucho después.
Nos estamos tomando la evaluación del programa muy seriamente, porque entendemos esta iniciativa como un proceso mediante el cual podemos aprender y luego replicar en otros lugares. Hay un proceso en crecimiento, una curva de aprendizaje, para el programa de "Ciudades Seguras".
Fuente: IPS