Aumenta 5 por ciento matrícula de niñas en primaria a nivel mundial
En 10 años, la matrícula de niñas en las escuelas primarias a nivel mundial creció 5 por ciento, al pasar de 91 niñas por cada 100 niños que había en 1999 a 96 niñas por cada 100 varones que se registraron en 2008, informó el Fondo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM, por sus siglas en inglés).
En su informe preliminar “Justicia de Género: Clave para Alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM)”, UNIFEM señala que, no obstante ese incremento, 37 millones de niñas en todo el mundo seguían sin acceso a la educación primaria en 2008.
El organismo internacional reconoce que en 10 años se han ampliado algunos servicios públicos, en particular los educativos, aunque aclara que todavía persisten las brechas de género.
Como ejemplo, señala que en el mundo, la paridad de género en la matriculación en la escuela secundaria mejoró al pasar de 76 niñas por cada 100 varones en 1991, a 95 niñas por cada 100 niños en 2008; tal paridad educativa se alcanzó en 17 de los 40 países estudiados, reporta UNIFEM.
En el informe -cuya versión completa se publicará a finales de febrero próximo- se alerta que si bien desde el año 2000 los ODM han tenido progresos, la persistente discriminación contra las mujeres ha hecho que los avances sean más lentos en rubros como la salud materna, el acceso a un trabajo decente que garantice sus derechos y la erradicación del hambre.
UNIFEM advierte que las tasas de matriculación femenina en la escuela secundaria siguen siendo bajas en África subsahariana y en Asia meridional y occidental. Por ejemplo en Tanzania, mientras el 23 por ciento de las niñas que viven en zonas urbanas va a la escuela secundaria, sólo el 1 por ciento de las niñas rurales estudia ese grado escolar.
La eliminación de los costos por matriculación y la introducción de incentivos en efectivo son dos estrategias exitosas para permitir que las niñas de menores recursos económicos tengan acceso a la educación. En Camboya, por ejemplo, las niñas reciben 45 dólares al terminar la escuela primaria y entrar a la secundaria.
Este incentivo tuvo más impacto en las familias más pobres por lo que la matrícula de niñas aumentó en un 50 por ciento. En Malawi, un programa de transferencias de efectivo no sólo incrementó la asistencia de las niñas a la escuela sino que redujo la prevalencia del VIH en un 60 por ciento.
Los investigadores atribuyen ese impacto al cambio en el comportamiento sexual de las niñas, que incluye menos sexo comercial con hombres adultos.
UNIFEM detalla que un impedimento importante para que las niñas estudien es la violencia que muchas veces viven en el trayecto o al interior de la escuela. Ante esto, la presencia de maestras puede mitigar este fenómeno y crear entornos escolares más seguros para las niñas, asegura.
En este contexto, también advirtió que es necesario que haya un mayor énfasis en el acceso de las niñas a la educación secundaria para mantener los progresos en todos los ODM, incluyendo la igualdad de género y la autonomía de las mujeres.
De acuerdo con el informe, los datos muestran que la educación de las niñas impide que la pobreza se transmita de generación en generación y hace avanzar el progreso en otros ODM, incluyendo los relativos a la reducción de la mortalidad materna e infantil y al acceso a un empleo con garantías laborales.
En su informe preliminar “Justicia de Género: Clave para Alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM)”, UNIFEM señala que, no obstante ese incremento, 37 millones de niñas en todo el mundo seguían sin acceso a la educación primaria en 2008.
El organismo internacional reconoce que en 10 años se han ampliado algunos servicios públicos, en particular los educativos, aunque aclara que todavía persisten las brechas de género.
Como ejemplo, señala que en el mundo, la paridad de género en la matriculación en la escuela secundaria mejoró al pasar de 76 niñas por cada 100 varones en 1991, a 95 niñas por cada 100 niños en 2008; tal paridad educativa se alcanzó en 17 de los 40 países estudiados, reporta UNIFEM.
En el informe -cuya versión completa se publicará a finales de febrero próximo- se alerta que si bien desde el año 2000 los ODM han tenido progresos, la persistente discriminación contra las mujeres ha hecho que los avances sean más lentos en rubros como la salud materna, el acceso a un trabajo decente que garantice sus derechos y la erradicación del hambre.
UNIFEM advierte que las tasas de matriculación femenina en la escuela secundaria siguen siendo bajas en África subsahariana y en Asia meridional y occidental. Por ejemplo en Tanzania, mientras el 23 por ciento de las niñas que viven en zonas urbanas va a la escuela secundaria, sólo el 1 por ciento de las niñas rurales estudia ese grado escolar.
La eliminación de los costos por matriculación y la introducción de incentivos en efectivo son dos estrategias exitosas para permitir que las niñas de menores recursos económicos tengan acceso a la educación. En Camboya, por ejemplo, las niñas reciben 45 dólares al terminar la escuela primaria y entrar a la secundaria.
Este incentivo tuvo más impacto en las familias más pobres por lo que la matrícula de niñas aumentó en un 50 por ciento. En Malawi, un programa de transferencias de efectivo no sólo incrementó la asistencia de las niñas a la escuela sino que redujo la prevalencia del VIH en un 60 por ciento.
Los investigadores atribuyen ese impacto al cambio en el comportamiento sexual de las niñas, que incluye menos sexo comercial con hombres adultos.
UNIFEM detalla que un impedimento importante para que las niñas estudien es la violencia que muchas veces viven en el trayecto o al interior de la escuela. Ante esto, la presencia de maestras puede mitigar este fenómeno y crear entornos escolares más seguros para las niñas, asegura.
En este contexto, también advirtió que es necesario que haya un mayor énfasis en el acceso de las niñas a la educación secundaria para mantener los progresos en todos los ODM, incluyendo la igualdad de género y la autonomía de las mujeres.
De acuerdo con el informe, los datos muestran que la educación de las niñas impide que la pobreza se transmita de generación en generación y hace avanzar el progreso en otros ODM, incluyendo los relativos a la reducción de la mortalidad materna e infantil y al acceso a un empleo con garantías laborales.
Fuente: Cimac