Foro Hemisférico: Toca a las mujeres elevar la calidad de la democracia, afirma Michelle Bachelet
Las mujeres están llamadas, en este momento de la historia, a elevar la calidad de la democracia con su participación en todos los campos y a trabajar a fondo en desarticular los impedimentos que las excluyen de los espacios de toma de decisiones, dijo Michelle Bachelet, presidenta ejecutiva de ONU Mujer. El 6 de abril, durante el último día del Foro Hemisférico "Liderazgo de las mujeres para la democracia de la ciudadanía", iniciado el 3 de abril en la capital estadounidense, Bachelet señaló que las mujeres en puestos de gobierno o parlamentarias deberán cuidar que los gobiernos desechen la corrupción, el clientelismo y la simulación y que ejerzan su papel de cuidar las instituciones, el pluralismo y la inclusión de toda la diversidad de los beneficios de la democracia, que no se agota en la posibilidad de votar de vez en cuando. La funcionaria salpicó su intervención de anécdotas personales, como cuando quiso ser concejala de una comunidad y detectó que ahí la puso su partido porque no existía ni la más remota posibilidad de ganar. "Las mujeres deben tener una clara decisión de participar, de detectar los impedimentos, de distinguir entre la culpa por elegir la vida privada y la urgencia de estar en la vida pública", reflexionó. Luego de haber visitado recientemente Egipto, informó que ONU Mujer está contribuyendo a que las mujeres, jóvenes sobre todo, que están construyendo esa revolución, tengan clara conciencia de que en ella sus derechos deben ser garantizados desde ahora, porque la experiencia señala que en otras revoluciones se les pidió "una razonable postura" y todavía están esperando. Bachelet no escatimó elocuencia vital en su participación en un foro donde fue examinada la condición general de las mujeres que impacta en su ciudadanía. Reconoció que, ciertamente, este sector poblacional vive una ciudadanía incompleta y advirtió que es tiempo de que accedan a la ciencia y la tecnología, entre las brechas más acuciantes. Consideró que las mujeres necesitan créditos, no microcréditos que sirven al comienzo pero no las sacan de la pobreza. Este un problema central en la región latinoamericana, abundó. La también subsecretaria general de las Naciones Unidas examinó, con las y los participantes en el foro, la necesidad de que las normas sean cumplidas y dijo que deben crearse mecanismos de sanción para hacer posible la igualdad. "No es suficiente la ley, hay que hacerla cumplir", expresó Bachelet en clara referencia a que muchas normativas electorales se violan y faltan mecanismos de sanción definidos, lo que también es aplicable a otros espacios de la economía, la educación, la salud y la participación social. Explicó que un sistema democrático valora la dignidad humana, respeta los derechos humanos, promueve la cultura de la libertad y el respeto a la amplia diversidad de nuestras sociedades actuales, lo que hoy es clave para avanzar. La conductora de la política de la ONU para las mujeres dijo que en las últimas dos décadas, América Latina ha afianzado sustancialmente la democracia y reconoció que la ciudadanía ha entregado su confianza a la democracia como forma de gobierno que se antepone a los regímenes de facto, los mismos que rompieron las reglas del Estado de derecho, destruyeron el tejido social, además de cobrar innumerables vidas. Todavía en América Latina las democracias son imperfectas y requieren de mejoras permanentes que las doten cada día de mayor legitimidad frente a la ciudadanía, reflexionó. En opinión de Bachelet, estamos iniciando la segunda década de este siglo con la certeza de que habrá una mejora en la participación política de las mujeres y recordó, como para afianzar su opinión sobre lo que es la ley, que en el siglo XX se desplegó un significativo esfuerzo global para crear la normatividad internacional: la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948; la CEDAW, que reconoce el derecho a la igualdad como el ejercicio de la no-discriminación y leyes contra la violencia, con rémoras sustantivas. Sin embargo, insistió, hay vacíos muy importantes de los que deben hacerse cargo gobiernos y sociedad, para impedir que se afecte la vitalidad de la democracia que, de no cuidarse, puede volverse pura apariencia. La expresidenta de Chile reiteró que desde ONU Mujeres se trabaja por los cambios. Entre las prioridades, mencionó la participación política de las mujeres, por lo que habrá que trabajar para que los partidos políticos promuevan y no obstaculicen su participación, señaló. ONU Mujer trabajará también por disminuir la violencia contra las mujeres y ayudará técnicamente a gobiernos y parlamentarios para garantizar su integridad en territorios de conflicto, de ahí que el tema de la seguridad también sea prioritario, junto con el de la economía y el financiamiento para el desarrollo de las mujeres. Avances Bachelet informó que entre 1995 y 2009 la proporción de mujeres en los parlamentos nacionales en el mundo se incrementó de 12 a 19 por ciento: siete puntos porcentuales en 14 años; y el avance, advirtió, será todavía más lento. De los 29 países que alcanzaron el mínimo de 30 por ciento en parlamentos, al menos 24 usaron sistema de cuotas para lograrlo. El empleo de las cuotas se inició en 1991 y está presente en una docena de los 33 países de la región. En América Latina y el Caribe, seis naciones han superado el 30 por ciento, umbral de la zona de paridad y 10 se encuentran en la franja de 20 a 30 por ciento de participación parlamentaria. El promedio regional llega a 22 por ciento. Aún faltan varios puntos para alcanzar el crítico 30 por ciento, indicador de cumplimiento de la Meta del Milenio número tres. Pese a ello, existe un serio déficit participativo porque las barreras a las mujeres se combinan con formas de discriminación a quienes no forman parte del status quo político. No es extraño que las integrantes de pueblos indígenas o afrodescendientes tengan aun más dificultad para insertarse en estos niveles de participación. Hizo otras recomendaciones, como trabajar con los medios de comunicación, que podrían ser promotores de la igualdad, aunque tienen sesgos machistas duros. Recordó que, cuando ella era presidenta, periodistas le preguntaban si tendría que llevar a sus hijos al psiquiatra por estar ausente, y dijo: "eso no se lo preguntan a los hombres, que son los padres y también puede afectar su ausencia". Por momentos arrancó risotadas en el auditorio. Acompañada por la presidenta de la CIM, Rocío García Gaytán, explicó que es muy duro enfrentar las resistencias cuando las mujeres usan los códigos de la política partidaria y parlamentaria. La paridad Bachelet se manifestó defensora de la paridad, uno de los temas de mayor referencia durante el foro, y dijo que es un principio esencial de la participación política, que significa simbolizar de manera muy justa el equilibrio real de nuestros países entre mujeres y hombres. "Permítanme comentarles lo que fue mi experiencia como presidenta de Chile, cuando en mi primer gabinete tomé la decisión de nombrar a la mitad de ministros y la otra mitad de ministras", relató. "Fue un debate que duró meses, en el cual visibilizamos un problema desde otra óptica, desde lo propositivo. Y no nombré mujeres solo en los "ministerios de la mujer" o de "medio ambiente". Las había en territorios habitualmente de hombres: defensa, trabajo, presidencia", refirió. "Tuvimos que enfrentar todo tipo de comentarios, desarticular estereotipos con paciencia y pedagogía, trabajar la mirada machista de la prensa, incluso la mirada a veces un poco desconfiada de los propios partidos", recordó. "Esta paridad no solo fue a nivel de ministros, también la aplicamos en las intendencias, gobernaciones, jefaturas de servicios y en cada uno de los nombramientos que me tocó hacer", sostuvo. En postura pedagógica, Bachelet dijo que los mecanismos discriminatorios en la política son complejos porque se combinan con factores económicos, criterios de selección dentro de los partidos políticos y otros aspectos técnicos de la legislación electoral que obstaculizan a las mujeres. "Hoy, y pensando en los próximos procesos electorales en América Latina, las modificaciones de la institucionalidad electoral pueden tener relevancia para producir transformaciones importantes y definitorias que empujen cambios reales y amplíen esa participación, ahora vital, de miles de mujeres que puedan expresar las necesidades de los millones de ellas en toda la región y que son urgentes", afirmó. Fue entonces cuando llamó a las mujeres de la sociedad civil a avanzar a través de los movimientos que promuevan la igualdad de género; incentivar la capacidad de los partidos políticos para levantar agendas de igualdad de género; propiciar que haya un número significativo de ellas dispuestas a ingresar a las lides electorales, entre otras prioridades. Contó que, mientras hablaba con las jóvenes en Kenia, estas estaban conectadas a las redes sociales, que pueden ser infinitas, a pesar de que no todas las mujeres pueden acceder a estos medios, que también puede significar, por la pobreza, una nueva brecha de conocimiento. Se declaró defensora del empoderamiento económico de las mujeres, porque, dijo, además de consolidar procesos de autonomía personal, puede contrarrestar las brechas de desigualdad existente, mediante la incorporación de las mujeres al mercado laboral formal, con acceso a experiencias empresariales adecuadamente articuladas a los mercados nacionales, regionales y globales; con mayor propiedad de activos, sobre todo de bienes inmuebles y la tierra; con acceso al crédito (no solo al microcrédito); y, por supuesto, con amplia posibilidad de beneficiarse del conocimiento y de la innovación tecnológica. Finalmente, insistió en que las mujeres que participan activamente en la política y tienen función legislativa están en excelente posición para hacer avanzar estas agendas y generar socios con amplias alianzas. Por Sara Lovera Foto Michelle Bachelet, presidenta ejecutiva de ONU Mujer. Fuente: Semlac