Gritos estéticos
“¿Por qué sigo repitiendo comportamientos que no quieromás? Porque yo también soy una persona que alimenta la relación de opresión. ¿Y qué tengo que hacer para el cambio?”, se pregunta Bárbara Santos, ‘curinga’ o figura integral de coordinación y orientación en todas las técnicas del Teatro del Oprimido y en sus procesos creativos que, junto a Alessandra Vanucci y el apoyo del Centro de Teatro del Oprimido de Río de Janeiro, creó en 2005 el Laboratorio Magdalenas, Teatro de las Oprimidas.
Este laboratorio anual exclusivo para mujeres ha tenido lugar en diferentes lugares del mundo (Brasil, Guinea-Bissau, Mozambique, Portugal, India y Argentina). La última edición se realizó en septiembre, en La Farinera del Clot de Barcelona y en el espacio de Dones en Moviment de Badalona.
LA CREATIVIDAD DE CADA MUJER Y SU EXPERIENCIA CRÍTICA NO SE QUEDARON ESTANCADAS EN UN ‘HACER TERAPIA’
Durante tres días, 30 mujeres enfocaron sus miradas sobre la figura de Eva. Hubo resonancias y diferencias, se aprendió en equipo, y entre todas se renovaron las poéticas de la acción política. “¿Será que yo puedo verme en ti y tú puedes verte en mí? ¿Qué es eso de ser mujer? ¿Qué tenemos en común?”, preguntaba Bárbara Santos, que se auto-presenta como mujer, negra, latinoamericana, madre, socióloga, actriz y ‘curinga’.
La maestra de ceremonias manejó la situación sin hacerse notar, dando pie a que la creatividad de cada una y su experiencia crítica no se quedasen estancadas en un hacer terapia. Cada una tenemos historias de mierda que hacen que los pelos se te ericen, pero el Teatro del Oprimido no está ahí para curarnos, sino para transformar esa realidad que permite un denominador común entre las opresiones de las mujeres. Porque no somos iguales, ni siquiera parecidas, pero nos han metido en elmismo cajón.
- Bárbara Santos
Sones para desencorsetar
En el encuentro se crearon canciones y rimas de trabajo escénico. La más tarareada: “estoy cansada y agotada de estar encasillada. Mi corsé tiene nombre de mujer”. Otra de las rimas que se crearon en el laboratorio rezaba: “me gustaría tener polla y no seme va la olla”. Después de este encuentro, nosotras nos acordamos de la huelga de género global que se ha convocado para este mes de octubre.
Algunas reflexiones que nos ha despertado este laboratorio es que no somos mujeres ni tampoco hombres. Por mucho que se empeñen en socializarnos como tales, tenemos tetas y bigote, chorreamos sangre y eyaculamos, tenemos tornillos en la boca y en el tobillo, lásers y agujas que nos atraviesan.
Estando a la moda diríamos que somos cyborgs, pero es preferible declararse un monstruo, una Frankenstein de carne, hierros, polvos de vaca y tinta, una criatura de ficción creada en el hogar, en la academia, en los laboratorios, en los museos y en los quirófanos.
Bárbara Santos incide en la necesidad de reflexionar sobre cómo se ha ido construyendo la categoría ‘mujer’. Tal y como el laboratorio estaba planteado, la reflexión vino dada a través de procesos estéticos.
Del Génesis al cuerpo, del cuerpo a la poesía, de la poesía a la música y al lienzo ¿qué tiene de particular trabajar con lenguajes artísticos? Al pasar la historia por el cuerpo, al pensar con y desde el cuerpo, al pensar las normas en forma de acciones que nos han enseñado, se evidencian cuestiones que con la palabra no afloran.
AL PENSAR LAS NORMAS DESDE EL CUERPO Y LAS ACCIONES SE EVIDENCIAN CUESTIONES QUE CON LA PALABRA NO ALFLORAN
Hay una memoria encarnada, a veces inconsciente, que aparece en forma sensible, ya sea a través de la escritura, de una acción teatralizada o un grito estético. En palabras de Santos, “la estética es la forma en que una persona entiende la realidad por sus sentidos, es el medio de entrar en contacto sensible”.Al trabajar con lo no dicho la estética nos permite extrañarnos de nosotrasmismas, almismo tiempo que facilita el canal de comunicación con las espectadoras (en el Teatro del Oprimido el público interviene como protagonista de la acción).
“Todas somos artistas”
La estética que plantea el Teatro del Oprimido es una estética plural que busca renovar las formas de pensamiento sensible y salir de las formas dadas por losmercados, bajo la premisa de “todas somos artistas”. Como explica Santos con respecto a este laboratorio de Teatro del Oprimido, “es una investigación que hacemos como una respuesta a la forma del capitalismo de hablar de la estética. Cuando tú dices la estética, te refieres sólo a una. Pero no puedes hacer una si somos tan distintas, si somos de clases sociales distintas, si hablamos lenguas distintas, si tenemos experiencias educacionales distintas”.
La trampa al renovar poéticas es que estamos inmersas en un mundo dividido en lo que se llama alta cultura y baja cultura, esa división dualista que –como tantas otras– crea una jerarquía perversa entre quién puede y quién no, qué es bueno y qué no.
Según Santos, la percepción estética está vinculada a nuestra vida social, política y educacional: “Una obra de arte que en Europa podría ser muy reconocida, en otro lugar podría ser nada”. La curinga insiste en que se ha de luchar contra los prejuicios que conlleva la burbuja creada de lo que es arte y lo que no. Porque el arte es lo que habla de la vida, de las experiencias en forma poética, y poéticas hay tantas como personas.
PARA SANTOS, EL LABORATORIO DE TEATRO DEL OPRIMIDO RESPONDE A LA FORMA DEL CAPITALISMO DE HABLAR DE ESTÉTICA
Aquellos días buceamos por el imaginario del estereotipo de la feminidad, por el peso que tiene la cultura sobre los cuerpos, los comportamientos y creencias que limitan la imaginación de lo que una puede llegar a ser.
El laboratorio fue un espacio donde extrañarse de lo cotidiano, donde transitar de lo particular a lo colectivo. Un proceso de concienciación política sobre “esas cosas que nos pasan”, no por ser débiles, cursis o insumisas, sino porque forman parte del engranaje de normas que se dan en forma de cultura y de ciencia, y que no son asuntos personales, sino políticos.
Estos espacios de reflexión estética sobre la política de control que se ejerce sobre las mujeres son lugares donde probar colectivamente alternativas para romper con la opresión, porque, como dijo Augusto Boal, el Teatro del Oprimido es un ensayo para la revolución. Nuevos procesos de transformación grupales y redes de apoyo internacionales se definirán en el próximo encuentro Magdalenas, que tendrá lugar en Berlín en septiembre de 2012.