marzo 18, 2012

Financiación para la igualdad de género: Retórica contra real apoyo financiero

El rol de las mujeres y las niñas como clave para cambiar el curso del desarrollo ha recibido una atención cada vez mayor en años recientes, reforzado aún más por llamados a convertir la igualdad de género en una piedra angular del desarrollo, pero ¿se ha traducido la retórica del compromiso en un verdadero apoyo financiero?

Asignar un mayor financiamiento a las organizaciones de mujeres es una “medida esencial para mantener un movimiento de mujeres vibrante”. Las organizaciones y los movimientos de mujeres son importantes debido a su capacidad de construir formas individuales y colectivas de empoderamiento y abogar por cambios, como también porque crean una transformación sostenida a múltiples niveles que los cambios en las políticas o las intervenciones limitadas no pueden lograr por sí solos.
A raíz de una Reunión del Grupo de Expertos sobre la financiación en favor de la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de la mujer en 2007,[2] la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW) manifestó preocupaciones sobre la falta de apoyo y compromiso políticos y de asignaciones presupuestarias específicas para la igualdad de género y los derechos de las mujeres. Se identificó que el bajo financiamiento y la falta de priorización del sector por parte de gobiernos y donantes afectan la integridad y capacidad de las oficinas nacionales de la mujer y las organizaciones de mujeres para implementar plenamente los derechos y la igualdad de las mujeres y abogar por éstos. Sin embargo, a pesar de haberse reafirmado el lugar central de los derechos humanos y de las mujeres en el desarrollo y subrayado la importancia de implementar compromisos globales clave, hasta la fecha ha habidopocos progresos en la implementación de las recomendaciones propuestas por la Comisión en 2008, las cuales fueron amplias y abarcadoras, centrándose en una amplia gama de flujos financieros.
Contexto global
Una serie de factores influye en la realización de los compromisos sobre el financiamiento para la igualdad de género. La crisis financiera mundial y la recesión económica que iniciaron en 2008 fueron apenas una dimensión de un conjunto más amplio de crisis interconectadas—alimentaria, energética, medioambiental y humanitaria—que continúan desarrollándose y moldean las realidades actuales. Estas crisis afectan significativamente a las mujeres y tienen impactos negativos sobre sus roles centrales en varios sentidos—como productoras agrícolas y proveedoras para sus familias (especialmente en el Sur global). Las mujeres constituyen la mayoría de las personas pobres, como también en posiciones laborales vulnerables y de baja remuneración, todo lo cual es exacerbado por la desigualdad salarial por razón de sexo.[3] Asimismo, son afectadas desproporcionadamente por la crisis energética y los recurrentes desastres medioambientales y crisis humanitarias que se asocian al cambio climático.
También ha habido un aumento de reacciones adversas y violencia contra las defensoras de los derechos humanos.[4] Además, hemos visto que se ha intensificado la represión contra los movimientos sociales y la sociedad civil, el sector corporativo tiene más poder, hay militarización en respuesta al disenso civil y un mayor crecimiento y fortalecimiento de redes criminales y de actores religiosos fundamentalistas. Todas estas tendencias, sumadas a un difícil ambiente de financiamiento y mayor desigualdad y pobreza en mujeres y niñas, han empeorado los retos o creado otros para activistas por los derechos de las mujeres y movimientos dedicados a promover la igualdad de género y los derechos de las mujeres en todo el mundo.
Cooperación para el desarrollo
Debates más amplios sobre el rol de la igualdad de género en el desarrollo han resaltado que, pese a los compromisos oficiales, las articulaciones de donantes y países en desarrollo para la igualdad de género suelen ser imprecisas, carecen de prioridades y objetivos bien definidos y raras veces tienen presupuestos específicos, dedicados o dotados de recursos adecuados. Es necesario que gobiernos y donantes sean concretos y específicos en dar seguimiento a sus compromisos.
A nivel internacional, activistas por los derechos de las mujeres y la igualdad de género que participan en discusiones sobre la eficacia de la ayuda y el desarrollo han estado cabildeando por un giro en los discursos dominantes sobre el desarrollo hacia un paradigma inclusivo, sostenible y justo que reconozca y valore el trabajo reproductivo y de cuidados y promueva el trabajo digno, la sostenibilidad del medio ambiente, el empoderamiento de las mujeres y las niñas y los derechos humanos de todas las personas.
Activistas y organizaciones que defienden los derechos de las mujeres y la igualdad de género han estado al frente de la incidencia y crítica en torno a los procesos de la Declaración de Parísy la eficacia de la ayuda, muy ciegos al género, subrayando particularmente la importancia de colocar la igualdad de género, la sostenibilidad del medio ambiente y los derechos humanos al centro de cualquier marco efectivo de cooperación para el desarrollo. Pese a que el párrafo 3 delPrograma de Acción de Accra señala que “la igualdad de género, el respeto por los derechos humanos y la sostenibilidad ambiental son esenciales para lograr un efecto duradero sobre las vidas y el potencial de mujeres, hombres y niños pobres”, la implementación ha sido poco uniforme o seriamente limitada.
En seguimiento a la Declaración de París y a fin de crear un marco más fuerte de cooperación para el desarrollo, de camino al Cuarto Foro de Alto Nivel sobre la Eficacia de la Ayuda (FAN4)celebrado en 2011 en Busán, Corea del Sur, activistas y organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres elaboraron recomendaciones específicas que resaltan la necesidad de coherencia en las políticas, de manera que las políticas económicas (por ejemplo, sobre comercio, migración, energía, etc.) y sociales “no trabajen con fines contradictorios, resultando en un aumento o persistencia de la desigualdad social y de género”.
Otro factor en juego es el rol de economías emergentes como el bloque BRICS (integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que podrían pronto exceder la producción total de riqueza de los países actualmente más ricos. Será importante vigilar en el futuro su influencia y sus decisiones sobre los compromisos en materia de derechos de las mujeres e igualdad de género, así como prestar atención a los cambiantes compromisos de donantes clave en el Norte (y ciudadanos de esos países) en cuanto a que proporcionen asistencia oficial para el desarrollo (AOD) y cumplan su compromiso de asignar el 0.7 por ciento de su producto interno bruto a la AOD.
Tendencia a invertir en mujeres y niñas
En los últimos 3-5 años ha habido un giro importante en las posiciones respecto al desarrollo, observándose mayor interés de diferentes instituciones regulares en el potencial y las posibilidades de “invertir en mujeres y niñas” e “invertir en la igualdad de género” para erradicar la pobreza, incrementar la seguridad y mejorar la condición y los medios de sustento de las mujeres.
Aun reconociendo las oportunidades que esta tendencia ofrece y el hecho de que las mujeres son centrales para el desarrollo, el crecimiento económico y la igualdad, como claramente lo demostró el Informe sobre el desarrollo mundial 2012,[5] es importante trascender este marco para reconocer el rol esencial de las mujeres en el desarrollo, avanzar la justicia social más allá de la “economía inteligente”[6] y asegurar que la igualdad de género es un derecho, no sólo el medio hacia un fin (el desarrollo económico). Las estrategias para la reducción de la pobreza y el desarrollo económico deben rebatir los modelos basados en patrones insostenibles de consumo y producción, la privatización de los sistemas públicos y la explotación de relaciones de género y sociales desiguales.
Tendencias en el financiamiento bilateral y multilateral para la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres
Aunque los donantes han reconocido que la igualdad de género es una piedra angular del desarrollo y algunos gobiernos y agencias multilaterales están proporcionando mayores niveles de financiamiento que otros, en general los compromisos y el interés respecto a la igualdad de género no se traducen en más recursos. Con suma frecuencia, el financiamiento para la igualdad de género queda rezagado ante otras prioridades.
Los datos sobre financiación muestran el grado al cual se subvalora la igualdad de género a nivel bilateral y multilateral, pese a la fuerte retórica sobre la importancia de las mujeres y las niñas en el desarrollo. Datos del Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) (sector código 15170 sobre el financiamiento para organizaciones e instituciones de mujeres) muestran que US$331.8 millones en el presupuesto de 2010 fueron destinados a organizaciones de mujeres e instituciones de género (incluyendo oficinas nacionales de la mujer), lo cual representa el 1.3 por ciento de todos los fondos asignados a la igualdad de género que el CAD analizó (US$24.9 mil millones). Además, la más grande agencia multilateral dedicada a la igualdad de género, ONU Mujeres, tuvo un presupuesto de apenas US$235 millones en 2011, lo cual equivale al 4 por ciento del presupuesto total de la ONU para ese año (aproximadamente US$5.4 mil millones) y ni siquiera llega a la meta de US$500 millones que esperábamos que ONU Mujeres tuviera en su primer año.
Una reciente investigación de Gender Action sobre el compromiso del Banco Mundial hacia la igualdad de género reveló marcadas brechas entre el discurso y llamado del Informe sobre el desarrollo mundial 2012 y las inversiones reales: el gasto del Banco Mundial para “desarrollo social, género e inclusión” fue de menos del 2 por ciento de su presupuesto para 2011. Si las mujeres representan la mitad de la población mundial y la igualdad de género es una prioridad de tan alto nivel que múltiples marcos internacionales (desde la Plataforma de Acción de Beijing hasta el FAN4) han afirmado la importancia y centralidad de invertir en la igualdad de género, entonces el financiamiento que se ha proporcionado hasta la fecha es un claro indicador de que al compromiso político para convertirla en una auténtica prioridad le queda un largo camino por recorrer. Ya es hora de cumplir este compromiso y esperamos que todos los donantes paguen esta deuda que tienen pendiente con las mujeres de todo el mundo y cumplan pronto sus obligaciones.
Hallazgos de la investigación de la iniciativa Dónde está el Dinero para los Derechos de las Mujeres (WITM) sobre el estado de la financiación dirigida a organizaciones de mujeres
Un análisis preliminar de la reciente investigación llevada a cabo por AWID en su encuesta mundial de 2011 a 1,119 organizaciones de mujeres de todo el mundo resalta algunas de las realidades enfrentadas desde 2008.
Los hallazgos ofrecen un panorama mixto para los ingresos y la sostenibilidad financiera de las organizaciones de mujeres. Aunque muchas organizaciones habían alcanzado sus presupuestos ideales en 2010 y hubo numerosos incrementos en la financiación, también hay un grupo significativo de organizaciones que están enfrentando serios problemas.[7]
Los ingresos promedio son sorprendentemente bajos y la mayoría de organizaciones no había obtenido el ingreso que necesitaba para 2011, aunque ya la mitad del año había transcurrido. En todos los tipos de organizaciones parece haber una tendencia general de financiamiento fragmentado dirigido con mayor frecuencia a un proyecto, no a apoyo esencial, y ciclos de subsidios de un año de duración en lugar de compromisos para múltiples años.[8]
Hay una falta de coincidencia en las prácticas de desembolso de fondos (que van desde la cantidad, la calidad y el tipo de financiación hasta las estructuras de rendición de cuentas asociadas a ese financiamiento) para el tipo de trabajo estructural a más largo plazo que las organizaciones y movimientos de mujeres realizan. Si los compromisos de los donantes respecto a financiar la igualdad de género han de ser exitosos, esto requiere un giro en cómo se entregan los fondos—pasando de los ciclos de financiamiento fragmentado y de corto plazo a alianzas a más largo plazo de apoyo predecible, flexible y para múltiples años. Asimismo, es necesario ampliar y aumentar el financiamiento para la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y en particular el que llega directamente a las organizaciones de mujeres, tal como lo evidencian la alta demanda y los pocos fondos disponibles en general, además de la falta de sostenibilidad de las organizaciones y movimientos en el sector. Un análisis completo de datos de la investigación de WITM será compartido en el próximo del Foro Internacional AWID 2012.
Notas:
  1. Este artículo se basa en una presentación de Lydia Alpízar Durán, Directora Ejecutiva de AWID, ante la 56a. sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW) de las Naciones Unidas el jueves 1 de marzo de 2012.
  2. Informe de la Reunión del Grupo de Expertos de las Naciones Unidas sobre la financiación en favor de la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de la mujer(EGM/FFGE/2007/REPORT), Oslo, 4 a 7 de septiembre de 2007 (disponible en inglés).
  3. Organización Internacional del Trabajo, 2009, Tendencias mundiales del empleo de las mujeres: marzo de 2009. Ginebra: OIT, pág. 18.
  4. Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Informe de la Sra. MargaretSekaggya, Relatora Especial sobre la situación de los defensores de los derechos humanos (A/HRC/16/44), 20 de diciembre de 2010.
  5. Banco Mundial, 2011, Informe sobre el desarrollo mundial 2012Igualdad de género y desarrollo. Washington, DC: Banco Mundial. Disponible en español: Panorama general. [Ver también el comunicado de prensa ‘Buscar la igualdad de género: Es acertado y tiene sentido Informe del Banco Mundial’, 18 de septiembre de 2011.]
  6. Ibíd., pág. 3.
  7. Los datos muestran que casi la mitad de grupos de mujeres aseguró su situación financiera tras haber alcanzado su presupuesto ideal para 2010 (44 por ciento) y pocas (3 por ciento) tenían excedentes presupuestarios. Sin embargo, más de un tercio de organizaciones de mujeres (35 por ciento) experimentó dificultades significativas en cuanto a alcanzar su presupuesto ideal para 2010. Casi el 15 por ciento de las organizaciones enfrentó insuficiencias presupuestarias catastróficas que oscilaron entre el 80 y 100 por ciento. La mayoría de organizaciones (54 por ciento) experimentó insuficiencias entre el 20 y 50 por ciento, mientras que el 14 por ciento de organizaciones tuvo insuficiencias más grandes que iban del 55 al 75 por ciento. En el lado menos extremo, insuficiencias menores a moderadas (entre 5 y 15 por ciento) afectaron al 14 por ciento de organizaciones de mujeres.
  8. Resultados de la investigación WITM en 2011 muestran que más de una quinta parte (21 por ciento) de las organizaciones de mujeres en la muestra ha perdido donantes desde 2008. Estas reducciones las han impactado, llevándolas a enfrentar pérdidas en diversas maneras y principalmente a recorte de actividades (66 por ciento), programas y proyectos (52 por ciento), reducción del personal (47 por ciento) o falta de salarios para el personal (38 por ciento). Una quinta parte de las organizaciones de mujeres en la muestra reportó estar enfrentando la amenaza de un cierre potencial. [Ver también investigaciones anteriores de AWID: Tendencias en el financiamiento: Agencias bilaterales y multilateralesContexto y tendencias que influyen en el panorama del financiamiento para la igualdad de género, las organizaciones y los movimientos de mujeres]


Por Susan Tolmay
Fuente: Notas de los Viernes de AWID, 16 de marzo de 2012. Título original: ‘Financing for Gender Equality: Rhetoric Versus Real Financial Support’
Traducción: Laura E. Asturias

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