Pretenden devolvernos a las cavernas
Hasta el moño me tienen los
de faldas largas y negras con sus ritos y sus historias!!! Y es que no paran de lanzar mensajes misóginos.
Esta semana, aquí en Ontinyent, mi pueblo, están
celebrando los trescientos cincuenta años de María como patrona de la ciudad.
Lo están celebrando con los mensajes de siempre y que pretenden mantener la
sumisión, la desigualdad, la obediencia ciega al varón, la negación del placer,
la maternidad como única vía de crecimiento personal, y un largo etc. Y de
verdad que me tienen bastante cansada y harta de todo esto.
No voy a entrar en cómo lo están celebrado porque me
parecen estúpidos todos los ritos que acompañan estas historias que se montan
para seguir manteniendo su poder sobre el resto de las personas.
Y es que entre
estos de faldas largas y negras que no cejan en su empeño de mantenernos como
ciudadanas de segunda y las “rebajas” que, en materia de igualdad de
oportunidades entre mujeres y hombres, nos ha impuesto el gobierno de Rajoy,
contenta me tienen.
Por eso parte
de la campaña electoral del PP se hizo desde los púlpitos de las iglesias, para
que cualquier atisbo de progresismo en el ámbito que fuera, pero sobre todo en
el ámbito de las libertades de las mujeres, fuera arrancado de cuajo para que
no se pudiera reclamar ni siquiera por aquello tan manido de “usos y
costumbres”.
No pueden
soportar que las mujeres tengamos la condición de ciudadanas con plenitud de
derechos, puesto que sería como admitir que podemos rebelarnos contra el poder
establecido. Y para ellos el primero de los poderes es el de Dios, o al menos
eso predican, y, por supuesto esa figura, la de Dios es masculina.
Pero para rematar la faena, el dios de cualquiera de las
grandes religiones monoteístas, ha depositado su poder en la tierra en manos
únicamente masculinas lo cual refuerza la simbología del poder y de la
autoridad en todos los aspectos. Y, de ahí que no puedan soportar que a través
de los avances en materia de igualdad las mujeres podamos decir basta a este
tipo de poder impuesto y misógino.
El hecho de que podamos decidir sobre nuestros cuerpos y
por tanto sobre nuestro placer y nuestra maternidad, supone para ellos, no sólo
un ataque a los roles que refuerzan con la figura de María, la Madre y la gran
sumisa al mandato patriarcal, supone también un ataque a su propia autoridad en
todos los ámbitos. Les da igual que traigamos criaturas a este mundo que se
mueran de hambre o de calamidades, ellos quieren el control de nuestros
cuerpos, nuestra sumisión más absoluta a su mandato que imponen a través de los
gobernantes más reaccionarios para que nada cambie y que todo siga igual,
porque quieren TODO el poder.
Y con ese poder acumulado desde el espacio político
también, pretenden devolvernos a las mujeres a las cavernas. Pretenden dejarnos
sin los derechos de ciudadanía ya conseguidos y disfrutados. Pretenden que
volvamos a ser mudas e invisibles e imponernos el burka simbólico para que
nuestras voces no existan y, por tanto no exijan libertades que creen que no
merecemos.
Olvidan que una sociedad que pretende dejar de lado la
mitad del talento de su población, no puede avanzar. Que una democracia sin
voces de la mitad de la población, no es democracia. Que las mujeres tenemos
voz para reclamar nuestros derechos, para exigir que se cumplan, para decir
basta, para oponernos a las medidas que pretenden devolvernos a las cavernas.
Se olvidan que somos muchas las que renegamos del papel que nos asignan y que
ni queremos ser madres, ni sumisas, ni mudas, ni ciegas y somos sordas a sus
dictados desde nuestra propia elección.
Olvidan asimismo que a nuestras voces se van sumando la
que aquellos hombres que consideran que la injusticia que ellos, los de faldas
largas y negras junto con la gente que ahora nos gobierna, pretenden seguir
imponiendo. Somos cada día más quienes consideramos que ni la heteroasignación
impuesta, ni el patriarcado, ni los recortes impuestos van a traernos nada
bueno, pero no por eso vamos a dejar de luchar ni de decir lo que pensamos, pese
a saber que es incómodo para quienes acumulan un poder desmesurado y pretenden
imponernos sus criterios.
Tienen el poder, pero ante los ojos de muchas personas
han perdido toda su autoridad moral al no alzar sus voces desde los
confesionarios para condenar la muerte de mujeres a manos de sus parejas o
exparejas con la misma furia con que la alzan para defender lo que ellos llaman
“la vida de quienes no han nacido”. Otorgan la vida a quienes no han nacido,
pero no son capaces de condenar los asesinatos de las mujeres que, a su vez,
son o pudieran ser madres. A eso lo llamo coherencia moral!! Pero así son los
de faldas largas y negras y sus correligionarios, ahora en el poder: coherentes
y nunca cuentan mentiras, ¿se lo preguntamos a Rajoy?
A quienes deberíamos mandar a las cavernas es a quienes
desde cualquier credo, religión, creencia, etc, pretende imponernos a las
mujeres una forma de vida sin tener en cuenta nuestros deseos y, por tanto
vulnerando nuestra libertad de ser y vivir como deseemos hacerlo. A ellos (y
algunas ellas también) es a quienes deberíamos recordarles que sus privilegios,
todos, se mantienen gracias a quienes mandan les temen, pero somos muchas las
personas que consideramos que deben ser abolidos y no les tenemos miedo.
Somos cada día
más que pensamos con criterio propio y al margen de sus dictados y de sus ritos
con los que pretenden atontarnos para que no pensemos ni despertemos a la
conciencia crítica que llevamos dentro.
De momento no
pienso, ni por asomo, dejar de decir lo que pienso. Y quiero decir alto y claro
que a ellos, a los de faldas largas y negras, así como a sus colegas de las
religiones monoteístas les acuso de misóginos, de déspotas en su relación con
las mujeres y todo lo relativo a las libertades de las mujeres. Les acuso de
incoherentes y de falsos. Les acuso de permitir asesinatos en nombre de su
dios. De permitir guerras, hambre, miserias, violaciones, en aras al
cumplimiento de sus mandatos que siempre son de sumisión de las mujeres a su
poder. De haber manipulado sus libros sagrados para permitir las violencias
sobre las mujeres a lo largo de toda la historia. Y de muchas más tropelías
históricas.
A la caverna
las religiones, credos y políticas que no igualen derechos, y a todos sus
dirigentes.
Nosotras, las
que tenemos voz, las que nos creemos que la democracia es algo más que ir a
votar cada cierto tiempo, las que creemos en las libertades de todas las
personas, seguimos en brecha para que nuestro mensaje sea alto y claro, pero
sobretodo, que sea coherente.
Teresa
Mollá Castells
tmolla@teremolla.net
La Ciudad de las Diosas