De nuevo las agresiones a las mujeres afganas.
Hoy circula por Facebook un vídeo del asesinato de una
mujer afgana acusada de adulterio. La han matado a balazos sin que pudiera
defenderse, aunque en aquel lejano país esto no es ninguna novedad.
Al parecer, y según los informativos, todo surgió por la
disputa de dos comandantes que la maltrataron, la violaron y, después
decidieron ejecutarla sin dejarle pronunciar ni una sola palabra.
He de ser sincera y confesar que no he podido ver el
vídeo sin censuras que circula por la red. Me duele demasiado.
Lo que sí he hecho ha sido escuchar con atención la
noticia en el informativo y analizarla.
La noticia era la “entradilla” para dar a conocer que en
Tokio se han reunido más de setenta países y organizaciones internacionales
para donar a Afganistán la nada despreciable cifra de dieciséis mil millones de
dólares para la reconstrucción de Afganistán.
A cambio de esa importante cantidad de dinero, los países
y organizaciones le han pedido al Presidente del Gobierno de Afganistán, Hamid
Karzai, que se combata la corrupción para que el dinero llegue a la ciudadanía,
que se elabore un calendario para celebrar elecciones entre 2014 y 2015, que se
mejore la gestión pública y que también se mejore la defensa de los derechos
humanos.
Ni una sola palabra a la situación concreta de mujeres y
niñas en aquella sociedad marcada por las reglas tribales y por las de los
talibanes que las consideran poca más que seres animales. Y son la mitad de la
población y las madres y hermanas de la otra mitad!!
¿Acaso se nos está olvidando en aras a intereses más o
menos confesables que en Afganistán las mujeres son privadas de identidad y
vida propia?, ¿No recordamos que son apedreadas, y asesinadas por los talibanes
con argumentos tan peregrinos como increíbles?, ¿Qué las han despojados de
derechos como la sanidad, la educación o la libertad de movimientos?, ¿Nuestras
conciencias acomodadas han olvidado que según una reforma legislativa que
impuso Karzai hace poco años están permitidos dentro del matrimonio la
violación, los castigos corporales y el divorcio sin que medie una sola palabra
de ellas, que han sido, de nuevo despojadas de sus derechos humanos más
elementales? ¿Todo esto ha sido olvidado por los países y organizaciones internacionales
que han acudido a esta conferencia internacional de Tokio?
Tanta hipocresía me da mucha angustia. Angustia por ver
cómo se permite que perdure un régimen que desprecia a la mitad de la
población, las mujeres sin las cuales no existirían quienes gobiernan,
maltratan, ejecutan, violan y pactan que el sistema siga igual de inalterable
para que sus privilegios queden impolutos e inalterados.
Y ¿qué pretenden los países donantes y las organizaciones
internacionales con este tipo de acuerdos?, ¿Acaso pretenden perpetuar ese
sistema asesino de mujeres y niñas?, ¿Pretenden dar alas a un sistema religioso
extremista y radicalizado en negar derechos humanos ala mitad de la población
que son las mujeres? No entiendo nada.
Pensaba que en estas conferencias se podía intercambiar
ayuda internacional por cambios legislativos en lo relativo a mejoras en los
derechos humanos de TODA LA POBLACIÓN y no sólo de la mitad de ella, como lo
son los hombres. ¿Quién ha reivindicado los derechos de las mujeres en la Conferencia
de Tokio para seguir aportando fondos a Afganistán? No he escuchado ni leído ni
una sola palabra. Y mientras a las mujeres las siguen ultrajando como hace más
de diez años pese a las vanas promesas de sus gobernantes sin que nadie diga ni
una sola palabra al respecto. Pero eso si, los eufemismos con aquello de “la
defensa de los derechos humanos” actúa como paraguas inmejorable para que las
conciencias queden acalladas mientras los intereses no siempre confesables,
siguen circulando.
De verdad que siento arcadas cuando escucho, veo o leo
estas cosas. No las puedo soportar. No entiendo como se pueden conjugar falta
de derechos humanos con ayuda internacional sin que les salgan sarpullidos a
los gobernantes que donan dineros públicos para mantener órdenes patriarcales
tan primitivos, sectarios y misóginos como el afgano. Pero acabo de comprobar
que sigue pasando.
Además hay comprometida ayuda hasta el año 2015 sin que
varíen mucho las condiciones. Y eso implica que los derechos humaos de las
mujeres afganas van a seguir siendo pisoteados, ninguneados, olvidados y
silenciados por una parte importante de la comunidad internacional, mientras
los talibanes y los secuaces del régimen de Karzai van a seguir campando a sus
anchas sin que nadie les diga nada ni les cuestione su misoginia demostrada.
La imagen del asesinato a balazos de la mujer de hoy
seguramente se repetirá y algunas voces particulares o colectivas lo seguiremos
denunciando, pero mientras se continúe financiando con fondos internacionales
este tipo de gobierno sin que los derechos humanos de las mujeres sean puestos
sobre la mesa como algo innegociable mucho me temo que la intolerancia y la
misoginia a de los radicales talibanes y afines al gobierno de Karzai seguirán
campando a sus anchas.
Hoy me siento mal, muy mal. A la violencia de género
hemos de sumar la que sufren millones de mujeres en el mundo por haber nacido
mujeres. Y quizás quienes mejor la encarnen sean las olvidadas mujeres afganas
vendidas por sus tribus o familias y olvidadas por la comunidad internacional
que hemos dejado de velar por sus intereses lavando nuestras conciencias con
aportaciones económicas para su teórica reconstrucción. Una reconstrucción que
no cuenta para nada con ellas. ¿Es esto justicia?
Teresa
Mollá Castells
tmolla@teremolla.net
La Ciudad de las Diosas