Mujeres policías de Zimbabwe avanzan como miembros de las ‘boinas azules’
Seis mujeres integrantes de personal de paz hablan de las tribulaciones de su trabajo en el terreno. De izquierda a derecha: Superintendente Sithulisiwe Mthimkhulu, Superintendente Rosina Mamutse, Subcomisionada de Policía Charity Charamba, Superintendente Jessie Banda, Superintendente Kani Moyo, y la Inspectora adjunta Muchaneta Isabell Ngwenya..
Foto: UNDP/Sirak Gebrehiwot
De las y los 1.063 oficiales de la policía de Zimbabwe que han tomado parte en las ocho misiones de paz en todo el mundo, un total de 189 (el 18 por ciento) han sido mujeres. La primera mujer prestó servicio en Timor-Leste en el año 2000, siete años después de que la policía comenzara a participar en misiones de paz.
Desde la provisión de seguridad para las mujeres y niñas que salen a recolectar leña para cocinar, a la prestación de apoyo durante las elecciones, hasta garantizar que el suministro de alimentos llegue de manera segura a los campamentos de personas refugiadas, el trabajo del personal de paz comienza al amanecer y termina después de que la mayoría de la gente se ha ido a dormir. Lejos de su familia y amigos, el personal de paz de la ONU desempeña un papel decisivo en el mantenimiento de la paz en los países en situación de post conflicto.
Asumir cargos jerárquicos mientras están en misión es algo natural para las mujeres policías de Zimbabwe, quienes ya ostentan puestos de alto rango en su patria, explica la Subcomisionada Charamba.
“Tenemos igualdad de oportunidades en la policía y tenemos la oportunidad de ascender y participar en todos los niveles. Las mujeres son jefas de varias jurisdicciones del país y la responsable de la terminal de entrenamiento es una mujer,” dice, y agrega que el Comisionado General de la Policía de Zimbabwe promueve el progreso de las mujeres en la fuerza.
Explica que el trabajo internacional les da a las mujeres boinas azules la oportunidad de conocer distintos tipos de prácticas policiales y compartir experiencias.
“Me he desempeñado en la Fuerza Policial de Zimbabwe durante 31 años y trabajo en la Unidad para Víctimas como responsable de capacitación en materia de género. Siempre quise ser boina blanca y mi sueño se convirtió en realidad,” comenta la Superintendente Kani Moyo. Ella prestó servicio durante 15 meses como Asesora Policial en Asuntos de Género y como Oficial a Cargo de Actividades de Entrenamiento en Nyala, con la Operación Híbrida de Mantenimiento de la Paz de la Unión Africana y las Naciones Unidas en Darfur, Sudán, conocida como UNAMID.
La Superintendente Sithulisiwe Mthimkhulu, que estuvo en misiones de paz en Sudán y Liberia, recuerda haber enfrentado obstáculos por su condición de género, pero también por las diferencias culturales.
“En Darfur, Sudán, antes de la independencia, la población local te miraba como si fueras diferente, porque eras una mujer de uniforme. También, al ser un país musulmán, los policías varones locales no se tomaban a la ligera esto de recibir órdenes de una mujer,” recuerda.
Durante las misiones, Mthimkhulu trabajó motivando a las mujeres mediante el deporte, clases de alfabetización y otras actividades para que se interesaran por todos los aspectos del mundo policial, y les ayudó a establecer una red de mujeres policías.
Los estudios muestran que en muchos países, las mujeres miembros de fuerzas de mantenimiento de la paz a menudo se convierten en modelo a seguir para las mujeres y niñas locales, como custodias de la paz y la seguridad y la autoridad a la que pueden acudir.
“Aprendí mucho de otros policías con los que trabajé durante las misiones y hubo un enorme aprendizaje intercultural sobre la policía y otras cuestiones,” explica la Superintendente Jessie Banda, que durante un año sirvió como Oficial de Comunicaciones en Kosovo y como Oficial de Vigilancia Comunitaria durante 15 meses en Darfur. “Para mí, las Naciones Unidas es una organización que une a las personas,” dice.
Las cuatro mujeres integrantes de fuerzas de paz entrevistadas por la Oficina de ONU Mujeres en Zimbabwe dicen que la capacitación que recibieron antes de su despliegue las preparó bien para su misión, pues incluía entrenamiento y tutorías de oficiales de la policía local, políticas sobre comunidad y género, y cómo investigar y brindar orientación a las sobrevivientes de violación. Sin embargo, sostienen que un mayor conocimiento de las leyes, especialmente de las destinadas a enfrentar la violencia de género, y sobre la cultura de los países adonde iban destinadas las hubiera preparado mejor para actuar sobre el terreno.
Fuente: http://saynotoviolence.org